Capítulo Dos

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Ohm había tenido una mañana de perros, antes siquiera de levantarse de la cama su abuela le llamó muy temprano aproximadamente a las siete de la mañana y él había dormido como a las tres, sabía que ella lo había hecho con el fin de despertarlo a una "hora decente". Llamo para recordarle que el próximo fin de semana había reunión familiar de los Thitiwat.

Lo cual significaba que tendría q confrontarse con toda la familia reunida lo cual nunca era grato para él, desde que supo cuáles eran sus preferencias y las hizo saber a toda la familia.

Eso había sido hacia unos doce años en la actualidad tenía 23 años y desde que había "salido del closet" casi se había tenido que ocupar de él mismo ya que su papá lo había echado de casa. Obviamente no había podido echarle totalmente puesto que era muy joven y su abuela no había permitido que su familia se viera envuelta en un escándalo como sería abandonar al más joven de los Thitiwat a su suerte. Lo que si hizo su padre fue desentenderse de él, nunca volvió a atender juntas de la escuela y tampoco le volvió a dirigir una palabra, tampoco hubo otra fiesta de cumpleaños para él o algún regalo ni siquiera una felicitación.

Ohm siendo tan joven no entendió lo que pasaba, de un día para otro se quedó sin nadie, toda su familia lo ignoro como si no existiera más. Entonces comenzó a meterse en muchas peleas y comenzó a fallar mucho en la escuela. Estuvo enojado y confundido por mucho tiempo.

Su mamá intervino todo lo que pudo y trato que su familia siguiera junta pero Ohmie como ella lo llamaba no lo permitió, puesto que su padre reaccionaba mal y terminaba peleando con ella. Ohm no quería que su madre tuviera problemas por su culpa. Desde ese lejano momento hasta ahora, él se había hecho a si mismo.

Ohm no había soportado mucho, solo espero hasta terminar el noveno grado de la escuela y se fue. No creyó que en realidad a nadie le importara nadie le había demostrado ni cariño ni interés, sencillamente no quería seguir causándole problemas a nadie.

Cuando salió de su casa y se fue a vivir a Londres fue muy difícil despegar con su carrera artística, que es lo que Ohm siempre soñó. Empezó a cantar en parques restaurantes y donde tuviera chance no le hizo el feo a nada y un día tuvo la buena suerte de encontrar a un productor que tuvo fé en él y lo ayudó a crecer en el ámbito artístico, ahora era "Dean" un cantante y compositor muy famoso. Eso ultimo no siempre era algo bueno ya que le costaba trabajo esa parte de ser exitoso, lo que él realmente disfrutaba era escribir e interpretar, él amaba cantar era su más grande pasión.

Lo que más le pesaba era estar solo.

Siempre que había querido tener una relación en serio, sus parejas lo echaban a perder de una manera o otra.

Una vez su agente le había dicho que su vida privada era eso privada y que no había necesidad de exponer nada que él no quisiera exponer al ojo publico. Eso le restaba espacio para maniobrar, puesto que sus relaciones tendían a ser extra complicadas, ya sea para mantenerlas en secreto o simplemente para mantener la relación.

Todos esos problemas nadie se lo había explicado a los reporteros que lo perseguían a todos lados, como ahora que habían revelado el lugar en donde estaba hospedado y un montón de fans lo habían estado esperando en el lobby y ya no pudo tener la reunión matutina con su agente, después de hablar con su abuela se había levantado pues ya no pudo dormir y se levantó para sorprender a su representante llegando temprano, pero ahora no podía simplemente aparecer así, pues causaría un gran revuelo y no tenía ganas de sonreír para las fotografías. Se sentía como siempre que tenía contacto con su familia, vacío.

Él no tenía problema con sus fans ya que sin ellas el no sería lo que es ahora y lo entendía. Pero hay algunas veces como hoy que se sentía demasiado solo en un mundo muy grande en donde todas las personas con las que podía contar trabajaban para él o recibían algo de él.

A veces solo quería que el éxito que estaba teniendo se reflejara en felicidad y no en fama o dinero. Que su corazón no se sintiera vacío, le encantaba ser cantante pero a veces odiaba su alma de artista ya que lo que sentía lo sentía demasiado. A veces si estaba enojado se ponía demasiado enojado y era igual si estaba triste, ese día se sentía solo y vacío.

Sentía como si a nadie le importara realmente. Toda su vida siendo el más pequeño en una familia que no quería saber nada de él, no tuvo de otra más que aprender a valerse por si mismo y no nunca le importó hasta ahora. Al parecer estaba llegando al límite de sus fuerzas.

Además todo eso de regodearse en el dolor y sentir pena de uno mismo para él era un signo de debilidad y eso no se lo había permitido nunca, ya que moviéndose en donde el se movía mostrar algo de debilidad era suficiente para que te pisoteen y eso era algo que no se podía permitir.
Esto lo sacaba de sus casillas monumentalmente.

Así que sí, era una mañana de perros para Ohm.

Al salir de su cuarto solo había atinado a ponerse su playera blanca favorita, grandes lentes obscuros para cubrir parte de su rostro y un pantalón negro con tenis negros, ya que solo planeaba bajar cumplir la cita con su representante y regresar a su cuarto.

Pero cuando llego al lobby y vio toda la gente reunida ahí solo para verlo, y como su representante Marina ni siquiera lo había visto cuando salía de el elevador de servicio ya que no tenía ganas de esperar el elevador el que lo hubiera dejado justo enfrente de toda la gente, se dio media vuelta y le dejo tranquilamente esperándolo, después la llamaría, tal vez mucho después ya que no traía su teléfono por las prisas no lo había agarrado, mejor así tendría un rato para él.

Traía el cabello con su liso natural, por lo regular cuando se subía a cantar o sabía que le iban a tomar fotos se lo engominaba todo, según su agente su pelo al natural lo hacían ver infantil y tapaba sus ojos.

Nunca había sacado provecho de él mismo sabía que era apuesto eso lo tenía claro pero no era algo que a él le interesara destacar especialmente. Sabía que cuando entraba a un lugar ambos hombres y mujeres lo miraban. Ayudaba cuando quería echar un polvo pero por lo demás a él le daba lo mismo.

Se concentró en caminar apresuradamente para alejarse de el hotel ya que seguro algún portero o algún botones lo habían visto salir y nadie es incorruptible cuando se necesita ese tipo de información.

A veces pensó, era demasiado cínico en algunas cosas pero él sabía que la vida no era suave con nadie.

Mientras giraba la cabeza un poco para mirar si alguien lo seguía, sintió algo líquido y muy frío chocando contra su pecho...

—¿QUE DIABLOS?— grito Ohm un poco exasperado. Eso era lo que le faltaba a su mañana— ¿No te puedes fijar, por dónde vas?

Miro su playera estaba mojada y completamente naranja solo de la parte delantera. Sintió que su ira y todos sus peores sentimientos afloraban, estaba muy, muy enojado con ese tonto que no lo vio.

El valor del amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora