Capítulo Diez

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Ohm estaba hirviendo, no podía con los celos que lo martirizaban cada vez que veía a Fluke, aunque intentaba no imaginarselo con aquel otro hombre. Con solo mirarlo, sabía dentro de si mismo que cualquier otra persona podría hacerlo completamente feliz y eso era lo que más lo estaba matando.

No soportaba la idea de Fluke feliz lejos de él. Nunca creyó ser así de egoísta. Pero ese era un buen momento para empezar a exigirle a la vida un poquito de la felicidad que creía se merecía después de tanto, él tal vez podría cobrarse lo que se le debía, con Fluke.

A lo mejor Ohm podía retenerlo, averiguar que es lo que Fluke más quería y dárselo a manos llenas, ¿Que le hacía falta a Fluke?. Lo que sea que fuera, él iba a dárselo, no podía darle amor pero podía darle todo lo demás. A lo largo de su carrera había conocido gente ambiciosa personas interesadas a algunas les interesaba ser reconocidos a muchos otros les bastaba con salir en un revista colgado de su brazo para que las empresas mas grandes pagaran más por su imagen siempre había algo, debía de haber algo que Fluke quisiera y solo tenía que averiguarlo.

Ese pensamiento le hacía arder de rabia, no quería pensar en Fluke como una persona interesada. No quería que se quedara con él solo por lo que podía darle, o por lo que podía conseguirle. En su cabeza solo veía la escena de como Fluke había conseguido esa maldita marca en el cuello. ¿Lo habría disfrutado? ¿Acaso él había arruinado su cita? Al aparecer así de improvisto tal vez si hubiera tenido algo que ver, se alegraba, se sentía contento por habérselo arrebatado aunque fuera por esa noche.

Cuando estaba en casa de Fluke, se olvidaba de las responsabilidades de ser quien era, se olvidaba de todo y de todos. Lo cual le estaba pasando factura con Marina que cada vez hacia más y más preguntas, pero sobre todo con su carrera, había rechazado contratos para hacer conciertos y promociones en otros países y todo por no dejar a Fluke mucho tiempo.

Marina siempre fue controladora, pero Ohm nunca había estado tan lejos de su radar como lo estaba ahora. En cuanto llegaba a casa de Fluke apagaba el teléfono o simplemente lo ponía en silencio y lo dejaba en la bolsa del pantalón.

Eso irritaba sobre manera a su agente. Pero no quería interrupciones cuando estaba con Fluke. Ahora mismo hacia cómo que estaba trabajando pero solo revisaba correos antiguos no hacía nada importante, pero estaba pensando en un plan para no perder a Fluke y cuando lo tuviera se sentiría mejor y más tranquilo. 

Pero por ahora no quería quedarse en la cama con él. Estar con Fluke una solo vez nunca era suficiente. Y sabía que si se quedaba con él no tendría fuerza para no arrastrarlo hasta sus brazos y pedirle tal vez hasta rogarle que no lo dejara nunca, si Fluke le hubiera dicho la verdad que estaba engañándolo con aquel otro hombre. Ohm lo habría perdonado.

Por eso se había alejado no quería que supiera el poder que tenía sobre él.

Ohm nunca le haría saber eso a Fluke no le daría el poder de destruirlo, ya  había aprendido a las malas que cuanto más demostrabas el interés por otra persona más poder y más armas tenía está para tratar de destruirte.

Así había sido siempre desde pequeño y había puesto todo su empeño y esfuerzo para que su padre estuviera orgulloso de él y que le demostrara un poco de cariño. Todas y cada una de esas veces fueron una decepción tras otra, pues su padre solo le decía que era su obligación sacar buenas calificaciones y que era lo menos que se esperaba de él. Aún hoy lo lastimaba, porque hasta el día de hoy su padre no lo aceptaba ni tampoco nadie de su familia.

Por eso y aunque tuviera un corazón para entregar no lo haría. Cuando toda su familia le dio la espalda aunque él lo esperaba fue más doloroso de lo que pensó que podría aguantar. No estaba dispuesto a pasar por eso otra vez. No por su familia, no por su madre, no por nadie.

El valor del amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora