Nueve- Caótico

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Su forma de caminar, su cabello de color negro que siempre era peinado en un sencillo corte, sus ojos oscuros y la forma serena y madura en la que siempre actuaba, como pasaba sus ratos libres cultivandose con libros.

Esa era la descripción de la persona que más amaba en el mundo entero, alguien que lo hizo sentirse vivo de nuevo, ver su rostro por primera vez fue como tomar de la fuente que rejuvenece y concede la inmortalidad a cuelquier ser mortal.

—¿Qué piensas entonces? —Cuestiona el azabache con una suave sonrisa que remueve el estómago del contrario.

En realidad se dió cuenta de que no había estado escuchando una sola palabra del chico que estaba a su lado, admirar sus rasgos faciales parecía más entretenido que la historia de Aquiles.

—Lo siento, me perdí un poco —Responde con vergüenza fingida.

Yamada suspira con algo de desepcion, pero de inmediato regresa a su habitual sonrisa tranquila para negar con la cabeza de manera divertida.

—Veo que en realidad la lectura no es lo tuyo, sin embargo sigues queriendo saber al respecto —Con una suave mirada hace más de mil preguntas que son llevadas por el viento —¿Por qué sigues preguntando entonces?

El chico guarda silencio para pensar unos cuantos segundos, aunque no es nada más que fanfarroneria, pues sabe con exactitud el por qué de sus acciones.

—Es normal querer conocer a la persona que te gusta.

Las palabras llegan a Yamada como una oleada de aire frio que recorre su rostro y lo deja petrificado, dejando de lado el echo de que le gusta a alguien a pesar de su sencillez, esta el detalle de a quién le gusta.

—Yo... no creo ser gay —Murmura con algo de incomodad, pues en realidad no está seguro.

Ayato parece notar esto, es razonable que no revelará sus verdaderos sentimientos frente a un extraño que decidió acompañarlo a casa ayer, lo entiende por completo y está dispuesto a brindarle toda la paciencia del mundo a este chico lindo de aquí.

—No te preocupes, senpai —Su sonrisa se ensancha ante el rostro confundido del mayor —Voy a asegurarme de que sepas con completa seguridad tu sexualidad, ya sea enamorandote de mi o despreciandome.

—Despreciar es una palabra muy fuerte —Reprocha Taro con un poco de remordimiento en su voz —Tal vez solo incomodar, aunque en realidad no sé cómo sentirme al respecto...

Ayato solo le dio una palmada en el hombro, ofreciendo su mejor sonrisa mientras busca una posición más comoda sobre el borde de la fuente escolar. Siempre se preguntará cómo es que Taro puede durar horas sentado sobre el semento, es muy incomodo.

—Eso no importa, centrémonos en ser amigos, así que sigue contandome sobre tu fijación en la historia de la antigua grecia.

—En realidad ni siquiera estabas prestando atención —Regaña ante la petición, esperando absoluta concentración en algo tan especial como la historia del guerrero Aquiles —Dudo que te guste la historia de todas formas.

—Oh, se muchas cosas en realidad —Ayato forma una sonrisa pícara —Sé que Aquiles tenía un amante de su mismo sexo de nombre Patroclo, a quien vengó cuando se enteró de que le dieron muerte en batalla.

—¿Cómo sabes eso? —Pregunta Taro con sorpresa, la indirecta parece no haber sido captada, en lugar de frustrar a Ayato esto le da gracia.

—Duh, porque ambos eran una pareja gay en la antigua grecia, sin duda alguna iba a captar mi atención.

—Aun así, eso fue solo una especulación —Murmura Taro.

El resto de la conversación giró entorno a los extensos conocimientos de Taro sobre la historia, y una que otra indirecta que Ayato soltaba y pasaba desapercibida para el joven Yamada.

¿Es una broma?... Porque no me hace graciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora