Operación París

Capítulo 5

Clara despertó con el primer rayo de sol que se filtró por la ventana de su pequeño apartamento en el Barrio Latino. El débil resplandor de la mañana bañaba las paredes con una calidez suave y reconfortante. París, con su encanto atemporal, parecía aún más brillante en la mañana. Los sonidos lejanos del bullicio de la ciudad comenzaban a despertar, mezclándose con el trino de los pájaros que anunciaban el comienzo de un nuevo día. El aroma del café recién hecho inundó la cocina mientras Clara se preparaba para su día. La cafetera emitía un murmullo constante, liberando un aroma que se mezclaba con el olor del pan recién tostado. Hoy era un día especial: Jacques la llevaría a explorar más librerías en busca de pistas sobre Henri, el misterioso autor de las notas.

Se encontraron en la entrada de Shakespeare and Company, donde el bullicio de la ciudad aún no había comenzado. La histórica librería, con su fachada verde y letreros dorados, parecía un guardián de secretos antiguos. Jacques la esperaba con una sonrisa y dos croissants en la mano, envueltos en servilletas de papel.

—Para ti —dijo, ofreciéndole uno—. No podemos empezar nuestra aventura sin un buen desayuno parisino.

Clara aceptó el croissant con gratitud. La calidez de la repostería y la compañía de Jacques la hicieron sentir que estaba en el lugar correcto, en el momento adecuado. El crujido del croissant al morderlo liberó un suave olor a mantequilla que se mezclaba con el aroma del café. Se miraron a los ojos mientras desayunaban, disfrutando del momento de tranquilidad antes de sumergirse en su búsqueda.

Comenzaron su recorrido por las callejuelas de París, deteniéndose en cada librería de segunda mano que encontraban. Las calles empedradas, adornadas con flores en los balcones y pequeños cafés en cada esquina, parecían una escena sacada de un cuadro impresionista. Jacques, con su conocimiento enciclopédico de la historia literaria de la ciudad, le contaba anécdotas y curiosidades sobre cada lugar.

—Esta librería, La Belle Époque, tiene una colección impresionante de libros raros —dijo Jacques mientras entraban en una pequeña tienda escondida en una esquina tranquila—. He oído que el propietario es un apasionado de la literatura del siglo XIX.

El interior de La Belle Époque era acogedor y estaba lleno de estanterías de madera oscura que se extendían hasta el techo. Las estanterías crujían bajo el peso de los libros, y el aire estaba impregnado de un aroma a papel viejo y encuadernaciones de cuero. Libros de todas las épocas y géneros llenaban cada rincón. Clara se sintió transportada a otro tiempo, como si las páginas amarillentas de esos libros guardaran secretos y vivencias de épocas pasadas.

Se dirigieron al mostrador, donde un hombre mayor, con gafas redondas y una barba canosa, les dio la bienvenida. Sus ojos, detrás de los cristales gruesos, brillaban con una curiosidad tranquila.

—Bonjour, ¿en qué puedo ayudarles hoy? —preguntó con una voz amable y ligeramente rasposa, como si cada palabra estuviera impregnada de años de historias.

Jacques explicó su búsqueda, mencionando a Henri y las notas misteriosas. El librero frunció el ceño pensativo, acariciándose la barba en un gesto reflexivo.

—Henri... —repitió—. Creo que he visto anotaciones similares en algunos libros que han pasado por aquí. ¿Podría ser Henri Dufresne?

El nombre resonó en Clara como un eco de algo importante. Jacques y ella se miraron con ojos brillantes de anticipación, sintiendo que cada paso los acercaba más al misterio que intentaban desentrañar.

—Sí, podría ser él —respondió Jacques, tratando de contener su emoción—. ¿Tiene algún libro anotado por él?

El librero los guió hacia una sección en el fondo de la tienda, donde las estanterías eran más altas y los libros parecían aún más antiguos. Sacó un par de libros polvorientos y los abrió con cuidado. Allí, en los márgenes, encontraron las notas familiares de Henri. Clara sintió una mezcla de emoción y nerviosismo. Cada anotación parecía llevarla más cerca del hombre que había inspirado tanto en ella.