Capitulo Uno

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Fluke caminaba tranquilamente por la calle, la Ciudad de Londres siempre era muy apacible a esta hora eran apenas las nueve de la mañana y se dirigía a su trabajo, él era dependiente de una librería en una de las calles más transitadas del centro de la ciudad eso no era lo que quería hacer para toda la vida solo tomó ese empleo para ser más independiente de sus hermanos y principalmente de su papá.

Siendo el hijo más pequeño no la había tenido fácil demostrando ser capaz de llevar su vida por él mismo.

Se había mudado recientemente desde Cambridge, lo cual había sido un gran golpe para su familia por aceptar dejarlo vivir solo y en una ciudad tan grande como está, había sido todo un triunfo para Fluke y se lo había tomado con mucha responsabilidad ya que no quería decepcionar ni preocupar a nadie.

Su familia tenía su propio negocio familiar su papá y su nueva esposa vivían muy bien ya que a lo largo de toda su vida había hecho muy buenos negocios y era dueño de una de las compañías más grandes y famosas en todo Londres.

Pero para Fluke el dinero de su familia nunca había sido muy  importante claro que era siempre necesario, pero nunca le había gustado tener o comprarse cosas caras o ser como esos jóvenes que creían que porque su papá era millonario ellos tenían la vida arreglada además de sentirse con todo el derecho de despilfarrar lo que nunca habían trabajado.

En su familia nadie sentía que merecían todo lo que tenían ya que desde pequeños vieron el esfuerzo de su padre para sacar adelante a su familia. Gracias a su padre él era lo que era hoy en día.

Fluke había aceptado vivir en una casa pequeña que su hermano mayor le había conseguido solo la había aceptado porque fue casi una condición para dejarlo vivir solo. Estaba en una zona bastante segura y no era para nada lujosa lo cual había estado perfecto para Fluke. Es precisamente por esto que quizo vivir lejos de su familia ya que en Cambridge los Natouch eran bien conocidos por la mayoría de las personas.

A Fluke nunca le ha gustado la atención dirigida especialmente hacia él, no era demasiado alto era más bien pequeño recién había cumplido los 19 años, tenía la piel demasiado blanca para su gusto y tampoco le vendría mal ganar algo de peso ya que ganar músculos era casi imposible, lo había estado intentando desde la escuela.  Fluke siempre sintió que en Cambridge llamaba más la atención por su apellido que por él mismo, a su corta edad nunca había tenido una novia aunque nunca había estado interesado realmente en las mujeres la verdad. Siempre supo que no le gustaban las niñas. Su papá lo supo antes de que él mismo se lo confirmara y siempre lo apoyo para todo, lo cual le agradecía con el alma.

Fluke estudiaba arte por las tardes siempre le había gustado mucho dibujar y plasmarlos en colores desde pequeño y cuando tuvo la conciencia suficiente se dio cuenta que le gustaba pintar y dibujar, lo bueno de su trabajo era que cuando la librería estaba tranquila tenía oportunidad de leer todo lo que podía acerca de la historia del arte, él dueño no tenía problema con eso pero la hija Vivian era otra historia, así que como a él no le gustaba causar ningún tipo de conflicto intentaba no hacerlo cuando ella andaba por los alrededores.

A Fluke le gustaba mucho su trabajo aunque no ganaba mucho podía pagarse las clases de la tarde y él solito se compraba su propio alimento y tenía muchos libros gratis.

Fluke escucho que Vivian entraba haciendo mucho escándalo como siempre, ella siempre ha creído que Fluke era algo así como su asistente o su mayordomo personal.

Así que él procuraba estar bien lejos de ella, ya era un reflejo.

—¡Fluke!— le gritó Vivian, la verdad no había necesidad de tanto grito ya que el lugar no era muy grande— ¿Hey Fluke, donde diablos estás?
Necesito que vayas a la esquina por mi desayuno. Ya sabes, trae lo de siempre y hoy quiero jugo de naranja recién exprimido, ¿escuchas?

Charles el muchacho que se encargaba de la caja volteo a verlo como motivándolo a desobedecer, pero él nunca se tomaba a mal ningún comentario agrio si no que ponía su mejor cara y hasta parecía que lo hacía con gusto.

—Si, claro no te preocupes Vivian yo te lo traigo— dijo Fluke con una pequeña sonrisa— ¿alguien quiere que le traiga algo más?

Fluke salió con un suspiro y se fue directo al restaurante que le gustaba a Vivian, pidió lo de siempre pidió el jugo recién exprimido lo cual fue un problema ya que no tenían un vaso que tuviera una cubierta adecuada para que llevará el jugo.

Al salir Fluke vio un pequeño grupo de gente amontonándose en la entrada del restaurante se le hizo un poco raro a esta hora del día ya que la mayor afluencia de gente era por la tarde, pero no lo tomo mucho en cuenta. Espero un poco más para que el pedido estuviera bien servido y no tuviera que escuchar reclamos por llevar mal el desayuno a Vivian.

Salió del restaurante sosteniendo precariamente todo entre sus manos estaba un poco preocupado por no tirar nada y no se fijó cuando alguien venía caminando muy deprisa directo  hacia él...

El valor del amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora