Capítulo 6: Tensiones Familiares

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Christian despertó al sonido del despertador, aunque esta vez su ánimo era diferente. Se sentía optimista tras el ensayo del día anterior y la amabilidad de sus nuevos amigos. Sin embargo, su estado de ánimo cambió al bajar a la cocina. La atmósfera en casa era densa, llena de silencios incómodos y miradas esquivas.

Su madre, Marta, estaba sentada en la mesa con una taza de café, mirando por la ventana con expresión ausente. Su padre, Carlos, hojeaba el periódico sin realmente leerlo. El pequeño Luis, su hermano menor, jugaba con su cereal, consciente del ambiente tenso pero sin comprenderlo del todo.

-Buenos días -saludó Christian, tratando de sonar animado.

-Buenos días -respondieron sus padres en un murmullo casi inaudible.

Christian se sirvió un poco de cereal y se sentó a la mesa. Cada bocado le pesaba, no solo por la tensión en casa sino también por la creciente preocupación por sus padres. Marta y Carlos solían ser una pareja alegre y unida, pero en los últimos meses, las discusiones y los silencios incómodos se habían vuelto la norma.

-¿Todo bien, mamá? -preguntó Christian, intentando iniciar una conversación.

Marta lo miró, forzando una sonrisa.

-Sí, cariño. Solo un poco cansada -respondió, antes de volver a su ensimismamiento.

Carlos se levantó abruptamente, dejando el periódico sobre la mesa.

-Tengo que irme. Llegaré tarde -anunció, y sin esperar respuesta, salió de la cocina.

Christian sintió una punzada de tristeza. Odiaba ver a su familia así, y no sabía cómo ayudar. Terminó su desayuno en silencio y se preparó para ir a la escuela. Antes de salir, se acercó a su madre y le dio un beso en la mejilla.

-Nos vemos luego, mamá.

Marta asintió, su mirada perdida en algún punto más allá de la ventana.

El camino a la escuela le sirvió a Christian para despejar su mente. Al llegar, se encontró con Claudia y el grupo de amigos que había conocido el día anterior: Rafa, Marina, Pablo y, para su sorpresa, Daniel también estaba allí, esperándolos.

-¡Hey, Christian! -saludó Rafa, levantando la mano.

-Hola a todos -respondió Christian, sintiéndose un poco mejor al verlos.

-¿Listo para otro día de ensayos? -preguntó Claudia con entusiasmo.

-Sí, definitivamente -dijo Christian, sonriendo.

El grupo se dirigió al aula de teatro, donde la señora Martínez ya estaba organizando los materiales para el ensayo. El día anterior había sido una lectura inicial, pero hoy iban a comenzar a trabajar en la puesta en escena.

-Bien, chicos, hoy vamos a trabajar en las primeras escenas. Quiero que todos se concentren en sus roles y recuerden, esto es un trabajo en equipo -dijo la señora Martínez, animándolos.

El ensayo comenzó con energía. Claudia, en su papel del Principito, se movía con gracia y confianza, mientras que Christian, como el narrador, encontraba su voz cada vez más firme. Marina y Rafa trabajaban en los detalles del vestuario y la iluminación, respectivamente, mientras Pablo ajustaba el guion según las necesidades del grupo.

Daniel, encargado de la escenografía, sorprendió a todos con sus ideas innovadoras y su habilidad para construir los escenarios. Christian no podía evitar sentirse impresionado y un poco aliviado. A pesar de sus reservas iniciales, Daniel parecía estar comprometido y genuinamente interesado en la obra.

-Christian, ¿puedes venir un momento? -llamó Rafa desde el escenario.

Christian se acercó, curioso.

-Necesito tu opinión sobre la iluminación para tu escena. ¿Prefieres algo más cálido o frío? -preguntó Rafa, mostrando diferentes opciones de luces.

-Creo que algo cálido funcionaría mejor. Hace que la escena se sienta más acogedora -respondió Christian, sintiéndose más seguro en sus decisiones.

-Perfecto, gracias. Lo ajustaré de inmediato -dijo Rafa, sonriendo.

Los ensayos continuaron sin problemas, y la señora Martínez estaba claramente satisfecha con el progreso del grupo. Durante una pausa, Christian se encontró hablando con Marina y Pablo.

-¿Qué opinas de la obra hasta ahora? -preguntó Marina, ajustando un disfraz.

-Me gusta mucho. Creo que todos estamos haciendo un gran trabajo -respondió Christian.

-Estoy de acuerdo. Es genial ver cómo todos aportan sus talentos para que esto funcione -dijo Pablo, mirando a su alrededor con aprobación.

La tarde llegó rápidamente y, antes de que se dieran cuenta, el ensayo había terminado. El grupo se reunió para una breve discusión final con la señora Martínez.

-Están haciendo un trabajo increíble. Estoy muy orgullosa de todos ustedes. Recuerden, esto es solo el comienzo. Tenemos mucho trabajo por delante, pero sé que podemos lograrlo -dijo la señora Martínez, con una sonrisa alentadora.

Después del ensayo, el grupo decidió ir a la cafetería nuevamente. Esta vez, Christian se sentía más relajado y cómodo con sus nuevos amigos. Mientras caminaban, Claudia se volvió hacia él.

-Hey, Christian, ¿qué tal tu día en casa? No te vi muy animado esta mañana -preguntó con preocupación.

Christian suspiró, sabiendo que podía confiar en ella.

-Las cosas en casa no están muy bien. Mis padres están... distantes. No sé qué hacer -admitió.

Claudia puso una mano en su hombro.

-Lo siento mucho, Christian. Si necesitas hablar o simplemente distraerte, estamos aquí para ti.

-Gracias, Claudia. Realmente significa mucho para mí -dijo Christian, sintiendo un alivio genuino.

Al llegar a la cafetería, se unieron a Rafa, Marina, Pablo y Daniel, quienes ya estaban en una mesa, conversando animadamente.

-¡Hey, chicos! ¿Cómo va todo? -saludó Christian, sentándose junto a ellos.

-Bien. Estábamos hablando de algunas ideas para la obra. Daniel tiene unas sugerencias interesantes para el escenario -dijo Marina, señalando a Daniel.

-Sí, estaba pensando en usar algunos elementos móviles para cambiar las escenas más rápido. Creo que podría añadir un toque dinámico a la obra -explicó Daniel, con entusiasmo.

Christian asintió, impresionado.

-Suena genial. Estoy seguro de que será increíble.

La conversación fluyó de manera natural, y Christian se sintió cada vez más conectado con sus nuevos amigos. Rafa y Marina compartieron anécdotas divertidas sobre sus experiencias pasadas en el club de literatura, mientras Pablo discutía ideas para futuros proyectos. Daniel, por su parte, seguía mostrando su compromiso y creatividad, lo que poco a poco ganaba la confianza de Christian.

Al despedirse, Christian se sintió agradecido por tener a estos nuevos amigos en su vida. A pesar de los problemas en casa, sabía que podía contar con ellos.

Esa noche, al llegar a casa, la tensión seguía presente, pero Christian decidió no dejar que eso lo desanimara. Se retiró a su habitación y comenzó a escribir en su cuaderno sobre el día. Recordó las palabras de Claudia y la amabilidad de sus amigos, sintiendo una renovada esperanza.

Mientras se preparaba para dormir, pensó en la obra de teatro, en Claudia, en Rafa, Marina, Pablo y Daniel. Había sido un día de descubrimientos y nuevas conexiones, y aunque las dificultades persistían, Christian estaba decidido a seguir adelante.

Apagó la luz, permitiéndose sonreír. El futuro seguía siendo incierto, pero con cada paso, Christian sentía que estaba encontrando su camino.

Caminos de Sombras y LucesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora