Capítulo 22

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Clara y Jacques habían soñado con un proyecto conjunto durante mucho tiempo, y finalmente, la idea había cobrado vida: escribir un libro juntos. La decisión de embarcarse en esta aventura literaria no solo les entusiasmaba, sino que también les ofrecía la oportunidad de combinar sus talentos y perspectivas, creando algo verdaderamente único.

La idea surgió una noche mientras compartían una copa de vino en el balcón de su apartamento. La brisa fresca de París acariciaba sus rostros mientras discutían sobre sus próximos proyectos, el murmullo de la ciudad y el lejano resplandor de la Torre Eiffel creando una atmósfera mágica.

—¿Te imaginas si escribiéramos un libro juntos? —preguntó Clara, jugueteando con la copa de vino en sus manos, su mirada perdida en el horizonte nocturno.

Jacques sonrió, su mirada llena de admiración y curiosidad, reflejada en sus ojos brillantes.

—Sería una experiencia increíble —respondió—. Combinar nuestras voces, nuestras ideas... podríamos crear algo realmente especial.

Y así, decidieron comenzar. El proceso de escritura sería un viaje en sí mismo, lleno de descubrimientos, desafíos y momentos de pura inspiración, cada uno aportando lo mejor de sí mismo.

Los primeros días fueron una mezcla de emoción y planificación. Decidieron escribir una novela basada en la vida de Henri, entrelazando su historia con elementos ficticios que reflejaran sus propias experiencias y emociones. La investigación que Clara había hecho sobre Henri proporcionaba una base sólida, y juntos, comenzaron a esbozar el esqueleto de la trama.

Cada mañana, se reunían en su estudio, una habitación luminosa con vistas a los tejados de París. La mesa estaba cubierta de notas, libros de referencia y tazas de café, el aroma del café recién hecho llenando el aire. El ambiente estaba cargado de creatividad y expectación.

—Creo que deberíamos empezar con una escena en la que Henri conoce a su primer amor —sugirió Clara, hojeando sus notas con entusiasmo—. Algo que capte la intensidad y la pasión de ese primer encuentro.

Jacques asintió, tomando su pluma, su rostro reflejando una mezcla de concentración y entusiasmo.

—Sí, y podríamos alternar entre los puntos de vista de Henri y su amada, mostrando cómo cada uno experimenta el amor de manera diferente.

Empezaron a escribir, cada uno sumergido en su propio mundo, pero siempre conectados por el hilo invisible de su colaboración. Las palabras fluían, a veces de manera suave y otras con más dificultad, pero siempre encontraban la manera de avanzar.

Sin embargo, no todo fue fácil. A medida que profundizaban en la historia, surgían desacuerdos creativos. Clara tenía una visión muy clara de algunos aspectos, mientras que Jacques quería explorar otros ángulos.

—No creo que Henri debería reaccionar así en esta escena —dijo Clara una tarde, frunciendo el ceño mientras leía el último borrador de Jacques—. Es demasiado impulsivo para su carácter.

Jacques suspiró, rascándose la cabeza, sus ojos reflejando la tensión del momento.

—Entiendo tu punto, pero creo que este momento de impulsividad podría mostrar una faceta diferente de su personalidad, algo que lo haga más humano.

Discutieron, a veces elevando un poco la voz, pero siempre con respeto y amor. Sabían que estos desacuerdos eran parte del proceso y que cada uno aportaba algo valioso a la obra.

—Vamos a hacer un compromiso —propuso Jacques finalmente, su voz calmada—. Podemos suavizar un poco su reacción, pero aún mostrar esa chispa de impulsividad. ¿Qué te parece?

Operación ParísDonde viven las historias. Descúbrelo ahora