Capítulo Doce

233 37 5
                                    






Fluke no creía que apenas había pasado una semana, esa mañana estaba particularmente agotado, solo pudo dormir unas cuatro horas seguidas.

Las pesadillas eran cada vez peores y a veces ya ni siquiera soñaba con él, eran mas bien flash backs de cuando había sido feliz junto a Ohm, soñaba con esas palabras dulces que le decía estaban juntos en la cama y entonces recordaba sus manos, o su boca sobre su cuerpo. Despertaba dolorido, como si le hiciera falta una parte de su cuerpo. Cada vez que despertaba, lo buscaba en su cama, y entonces recordaba que estaba solo.

Pensó cuanto tiempo podría aguantar durmiendo tan poco, si seguía así no duraría mucho. Cuando lo único que pudo obligarse a tomar fue un poco de jugo de manzana, se sentó en su sala esperando que dieran las nueve, sin quererlo y al ver un destello entre los cojines encontró los inseparables lentes oscuros, seguramente tendría varios de ellos, los miró y recordó el día que lo conoció... pero rápidamente reculó tratando de no pensar siquiera en su nombre.

No había planeado ir a pintar ese día, la semana había sido buena para él. No es que necesitara el dinero. La verdad es que no quería ir a la plaza por las constantes atenciones de Nicholas, no era como que lo tuviera encima todo el día, era aún peor porque lo trataba como si Fluke fuera súper frágil, y siempre estaba al pendiente de no incomodarlo. Los dos últimos días había sido de lo más obvio, el primer día le llevo una manzana y un poco de té verde con limón, el segundo día le llevo chocolate y un muffin de naranja. Ni siquiera se había impuesto a acompañarlo mientras comía, solo le había dicho que no lo había visto comer nada en todo el día y que eso no era bueno para su salud. Le dejaba la comida cerca de él y se marchaba.

Cuando Fluke se iba por la tarde, salía y se despedía de él con un "Cuídate te veo, mañana, ¿si?" lo decía con una sonrisa sincera, eso era malo para Fluke porque hasta ahora no había podido devolvérsela. Era muy amable y él se lo agradecía, de verdad. Pero sus ojos verdes eran demasiado diferentes de los castaños que él tenía grabados en su corazón. Lo que en realidad lo molestaba era que esos gestos los sentía como un pequeño bálsamo para su corazón.Y no quería darle esperanzas de ningún tipo. No quería lastimarlo y tampoco quería ser grosero, Nicholas era muy bueno con él como para ser desagradecido ya que lo único que hacía era demostrarle amabilidad.

Después de encontrar ese pequeño recuerdo en el sillón decidió que no se iba a quedar lamentándose en su casa todo el día, tomó su mochila y salió.

Llego muy temprano la plaza era pequeña pero tenía varias tiendas importantes en los alrededores y eso era bueno porque siempre había variedad de gente, no se aburría y en estos momentos necesitaba la distracción. En cuanto llegó atendió a sus primeros clientes y así estuvo hasta la tarde. Eran apenas las dos pero el quería irse temprano quería ir darse una vuelta por el parque, tal vez eso lo distraería un poco.

—¿Te vas, ya?— pegue un pequeño brinco porque me asustó un poco —discúlpame, te asuste, no pensé que estuvieras tan concentrado.—dijo con una pequeña sonrisa.

—No.. no te preocupes, si ya me voy... pensé en dar un pequeño paseo, antes de irme solo alrededor del parque.. — Fluke no supo porque le estaba dando tantas explicaciones, tal vez era solo que lo tomó con la guardia baja.

—¡Oh! Claro el día está muy bonito como para dar un paseo, eso no se me había ocurrido... tonto de mi— dijo con un encogimiento de hombros — ¿Puedo acompañarte? Si quieres estar solo está bien, pero a mi me vendría bien tu compañía hoy.

Fluke estuvo apunto de negarse, pero Nicholas lo desarmó con la última parte. Su parte egoísta queria decirle que lo, pero pensó que él tal vez también necesitaba distracción y compañía, la ciudad era muy grande  y eso lo hizo recapacitar, él no era el único que importaba. Con un encogimiento de hombros dijo que si.

El valor del amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora