Capítulo 5:

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—¡No podías decirme!— Soltó el de cabellos castaños en un grito mientras dejaba las llaves del auto sobre la meseta.

—No tengo deseos de pelear ahora.— Fue la respuesta de Haneul mientras dejaba sus cosas sobre el sofá.

—No, Bang Haneul, tú y yo vamos a hablar ahora mismo.— Le dijo colocándose frente a ella mientras esta se sentaba en el sofá— No me vengas con cuentos ahora. Yo quiero saber el porque no tomabas la medicación que te recetó Mark. Dame una buena razón para no estar así.— La de cabellos rubios pasó las manos por su rostro tratando de alejar cualquier pensamiento que la haga volver a lo mismo.

—Lo siento Innie, no tengo excusa y no voy a inventarte nada. Simplemente no las tomé porque no quise.— Una risa sin gracia escapó de su mejor amigo y ella mordió su labio sabiendo lo que le venía encima.

—¿Esto es enserio? ¡¿Ahora me tengo que volver tu puto niñero para que hagas lo que se te manda Bang Haneul?!— La chica bufó y soltó una risa amarga.

—¿Quién te está pidiendo que lo seas?— Soltó la pregunta haciendo que el chico la mire de reojo ya que se había girado hacia la izquierda—¡Yo no te pedí ayuda con lo mío, no te vengas a hacer el super héroe!— Le gritó haciendo que el chico se sintiera con ganas de golpear la pared.

—¡¿Qué carajos te pasa Bang?!— Le gritó tomando a la chica por los hombros.

—Sueltame.— Le advirtió quitando las manos con brusquedad— No te necesito si vas a estar con ese maldito carácter que aveces no puedes ni controlar.— Aquello se sintió como un rechazo que al castaño le hizo sentir culpable.

—Haneul, yo...

—¡Te dije que te largues Yang Jeongin!— Le volvio a gritar apuntando la puerta— No estoy de humor para que me vengas a pedir disculpas, tan solo vete.— La chica se fue hacia su habitación cerrando la puerta de esta de un portaso que resonó en todo el departamento.

—¡Mierda!— Gritó el castaño entre dientes lanzando su celular contra la pared haciendo que este terminara destrozado con el impacto.

Colocó su mano sobre su cabeza aguantando las ganas de bañar su rostro en lágrimas. Mordió su labio, tomó las llaves y salió del departamento cerrando la puerta con un enojo que ni el mismo podía controlar.

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Las palabras del hombre las escuchaba distorsionadas y parecía que su cabeza no le daba para todo aquello. Su vista estaba fija en la enorme ventana acristalada de sala de reuniones mientras su secretario decía algunas cosas acerca de la presentación de hoy en la noche. El menor parecía perdido y eso al pelinegro le hizo suspirar después de haberlo llamado como cinco veces y no escuchar respuesta de su jefe. Tocó su hombro y este por fin salió de sus pensamientos para ver al mayor.

—¿Se encuentra bien?— Preguntó el pelinegro y Jeongion recorrió el interior de su boca con su lengua en busca de una respuesta—¿Es por la señorita Haneul?— Preguntó y él menor suspiró rendido.

—Ella es terca, nunca me escucha y siempre terminamos en una pelea perdida.— Seung Min al escuchar las palabras del castaño decidió sentarse en una de las sillas cerca de su jefe—¿Por qué duele tanto?

—Porque usted la quiere.— Le respondió el mayor y Jeongin sintió su corazón estrujarse— Tal vez por eso nunca puede ganar las peleas, no mientras sea contra ella.— El castaño dejó escapar una risa nasal admitiendo aquello—Discúlpese con ella.

—Pareces mi padre.— Soltó el menor y Seung Min hizo una mueca de desagrado.

—No me compare con su padre, lo menos que quiero es parecerme a él, con todo respeto.— El menor soltó una risa por aquella respuesta.

—Está bien, después de la función iré a disculparme con ella.— El mayor asintió para ponerse en pie.

—Pero ahora tiene que ponerse las pilas porque esto no se hace solo.— Dijo el mayor mientras apuntaba la pantalla frente a él.

Los minutos pasaron y las horas también. Faltaban unas dos horas para comenzar la función y el lugar estaba lleno de personas para ver a una de las mejores estrellas que tenía la empresa DNT. El castaño se sintió satisfecho con su trabajo y orgulloso de lo que estaba consiguiendo poco a poco.

—Señor, Yuna exige verlo antes de la función.— Le susurró el pelinegro mientras el menor tenía sus brazos cruzados.

—¿Y ahora qué es lo que quiere?— Preguntó y Seung Min se encogió de hombros.— Bien, encargate de esto.— El pelinegro asintió y Jeongin salió del lugar hacia la zona en la que se encontraba la chica. Al llegar la encontró nerviosa caminando de un lado a otro. Caminó hasta ella y la chica se detuvo para miraralo  con un rostro afligido—¿Te pasa algo?— Preguntó y la pelirroja pasó las manos por su rostro.


—Estoy demaciado nerviosa.— Fue su respuesta a lo que Jeongin entendió el porqué estaba caminando de un lado a otro sin parar— Aún no tengo bien el tobillo y si me caigo o sucede algo, nunca me lo perdonaré y...

—Oye, deja de decirte cosas negativas, lo harás bien.— La chica miró a su jefe con sus ojos medio llorosos— Yuna, se te va a correr el maquillaje, deja de preocuparte tanto.

—Tienes razón, pero no puedo, simplemente me es difícil.— El chico suspiró y la tomó por los hombros.

—Escucha, los ensayos quedaron bien y hoy será una noche fantástica. No dudes de tus esfuerzos ¿ok?— La chica dejó escapar una risita— ¿Y ahora por qué la risa?— Preguntó y Yuna se encogió de hombros.

—Tal vez porque estos ánimos también me los diste en la primera función después de mi debut. Tal vez porque también me diste estos ánimos cuando estaba en el último año de universidad.— El de cabellera castaña sonrió de lado.

—Que tonta eres.— Le soltó el chico en una risita.

—No te burles, aunque no lo creas, esas palabras me ayudaron mucho y me sirvieron de aliento. Además, nuca antes me habían animado, solo tú lo haz hecho.— Jeongin dejó ver una sonrisa para luego abrazar a la chica como si esta hubiera necesitado aquello desde el principio.

—Tonta, vas a hacerlo bien, da lo mejor de ti.— La chica correspondió el abrazo y asintió para separarse.

—Ya es hora.— Anunció la coordinadora y Yuna asintió.

—¡Tú puedes!— Le dijo el chico y ella sonrió.

—Yo puedo.— Susurró antes de entrar al escenario.

El castaño sintió su teléfono vibrar, lo sacó notando un mensaje de parte de Haneul el cual le decía que si podía venir, que necesitaba hablar con él. El castaño suspiró caminando hacia el lugar donde antes se encontraba y miró el escenario en donde la pelirroja daba todo en aquel baile por el cual se esforzó mucho. Sus ojos se quedaron pegados en el escenario hasta que por un momento no era Yuna la que estaba ahí, sino su mejor amiga, sintió una punsada en su pecho y decidió salir para caminar fuera de la empresa en donde habían muchos periodistas con sus cámaras. Los guardias lograron hacer espacio para él y una vez que logró montar en su auto lo puso en marcha directo hacia el departamento de Haneul.

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Hours [Yang Jeongin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora