━━𝗠𝗜 𝗟𝗘𝗚𝗔𝗗𝗢━━ Una sola noche hace que la vida del cazador; Dean Winchester cambie cuando deja embarazada a su amiga. Sin embargo Genevieve Evans al fallecer él deberá hacerse cargo de la bebé junto con su hermano menor Sam.
#1jennacoleman 2...
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Capítulo Doce:El enemigo acechando
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DEAN WINCHESTER EN EL PRIMER SEGUNDO QUE ESCUCHÓ EL LLANTO DE CARRIE. Tomó su arma y corrió hacia la puerta donde provino el llanto de su hija, dió una patada abriéndola y sin pensarlo le disparó aquella mujer tres veces en la espalda al saber que estaba haciéndole daño.
Ésta cayó a un lado de Carrie que lloraba por el dolor y el susto. El cazador enseguida se acercó hacia su bebé, pero quedó estático al mirar la sangre salir de su frente. Debían curarle lo antes posible, así que la tomó en sus brazos dirigiéndose a la doctora.
—Por suerte no es tan profunda, a veces la piel es muy exagerada y más la cabeza–indicó la mujer al ponerle una tirita en la herida.
Carrie en los brazos de su papá lloraba en sollozos, las lágrimas cubrían sus mejillas y sus ojos estaban muy tristes. Dean trataba de animarla pero ella seguía dando gestos que procedían más al llanto.
—Su sangre... ella está infectada–habló el sargento. Sam y Dean vieron al hombre atentos por lo que comentó.
—¿Que?–frunció el ceño Sam–. Escuche, es una bebé. No puede atacarnos, no entiendo por qué esa enfermera hirió a Carrie, pero es una tontería en pensar que ella es un peligro.
—Tal vez. Pero cuando crezca quizá si se un peligro y no me voy arriesgar–dijo el hombre de piel morena.
—Lo diré solo una vez. Si le pones una mano encima, estarás muerto antes de tocar el suelo–habló Dean con autoridad mirándolo con molestia por hablar así de su hija.
El sargento trató de que recapacitaran, pero fue una discusión que él jamás iba a ganar. Carrie ya no lloraba pero todavía daba pequeños suspiros de lamento, Dean no quería dejarla sola como también Sam que no se apartó de su hermano y sobrina.
Sin embargo algo extraño ocurrió afuera cuando el sargento se fijó, salieron a observar que estaba muy tranquilo todo.
—No hay nadie–dijo la doctora–. En ningún lado. Solo se... desaparecieron.
