Capítulo 3 : Descubriendo Nuevos Horizontes

1 0 0
                                    

El sonido del timbre de la escuela resonó en los pasillos, señalando el final de la jornada escolar. Christian y Claudia se dirigieron hacia el aula donde se reunía el club de literatura. Ambos estaban emocionados por la posibilidad de unirse a algo nuevo y positivo.

-Espero que este club sea tan genial como creo -dijo Claudia, sonriendo mientras caminaban juntos.

-Seguro que sí. Al menos podremos hablar de libros y conocer a gente nueva -respondió Christian, intentando compartir su entusiasmo.

Al llegar al aula, se encontraron con un grupo diverso de estudiantes ya reunidos en círculo. Una profesora de aspecto amable, la señora Martínez, les dio la bienvenida.

-¡Hola a todos! Veo algunas caras nuevas hoy. Soy la señora Martínez y seré la coordinadora del club de literatura. Vamos a empezar presentándonos y hablando un poco de nuestros libros favoritos -dijo ella, sonriendo a Christian y Claudia.

-Hola, soy Claudia. Mi libro favorito es "1984" de George Orwell porque me encanta la forma en que explora temas de control y libertad -dijo Claudia con confianza.

-Y yo soy Christian. Mi libro favorito es "El guardián entre el centeno" de J.D. Salinger. Me gusta cómo captura la confusión y el aislamiento de la adolescencia -añadió Christian, sintiéndose más cómodo de lo esperado.

Los otros miembros del club también se presentaron, y pronto, la habitación se llenó de animadas discusiones sobre libros y autores. Christian se sorprendió al descubrir que realmente disfrutaba de la conversación y se sentía aceptado.

Después de la reunión, Claudia y Christian salieron del aula con sonrisas en sus rostros.

-¡Me encantó! -exclamó Claudia-. Todos parecían tan apasionados por los libros.

-Sí, estuvo genial. Me alegro de haber venido -respondió Christian, sintiendo un alivio que no había experimentado en mucho tiempo.

-Oye, ¿te apetece ir a tomar algo? Hay una cafetería cerca que dicen que tiene los mejores batidos -sugirió Claudia.

-Claro, me encantaría -dijo Christian, sorprendido por su propia disposición a socializar más.

Caminando hacia la cafetería, continuaron hablando sobre sus libros favoritos y las actividades del club. Al llegar, pidieron sus batidos y se sentaron en una mesa cerca de la ventana.

-Sabes, Christian, estoy muy contenta de haberte conocido. Realmente creo que este año puede ser diferente para ambos -dijo Claudia, tomando un sorbo de su batido.

-Sí, yo también lo creo. Gracias por tu amistad, Claudia. Ha significado mucho para mí -respondió Christian, sinceramente.

Mientras conversaban, Christian notó a Daniel y Alberto entrando en la cafetería. Trató de ignorarlos, pero no pudo evitar sentir una punzada de ansiedad. Para su sorpresa, Daniel se acercó a su mesa con una sonrisa amigable.

-¡Hey, Christian! ¡Claudia! ¿Qué tal? -saludó Daniel.

-Hola, Daniel -respondió Christian, intentando sonar casual.

-Estábamos aquí cerca y decidimos entrar. ¿Puedo sentarme? -preguntó Daniel, señalando una silla vacía.

-Claro -dijo Christian, a pesar de su incomodidad.

Daniel se sentó y comenzó a charlar con ellos como si fueran viejos amigos. Christian no podía evitar sentirse desconcertado por su comportamiento, pero Claudia parecía manejar la situación con naturalidad.

-Así que, ¿ustedes dos se unieron al club de literatura? -preguntó Daniel, mirando a Claudia.

-Sí, hoy fue nuestra primera reunión. Fue realmente interesante -respondió Claudia con una sonrisa.

-Genial. Siempre pensé que era un club aburrido, pero parece que me equivoqué -dijo Daniel, riendo.

La conversación continuó, y Christian se sintió cada vez más incómodo. A pesar de la aparente amabilidad de Daniel, no podía olvidar los años de acoso y manipulación. Sin embargo, intentó seguir la conversación sin mostrar sus sentimientos.

Después de un rato, Daniel se levantó para irse.

-Bueno, fue un placer hablar con ustedes. Nos vemos mañana en la escuela -dijo, saludándolos con una sonrisa antes de salir de la cafetería.

-Qué extraño -murmuró Christian una vez que Daniel se fue-. Nunca ha sido tan amigable conmigo.

-Quizás está tratando de cambiar. A veces la gente sorprende -sugirió Claudia, aunque su tono dejaba claro que también tenía sus dudas.

La tarde avanzó, y finalmente, Claudia y Christian decidieron regresar a casa. Mientras caminaban, Christian no podía dejar de pensar en el comportamiento de Daniel. ¿Realmente había cambiado o era solo una nueva táctica?

Al llegar a su casa, Christian se despidió de Claudia y entró. Los gritos de sus padres eran menos intensos hoy, pero la tensión aún era palpable. Se dirigió a su habitación y se dejó caer en la cama, reflexionando sobre el día.

Tomó su cuaderno y comenzó a escribir. Los eventos del día lo habían dejado confundido, pero también había momentos de esperanza. La amistad con Claudia, el club de literatura, incluso la extraña interacción con Daniel, todo parecía indicar que las cosas estaban cambiando, aunque no sabía si para bien o para mal.

Esa noche, mientras intentaba dormir, Christian se permitió sentir un poco de optimismo. El camino por delante era incierto, pero con Claudia y el club de literatura, tenía algo a lo que aferrarse. Tal vez, solo tal vez, las cosas realmente podrían mejorar.

Caminos de Sombras y LucesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora