Capitulo Siete

235 37 0
                                    





Ohm pensó que de pronto estaba en el infierno... la boca de Fluke era titubeante pero aún así muy dulce y sus labios eran suaves, las manos en su pelo eran tímidas y sus caricias eran muy inocentes. Sintió calor por todo el cuerpo y quizo tocarlo por entero.

Èl era todo luz y calor, y Ohm no paraba de absorberlo o eso creyó porque de pronto se sentía menos vacío y menos frío. Ojalá no fuera tan egoísta para alejarse y dejarlo ir. Fluke brillaba y él no quería ser el culpable de apagarlo.

Ohm lo sostuvo con más fuerza pensando en cómo terminaría perdiéndolo, en cómo no podría conservarlo, solo pensó en no estarle haciendo daño porque no podía detenerse. Rompió el beso pero siguió acariciando su cuello con sus labios, Fluke soltó un ligero gemido, es tan lindo, pensó.

—¡Ohm.. para! Estamos en la calle... cualquiera puede vernos — Ohm escuchó lo que dijo y con todas las fuerzas que le quedaban se separó de él, eso era nuevo, desde que se volvió famoso nunca perdía el control de ese modo, todo lo hacía híper consciente de sí mismo y sus alrededores, Fluke era peligroso.

Solo alcanzó a tomarlo de la mano de nuevo y empezó a caminar, pero se detuvo, no podía llevarlo a su hotel. Ohm se puso de nuevo los lentes y jalo a Fluke para meterlo debajo de su brazo y así sentirlo más cerca.

—¿A dónde ibas, tienes algún lugar donde tengas que estar ahora? — preguntó verdaderamente interesado por su respuesta.

—No, bueno ahora iba a mi casa...

—¿Por donde? —preguntó de nuevo. 

—Podemos tomar un taxi, vamos...

Fluke no tuvo problemas para tomar  un taxi y ambos se subieron, él le dio la dirección al conductor y Ohm trató de memorizarla.

Llegaron a una zona residencial de la ciudad que no era lujosa y había gente de lo más normal, ni siquiera llamaron la atención mientras se  dirigían a su casa tomados de la mano, la zona se veía segura su casa era la única que había visto con una puerta azul, era un poco raro pero a Ohm le gustó, era original. Entraron y lo primero que vio fue una cantidad considerable de lienzos amontonados en un rincón, en la mesa a su lado había pinturas gises y colores junto con libretas de dibujo, era un desorden ordenado, no se veía suciedad por ningún lado, su casa era muy sencilla. Olía a pintura y a fresco, como si todas las ventanas estuvieran abiertas y pudiera oler el frío de los jardines.

Ohm de pronto comprendió el libro que leía aquella misma tarde, era un artista, y eso le gustó aunque todo lo que tenía que ver con Fluke le gustaba.

Al parecer tenerle ahí a la mitad de su sala despierta los nervios de Fluke que  se le queda mirando como si no supiera que hacer. A él no le importaba si lo dejaba ahí de pie mientras pudiera seguirlo observando, aunque si pudiera lo sostendría en sus brazos, tal vez para siempre. Miró esos grandes ojos color chocolate y le sonrío. Entonces su mirada se ilumina y se acerca, por fin pudo abrazarlo,  ahí dentro no necesitaba esconderse así que se quitó los lentes, su disfraz era innecesario y también se quito la sudadera con una sola mano para no soltarlo.

—¿Cual es tu nombre completo? ¿Solo te llamas Fluke? ¿Eres pintor? ¿Cual es tu edad? Tal vez sean muchas preguntas pero quiero saberlo todo de ti... — esa era la pura verdad, quería conocerlo todo de él, muy dentro suyo sabía que era cuestión de tiempo para que él se diera cuenta de la oscuridad que llevaba por dentro, y no quería desperdiciar nada de tiempo, quería saberlo todo, lo quería todo aunque no podía ofrecer nada más.

Fluke le contó que estudiaba artes, que siempre había querido ser pintor entonces le enseñó algunos dibujos hechos por él aunque no quizo enseñarle ninguna pintura, porque dijo que le daba vergüenza, mientras se lo decía sus mejillas se oscurecieron un poco, lo cual para Ohm era adorable, le contó que su nombre completo era Fluke Anthony Natouch  lo cual a Ohm se le hizo absolutamente correcto. Hasta su nombre le gustaba.

El valor del amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora