Capítulo 2: Advertencias y Reflexiones

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El sol brillaba intensamente sobre el River Camp, donde el equipo de River Plate se preparaba para una nueva sesión de entrenamiento. La atmósfera en el vestuario estaba llena de energía y entusiasmo, y los jugadores estaban ansiosos por comenzar su rutina diaria. Nicolás Fonseca, como siempre, llegó temprano y se preparó para la práctica. Mientras se cambiaba, sus compañeros comenzaron a burlar y a hacer bromas acerca de la noche anterior.

—¡Che, Nico! —exclamó Pablo Solari, con una sonrisa traviesa—. ¿Cómo fue la presentación con la prima de Clara? ¿Te tiró el centro perfecto o sólo te hizo un pase de compromiso?

—Sí, sí —añadió Nacho Fernández, riendo—. ¡No es lo de menos! Parece que ya tiene un admirador secreto!

Nicolás sonrió, sabiendo que las bromas eran parte de la chispa del equipo. No obstante, no pudo evitar sentir una ligera incomodidad. Aunque la noche con Valentina había sido agradable, no estaba seguro de cómo interpretar la atención de sus compañeros. Sin embargo, estaba decidido a mantener su enfoque en el entrenamiento.

Durante el calentamiento, mientras realizaban estiramientos y ejercicios básicos, Facundo Colidio se acercó a Nicolás con una expresión seria. Facundo, siendo uno de los jugadores más queridos y con una profunda amistad con Valentina, tenía algo importante que decir.

—Nico, quiero hablar con vos un momento —dijo Colidio, con un tono que no admitía respuestas evasivas.

Ambos se quedaron a un costado del grupo, encontrándose en una esquina tranquila del campo de entrenamiento. Facundo miró a Nicolás con una mezcla de preocupación y seriedad.

—Escuchá, sé que anoche fue divertido y que Valentina es una persona encantadora —empezó Facundo—. Pero quiero que sepas algo. Valentina es como una hermana para mí. La cuido mucho y no quiero problemas para ella.

Nicolás, reconociendo la seriedad en la voz de Facundo, asintió.

—Entiendo, Facu. No te preocupes, no tengo intención de causar problemas.

Facundo se relajó un poco, pero su expresión seguía siendo de preocupación.

—Me gusta escuchar eso. Solo quiero que lo tengas claro. No quiero tener que enfrentarme a un compañero por algo que podría haberse evitado.

Nicolás miró a Facundo a los ojos, comprendiendo la magnitud del mensaje.

—Lo tomaré en serio, Facu. No haré nada que pueda poner en peligro tu amistad o la relación que tenes con Valentina.

Facundo asintió, satisfecho con la respuesta de Nicolás. Regresaron al grupo y comenzaron a trabajar en el circuito de entrenamiento. Nicolás se esforzó en cada ejercicio, utilizando la práctica para aclarar sus pensamientos y concentrarse en el fútbol.

Por la tarde, Nicolás se encontró en su casa, tratando de relajarse después de un día agotador. Apreciaba esos momentos tranquilos y la compañía de amigos cercanos. En esta ocasión, su compatriota Sebastián Bosselli había venido a visitarlo para compartir unos mates y una conversación seria.

Sebastián llegó con una actitud relajada, llevando consigo una bolsa de facturas. Se acomodó en el sofá junto a Nicolás, que ya había preparado todo para la merienda.

—¿Cómo va todo, Nico? —preguntó Sebastián, mientras cebaba el primer mate.

—Bien, todo en orden —respondió Nicolás, aceptando el mate con una sonrisa—. Aunque, para ser honesto, tengo algunas cosas en la cabeza.

Sebastián asintió, tomando una factura del plato.

—Contame. ¿Qué te pasa?

Nicolás se tomó un momento para formular sus pensamientos, mientras le pasaba el mate. Sabía que Sebastián era uno de los pocos con quien podía hablar abiertamente sobre sus sentimientos y preocupaciones.

—He estado pensando mucho en mi vida últimamente —empezó Nicolás—. No estoy seguro si estoy listo para seguir así, solo. No tengo un apoyo sólido, y a veces siento que me falta algo importante. Alguien.

Sebastián lo miró con interés, comprendiendo la profundidad de lo que Nicolás estaba diciendo.

—¿Te referís a alguien con quien compartir tu vida? —preguntó Sebastián con comprensión tomando un mate.

—Sí —admitió Nicolás—. Me doy cuenta de que, a pesar de tener éxito en el campo, me falta alguien con quien compartir los momentos, tanto los buenos como los malos. Alguien que me ame y me apoye.

Sebastián asintió, mostrando empatía.

—Es comprensible, Nicolás. Todos necesitamos a alguien que nos apoye y nos dé estabilidad. A veces, buscar ese tipo de relación puede ser un desafío, pero lo importante es que lo reconozcas.

Nicolás se quedó en silencio, reflexionando sobre las palabras de Sebastián. La conversación con Facundo y su reciente interacción con Valentina lo habían dejado pensando en la posibilidad de tener algo más significativo en su vida.

—No estoy seguro de cómo avanzar en esto —dijo Nicolás—. Pero quiero hacerlo bien, sin apresurarme ni causar problemas.

Sebastián lo miró con una sonrisa alentadora.

—La clave es ser honesto con vos mismo. Si sientes algo, exprésalo de manera sincera. Y recorda, las cosas no siempre salen como uno planea, pero ser auténtico siempre es lo mejor y eso es lo que te caracteriza bo.

Nicolás asintió, sintiéndose un poco más aliviado. La conversación con Sebastián le había dado claridad y una nueva perspectiva. Mientras la tarde se desvanecía y el cielo comenzaba a oscurecer, Nicolás sabía que su camino estaba comenzando a tomar forma.

Mientras el sol se ocultaba en el horizonte, Nicolás se sintió renovado y listo para enfrentar los desafíos que vinieran. Sabía que el viaje para encontrar el amor y la estabilidad en su vida no sería fácil, pero estaba decidido a dar lo mejor de sí mismo. Con el apoyo de amigos y una visión clara de lo que quería, Nicolás estaba preparado para dar el siguiente paso en su vida, el problema es, ¿con quién?.

ENTRE LUCES Y SOMBRAS || NICOLÁS FONSECADonde viven las historias. Descúbrelo ahora