💥Capítulo 19

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Dos semanas después

Las últimas dos semanas habían sido justo lo que Dylan había necesitado para poder recuperarse, por lo menos físicamente. Ya no usaba más el cabestrillo y la herida en su pierna había sanado bien, aunque una pequeña cicatriz le había quedado. Haber estado con su familia le recargó de energía y lo ayudó a aclarar su mente. Siempre era reconfortante pasar tiempo con ellos, viendo partidos de baloncesto con su padre como cuando era niño y disfrutando de pasar tiempo con su pequeña sobrina.

Les había prometido que estaría regresando para la celebración del cuatro de julio, pero en cuanto regresó a su departamento en D.C fue como si los pensamientos sobre cierta mujer que había intentado bloquear durante su estancia en Oklahoma regresaran con más fuerza que antes.

La notificación en su celular lo distrajo por un momento. Había caído a su cuenta bancaria la transferencia del dinero que había tenido que gastar para reponer sus pertenencias, principalmente ropa y por supuesto un celular que no tuviera la pantalla quebrada y el táctil arruinado. Sonrió para sus adentros, estaba seguro de que Dawson habría hecho algún coraje al ver la cantidad de dinero en los tickets de las compras realizadas, pero en el hospital su jefe se había comprometido a reponerle todo.

Terminó de alistarse para regresar a la oficina después de casi dos meses de haberse marchado un día repentinamente sin avisarle a nadie. Su vida había vuelto a la normalidad o casi.

—¿Dylan? —la voz a sus espaldas lo hizo girarse para encontrarse con un rubio que llevaba el cabello muy corto al estilo militar y de ojos tan claros como el cielo cuando no había ni una pizca de contaminación—. Amigo, pensé que te habían abducido los alienígenas.

—Y así fue, Colton —sonrió socarrón—. Pero sus experimentos no funcionaron en mí y me regresaron a la Tierra.

Colton soltó una carcajada, había extrañado el sentido del humor de su mejor amigo y compañero. Ambos se habían conocido varios años atrás cuando el rubio había entrado a trabajar a la Agencia Federal de Policía y lo habían sentado en el escritorio aledaño al del castaño. No pasó mucho para que la amistad y la confianza fuera creciendo.

La cafetera de la cocineta comenzó a hacer un ruido muy fuerte y sacar mucho humo. El líquido salió disparado y en mayor cantidad a la normal por lo que terminó desbordándose de la taza que Dylan había puesto unos minutos antes.

—Maldita sea, me voy dos meses y no son capaces de cambiar esta porquería o comprar una nueva —se quejó al ver cómo el líquido escurría de la mesa hasta el piso.

—El capitán Dawson dijo que muy probablemente en unas semanas traigan una nueva —Colton tomó un trapo de cocina y se dispuso a limpiar el desastre.

—¿Unas semanas? —arrugó el ceño—. Lleva diciendo eso desde el año pasado, tú deberías persuadirlo para que lo cumpla.

—¿Qué te hace pensar que yo puedo convencerlo de eso? —se señaló con el dedo.

—Que eres su sobrino —dijo.

—¿Sabes en lo que eso me convierte? En el último eslabón de esta cadena alimenticia liderada por mi tío. Ni en un millón de años me haría caso a mí. —Terminó de limpiar y una sonrisa que se asemejaba a la de un niño haciendo una travesura apareció en su rostro—. Te tengo una propuesta.

Dylan dejó la taza a medio enjabonar sobre el fregadero. Siempre que su amigo le decía «te tengo una propuesta» era algo que no le agradaba del todo, algo que seguramente los metería en problemas o que rayaba en lo ilegal.

—¿Qué te parece una cita doble? —movió sus cejas de arriba abajo sin borrar la sonrisa en su rostro.

—No de nuevo —se quejó Dylan.

Sin Escape - #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora