No quería levantar la cara y enfrentar a la persona que tenía a su lado. ¿Cuál era la probabilidad de habérselo encontrado después de dos años de no verse y a tantos kilómetros de distancia y justo el día de su cumpleaños?
El día se había ido a la mierda.
—Roger. —Su tono serio no dejaba dudas de que no le había agradado para nada tenerlo frente a ella.
—Princesa, estuve dudando un rato si eras tú, ese tono de cabello te va bien —tomó un mechón entre sus dedos—, pero nada como tu color natural.
Holland le dio una sonrisa de labios apretados, la última persona de su pasado a la que hubiera querido ver era a su ex novio a quien había conocido durante la universidad, pero no fue sino hasta muchos años después que comenzaron una relación.
Cuando la vida volvió a cruzar sus caminos en una reunión entre el presidente de Estados Unidos y otros políticos, Roger fue el primero en mostrarse muy interesado en conectar con su ex compañera. Durante semanas le estuvo pidiendo que aceptara una cita para platicar y ponerse al corriente con sus vidas. Holland se lo había pensado demasiado antes de darle un sí, más que nada para quitárselo de encima porque lo cierto era que siempre le había parecido un cabeza hueca, al menos durante la universidad; pero después de esa salida había notado que Roger era una persona mucho más centrada, con cierta inteligencia que no había mostrado antes y con metas claras que tenía para su futuro.
¡Que tonta había sido de caer en su fachada! Después de tener citas un par de semanas, terminaron siendo pareja. Al inicio todo era como estar en el cielo sobre nubes de algodón; él un perfecto caballero siempre interesado y preocupado en las necesidades de su novia. Los primeros dos meses la llenaba de detalles y eso era algo que Holland no había experimentado antes.
Las parejas que la pelirroja había tenido con anterioridad habían sido un fracaso porque terminaban siendo unos patanes y siempre se repetía que era su culpa por no saber elegir. Por eso cuando Roger apareció con esa imagen de ser el novio perfecto, se dejó deslumbrar y quedó más ciega que un topo dentro de su madriguera.
Nueve meses fue el tiempo que duraron como pareja hasta que una noche descubrió a Roger en la cama con otra mujer. Había estado fuera de la ciudad una semana por trabajo, pero su vuelo de regreso lo adelantaron por algunas cancelaciones en la agenda del viaje. Holland creyó que sería una buena idea sorprender a Roger quien todos los días le repetía lo mucho que la extrañaba y deseaba volver a verla.
¡Tonta, tonta, tonta!
—Intenté buscarte tiempo después de que rompimos, pero nunca respondiste mis llamadas. —Se acomodó las gafas en el puente de la nariz.
—¿Tan rápido te cansaste de Sharon? ¿O cómo se llamaba la tipa con la que me engañabas? —entrecerró los ojos.
—¿Sigues dolida por eso? —sonrió burlón mientras se pasaba la mano por el labio y la otra la mantenía guardada en el bolsillo de su pantalón—. No fue nadie importante, estoy seguro de que tú también extrañas los buenos tiempos juntos.
—Si a tres minutos le llamas buenos tiempos entonces compadezco a Sharon o quien quiera que sea tu pareja actual —espetó, logrando herir el ego de Roger.
—Princesa, no es mi culpa que fueras tan frígida en la cama —contraatacó.
Holland rodó los ojos y tomó su bebida para darle un trago, Roger notó la argolla que llevaba en su dedo.
—Así que ahora estás casada, compadezco a tu marido, seguro él también debe buscar por fuera lo que tú no puedes ofrecerle.
Holland dio un ligero golpe a la mesa y sus ojos captaron al pie de las escaleras a Dylan platicando con una mujer rubia. Se quedó con la mirada perdida en ellos y Roger giró hasta dar con la pareja que se encontraba varios metros más allá.
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Sin Escape - #PGP2024
AcciónSolo había tres sencillas reglas que ninguno de los dos fue capaz de cumplir: 1. Prohibido preguntas personales. 2. Prohibido preguntas sobre lo sucedido en el caso. 3. Prohibido relacionarse de manera física o sentimentalmente. Enamorarse no era pa...