MALDITO EGOISTA "OMEGAVERSE"

1.- OMEGA

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ACTUALIDAD

Era tanta la tranquilidad que transmitía la ciudad de Tokyo en la actualidad, que resultaba difícil de creer que en ese mismo lugar hubiese ocurrido uno de los eventos más catastróficos de toda la historia, años atrás.

Ahora las personas vivían tranquilamente.

Ese día gris en donde tenían que correr por sus vidas ya no estaba más, se había acabado, y todo gracias a los cientos de héroes que ayudaron en ese entonces, pero en especial ese "héroe" que consiguió acabar con el mal y regresarle la paz a la humanidad.

En la actualidad, ese héroe era respetado y admirado por infinidades de personas en el planeta, y era obviamente el que ocupaba el puesto número uno en el ranking de héroes a nivel mundial.

Ese héroe fue el que destaco más ese día.

Ese héroe era...

— ¡Dynamigth!­—Nombró un pequeño niño de ojos esmeradas mientras sujetaba en sus pequeñas manos un álbum— ¡Oto-san es sin dudas el mejor de todos!

—Deja de chillar otra vez—Habló otro pequeño niño de ojos rubíes que comenzó a acercarse al otro pequeño—Y ya bota ese ridículo álbum que es vergonzoso­—Gruño.

— ¡P-Pero es Oto-san! —Chillo el niño de cabellera verdosa— ¡Él no es vergonzoso, él es genial!

—Enserio me desesperas—Volvió a gruñir el menor de cabellera ceniza—Si no lo botas tú lo haré...­—Más no logró culminar al escuchar la puerta principal de aquella casa abrirse.

— ¡Llegó Oto-san! ¡Oto-san está de vuelta!­—Exclamó eufórico el pequeño peliverde mientras emprendía una carrera hasta la puerta— ¡Oto-san!

Solo le llevo unos segundos al menor para llegar hasta la puerta y lanzarse a los brazos de ese hombre que acababa de ingresar a la casa.

Ese hombre quien lo recibió a gusto, era de apariencia fuerte, con músculos resaltantes, cabellera ceniza y penetrantes ojos rubíes -los cuales, muchos de sus fanáticos solían decirle que eran muy atrayentes y lograban transmitir tanta seguridad-

Ese hombre era Katsuki Bakugou de unos 25 años de edad, quien en ese momento estaba portando su traje de héroe, regresando de lo que sería un duro día de trabajo como héroe profesional.

—Oto-san te extrañe—Pronunció el pequeño restregándose sobre el pecho de su padre.

­—Mi pequeña rata esponjosa igual yo—Respondió Katsuki mientras lo estrechaba en sus brazos—Pero que tenemos aquí—Se percató del álbum que llevaba el pequeño en sus manos—¿Ya lo terminaste de completar?

—Aún me falta dos páginas para lograrlo, Oto-san—Mencionó feliz— ¡Solo dos páginas! —Repitió nuevamente con exagerada felicidad.

—Ya cállate—Gruñó recién llegando hasta la puerta el pequeño de ojos rubíes—Me desesperas con esa cosa.

—Pero si es mi otra rata—Mencionó Katsuki ignorando lo que dijo— ¿Y mi jodido abrazo? —Preguntó agachándose hasta el suelo, sin soltar sobre este a su hijo peliverde—Estoy esperando—Dijo con una sonrisa.

El menor de cabellera ceniza lo miró seriamente por unos breves segundos para luego articular.

—Oka-san está en la cocina, iré con él—Se limitó a contestar para después darse la vuelta y marcharse del lugar.