Capítulo 7: Un Día de Cancha

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El sol brillaba intensamente sobre las canchas de entrenamiento de River Plate, creando un ambiente perfecto para el partido infantil que se iba a llevar a cabo. Valentina había sido invitada por Fer y Dani. Se disputa un partido de la infantiles de River y los hijos de las antes mencionadas eran los protagonistas de la tarde.

Al llegar al lugar del enuentro, Valentina se encontró con un grupo de personas ya instaladas en las gradas, entre ellas, varios de los jugadores y sus familias. Nicolás estaba entre ellos, conversando animadamente con algunos amigos. Al verla, le hizo una señal y se acercó para saludarla.

—¡Hola, Valen! —dijo Nicolás con una sonrisa—. Me alegra que hayas podido venir.

Valentina, aliviada por su presencia, sonrió.

—Hola, Nico. Es una ocacion muy bonita, no me la iba a perder para nada y aparte sirve para despejar un rato. Pero el mérito lo tienen las chicas que me invitaron a venir.

Nicolás se sentó a su lado en las gradas, y pronto comenzaron a charlar sobre temas triviales. La conversación fluía con facilidad, y Valentina se sentía cada vez más a gusto. Nicolás parecía encantado de estar a su lado, y el ambiente relajado hacía que la tarde fuera aún más agradable.

El partido comenzó, y Valentina se sorprendió al ver cuán entusiastas eran los pequeños futbolistas. La energía en el campo era contagiosa, y ella no pudo evitar sonreír al ver las habilidades y el entusiasmo de los niños.

Nicolás también estaba disfrutando del partido. Se notaba que apreciaba ver a los niños en acción y compartir el momento con Valentina. Entre bromas y risas, los dos conversaron sobre la habilidad de los pequeños jugadores y cómo el fútbol estaba en sus vidas desde una edad temprana.

—Es impresionante ver cómo los peques  se apasionan por el fútbol desde tan chiquitos —comentó Valentina—. A veces me olvido lo importante que es para ellos, y también para nosotros.

Nicolás asintió, disfrutando de la conversación.

—Sí, es verdad. Es lindo ver la dedicación y el entusiasmo de los más jóvenes. A veces, eso me recuerda por qué amamos tanto el deporte.

Cuando el partido terminó, la esposa de Miguel, Linda, organizó a todos para una foto grupal con su hijo y el de los demás, quien estaba emocionado por la presencia de todos los invitados. Los niños estaban correteando alrededor de los jugadores y sus familias, y la atmósfera era de pura alegría.

Valentina se unió a la fila para la foto, sintiéndose parte del grupo. Nicolás estaba cerca, ayudando a los niños a acomodarse para la foto, y Valentina lo observaba con una sonrisa, apreciando la manera en que él interactuaba con los pequeños.

Después de la foto, los jugadores y sus familias se reunieron para una breve charla y algunas bromas. Facundo y Pablo estaban especialmente animados, haciendo reír a todos con sus comentarios y bromas. Nicolás también se unió a ellos, y Valentina disfrutó viendo lo carismáticos que son entre todos.

En un momento, el hijo de Franco Armani, que estaba en brazos de Nicolás, comenzó a jugar con Valentina, quien lo tomó en brazos para jugar con él. Nicolás observaba con una expresión de admiración, claramente embelesado por la interacción.

El atardecer llegó, y Valentina caminaba detrás de su prima Clara y Facundo, quienes estaban abrazados y conversando animadamente. Nicolás se acercó a ella, ofreciéndose a llevarla a su casa.

—Ey, Valen —dijo Nicolás—, si te parece, te puedo llevarte a tú casa.

Valentina, sorprendida por la oferta, miró a Nicolás con una mezcla de sorpresa y gratitud.

ENTRE LUCES Y SOMBRAS || NICOLÁS FONSECADonde viven las historias. Descúbrelo ahora