Capítulo 5: Las Primeras Pruebas

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La mañana siguiente, el despertador de Christian rompió el silencio de su habitación a las siete en punto. Se levantó con la misma mezcla de emoción y ansiedad que había sentido la noche anterior. Mientras se preparaba para el día, sus pensamientos fluctuaban entre la obra de teatro y la inesperada amabilidad de Daniel. Decidido a no dejar que las dudas lo consumieran, Christian se dijo a sí mismo que debía centrarse en lo positivo.

Al llegar a la escuela, Christian vio a Claudia esperándolo en la entrada, con una gran sonrisa en el rostro.

-¡Buenos días! ¿Listo para el primer ensayo? -preguntó Claudia, claramente emocionada.

-Sí, aunque estoy un poco nervioso -admitió Christian, respondiendo con una sonrisa tímida.

-No te preocupes, va a ir genial. Además, estaremos todos juntos en esto -dijo Claudia, dándole una palmada en la espalda para animarlo.

Juntos caminaron hacia el aula de teatro, donde el resto del club de literatura ya se estaba reuniendo. La señora Martínez los recibió con una cálida sonrisa y comenzó a distribuir los guiones. Daniel y Alberto estaban allí también, aparentemente tan entusiasmados como el resto.

-Bien, chicos, hoy vamos a hacer una lectura inicial del guion. Quiero que se familiaricen con sus personajes y con la historia que vamos a contar -anunció la señora Martínez, entregando los guiones.

Christian se sentó junto a Claudia y abrió su guion, sintiendo una oleada de anticipación. Mientras leían, la habitación se llenó de voces, cada una tratando de dar vida a su personaje. Christian se concentró en su papel como narrador, encontrando un extraño consuelo en las palabras que leía.

La lectura fue intensa y envolvente. Claudia se metió rápidamente en el papel del Principito, trayendo una energía y una emotividad que capturaron a todos. Christian, aunque inicialmente nervioso, pronto se dejó llevar por la historia, su voz ganando confianza a medida que avanzaba la lectura.

-Eso fue excelente, chicos -dijo la señora Martínez al final de la lectura-. Estoy impresionada con su dedicación y entusiasmo. Ahora, dividámonos en equipos para trabajar en diferentes aspectos de la producción.

Daniel se ofreció para ayudar con la escenografía, algo que Christian encontró un alivio ya que significaba menos contacto directo con él. Sin embargo, no podía negar que Daniel parecía realmente interesado en contribuir de manera positiva.

Durante el ensayo, Christian notó que Daniel trabajaba diligentemente, colaborando con su equipo y proponiendo ideas creativas para el escenario. Aunque seguía siendo cauteloso, Christian no podía evitar sentirse un poco esperanzado.

-Vamos a tomar un descanso, chicos -anunció la señora Martínez, permitiendo a todos relajarse por un momento.

Christian y Claudia se dirigieron a la cafetería en busca de algo de comer. Mientras hacían fila, Christian se volvió hacia Claudia, su expresión reflejando la mezcla de emociones que sentía.

-¿Qué piensas de todo esto? -preguntó, refiriéndose tanto a la obra como a la participación de Daniel.

-Creo que es una gran oportunidad para todos nosotros. Y sobre Daniel... bueno, puede que realmente esté intentando cambiar. Pero entiendo tus dudas -respondió Claudia, con un tono comprensivo.

-Sí, solo... necesito tiempo para acostumbrarme -dijo Christian, tomando un bocadillo de la bandeja.

Mientras comían, Laura, una chica del club de literatura, se les unió en la mesa.

-¡Hey, chicos! ¿Cómo va todo? -preguntó Laura, sentándose con ellos.

-Bien. Solo estamos hablando sobre la obra y cómo se siente todo tan... nuevo -dijo Christian, sonriendo.

-Sí, es emocionante. Y creo que va a ser algo increíble. La señora Martínez tiene grandes planes para nosotros -dijo Laura, mordiéndose el labio con emoción.

Después del almuerzo, volvieron al aula de teatro para continuar con los ensayos. La señora Martínez decidió que era hora de trabajar en algunas de las escenas clave.

-Christian, Claudia, vamos a enfocarnos en la escena inicial. Daniel, tú y tu equipo pueden empezar a pensar en el diseño del escenario -instruyó la señora Martínez.

Christian y Claudia se posicionaron en el centro del aula, rodeados por sus compañeros. Comenzaron a ensayar la primera escena, explorando las emociones y los diálogos de sus personajes. Claudia, con su habilidad natural para actuar, guió a Christian, ayudándolo a encontrar el ritmo adecuado.

-Eso fue genial, Christian. Estás haciendo un gran trabajo -dijo Claudia después de un ensayo particularmente bueno.

-Gracias, Claudia. Tu ayuda realmente marca la diferencia -respondió Christian, sintiendo un calor en su corazón.

Después del ensayo, Daniel se acercó a ellos.

-Hey, chicos. ¿Qué les parece si salimos todos juntos a tomar algo? Podríamos hablar más sobre la obra y conocernos mejor -sugirió Daniel.

Christian dudó por un momento, pero Claudia intervino.

-¡Me parece una gran idea! -dijo ella, sonriendo-. ¿Qué dices, Christian?

-Claro, vamos -dijo Christian, decidiendo darle una oportunidad.

El grupo se dirigió a una pequeña cafetería cercana. Allí, se encontraron con otros miembros del club que ya estaban en una mesa, conversando y riendo. Entre ellos estaban:

- **Rafa**, un chico alto y delgado con gafas, conocido por su habilidad con la iluminación y el sonido. Siempre tenía una actitud relajada y una sonrisa fácil.
- **Marina**, una chica de cabello rizado y ojos verdes, que se encargaba del vestuario y el maquillaje. Era creativa y siempre estaba llena de ideas innovadoras.
- **Pablo**, un joven apasionado por la escritura, que había coescrito el guion de la obra junto con la señora Martínez. Era reservado pero muy observador.

-¡Hey, chicos! -saludó Rafa, haciendo espacio en la mesa para que se unieran.

-Hola, Rafa. Gracias -dijo Christian, sentándose junto a él.

Pronto, la mesa se llenó de risas y conversaciones. Christian comenzó a relajarse, dándose cuenta de que estaba disfrutando de la compañía de sus nuevos amigos.

-Así que, Christian, ¿qué te llevó a unirte al club de literatura? -preguntó Daniel, genuinamente curioso.

-Siempre me han gustado los libros. Es una forma de escapar y encontrar nuevas perspectivas -respondió Christian, sintiéndose más cómodo.

-Es genial. Me alegra que estés disfrutando del club y de la obra. Creo que vamos a hacer algo realmente especial -dijo Daniel con una sonrisa.

-Oye, Christian, ¿te gustaría ayudarme con la iluminación en algún momento? -preguntó Rafa-. Podríamos usar una mano extra.

-Claro, me encantaría aprender -respondió Christian, sintiéndose animado por la invitación.

-Y yo necesitaré tu ayuda para algunos ajustes en el vestuario -agregó Marina, sonriendo-. Tengo algunas ideas que podrían funcionar bien con tu personaje.

La tarde pasó rápidamente, y al despedirse, Christian sintió que había dado un gran paso. Aunque aún quedaban muchas preguntas sin respuesta, estaba dispuesto a dar una oportunidad a este nuevo comienzo.

Esa noche, al llegar a casa, Christian se sintió más ligero. Su familia estaba en silencio, lo que le dio la oportunidad de reflexionar en paz. Abrió su cuaderno y comenzó a escribir sobre el día, sintiendo una renovada esperanza.

Mientras se preparaba para dormir, pensó en Claudia, en el club de literatura, en la obra y en Daniel. Había sido un día de sorpresas y nuevos comienzos, y aunque no todo estaba claro, estaba decidido a seguir adelante.

Apagó la luz, permitiéndose sonreír. El futuro era incierto, pero con cada paso, Christian sentía que estaba encontrando su camino.

Caminos de Sombras y LucesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora