Capitulo Siete

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Ohm desmontó la cerradura en un tiempo récord y abrió la puerta del dormitorio.

Fluke estaba sentado en medio de su cama, con la luz de la luna bañándolo por completo.

‐No estaba seguro de que te acordaras ‐ dijo él‐. Hace mucho tiempo que no jugamos a esto. ‐Recuerdo las reglas. Con el cerrojo echado, puedes entrar; sin echar, te quedas fuera.

Era un juego tonto, uno que se habían inventado para afinar la habilidad de Ohm para abrir cerraduras. Le había dicho a Fluke que si él lo esperaba en la cama, sería un incentivo más para él.

‐¿Estás seguro de que esto es lo que quieres? ‐ Ohm le preguntó, temeroso de pronto de haberlo presionado demasiado en el jardín.

‐El buen sexo es difícil de rechazar. Lo mejor es cuando no hay compromisos.

No era exactamente lo que Ohm quería escuchar, ni tampoco estaba de acuerdo con ello, pero esa noche se conformaría con un trozo de aquel cielo que recordaba. Disfrutaría de abrazar a Fluke y de dejarse llevar por la dulzura de aquel precioso cuerpo apretado contra el suyo. Esa noche sería tan solo un hombre ávido de el chico al que amaba.

Retiró la colcha en señal de invitación, dejando al descubierto su cuerpo desnudo.

‐Entre tus brazos, jadearé tu nombre en cuanto te unas a mí, Ohm. Pero no pasará si te quedas ahí de pie.

Ohm se dio cuenta de que se había quedado inmóvil. Supuso que era natural. Llevaba dos años soñando con ese momento, y ya que lo tenía allí, se sintió abrumado al verlo en su cama, invitándolo con calma a que se uniera a él.

Se acercó lentamente. Fluke le miró los pantalones y notó su erección presionando la cremallera. Se inclinó hacia delante y lo acarició con atrevimiento.

‐¿Puedo ver, o te has vuelto tímido con la edad?

Siempre había sentido la necesidad de provocarlo. Y normalmente esas provocaciones se centraban en torno a la diferencia de edad. Ohm nunca había sacado a relucir su inexperiencia cuando Fluke había perdido la virginidad, pero siempre había sospechado que era algo que le preocupaba: él tenía mucho orgullo.

¿Sería por eso por lo que en ese momento estaba intentando con tanto empeño llevar la voz cantante?

Sus dedos avanzaron por la cremallera y se detuvieron a un centímetro del botón. Cuando él no se movió, Fluke vaciló.

‐¿Voy demasiado deprisa para ti?

‐¿A ti qué te parece?

Fluke se pasó la lengua por los labios y miró la cremallera.

‐Creo que voy a echar un vistazo.

Le desabrochó el botón de los vaqueros y le bajó la cremallera lentamente. Cuando se dio
cuenta de que no se había puesto ropa interior después de la ducha, dejó caer las manos.

‐¿Qué estás pensando, cielo?

‐Estoy pensando que estoy impresionado, detective Thitiwat‐lo miró a los ojos‐. Para ser un
hombre mayor, todo parece estar funcionando bien.

Se puso de rodillas y le pasó las manos por la erección, una vez, dos veces. No apartó la mirada de la suya al tiempo que sus pequeños y voraces dedos lo torturaban sin piedad una y otra vez. Ohm finalmente cerró los ojos y se dejó llevar.

‐Fluke... ‐su nombre salió de sus labios en un susurro torturado.

‐Calla... Todo esta bien y... muy duro. Pero aún no lo he visto todo. Tal vez tengas el trasero blando y caído.

Reencuentro con el amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora