El sonido de mi alarma se cuela por mis oídos como un martillo dispuesto a romper mi reconfortante sueño. Me levantó de la cama a regañadientes y suspiró antes de estirarme. Al notar todos mis huesos crujirse me despejó un poco. Observo mis cascos encima de la mesa y los enciendo. Me los colocó y comienzo a escuchar mi playlist.
La música ha sido un refugio desde siempre, pero este último año más. Hoy es mi primer día de clase del último curso y estoy bastante nervioso. El año pasado fue cuesta arriba.
Carlos y yo nos distanciamos unos días antes de empezar el curso del año pasado. Y ese año fue bastante complicado. George y Álex se habían vuelto mis amigos, mi círculo de amigos. De vez en cuando, se sentaban con nosotros Max y Daniel. Eran mi apoyo gay en estas situaciones ya que empezaron a salir hace unos veranos.
Cuando lo pasaba peor era en las clases, aún que estuviéramos distanciados y sin hablarnos, nos seguíamos sentado en mesas contiguas, pero no nos dirigíamos la palabra.
Bajo las escaleras de mi casa cuando me termino de preparar y saludo a mis padres y a mi hermano pequeño. En este momento me quito los cascos, tocará hablar con mi familia.
—¿Emocionado por el primer día de clase? —Me pregunta mi madre con una sonrisa brillante en su cara.
—Bueno, más o menos. —Susurro desganado y me siento al lado de mi hermano. —¿Y tú estás nervioso de empezar el instituto?
—No, tengo muchas ganas. A penas pude dormir anoche de la emoción. —Sonrío al escuchar el tono de alegría de mi hermano mientras asiento.
—Seguro que vas a hacer buenos amigos. —Mi madre le sonríe y yo miro mi tazón de cereales.
Trago saliva y observó el plato fijamente. Estaba casi a rebosar, lleno de cereales de distintos colores. Agarró la cuchara tembloroso y me llevo una cucharada a la boca.
—Será mejor que os deis prisa, no vaya a ser que lleguéis tarde el primer día de clase. —Habla mi padre entrando a la cocina.
Levantó la vista del temeroso plato y observó la hora antes de asentir. Mi hermano y yo nos levantamos, nos despedimos de nuestros padres y salimos de casa rumbo al colegio.
Después de la noche esa, no volví a coger el autobús hacia el instituto, prefería ir andando antes de cruzarme con él más tiempo de lo necesario.
A mitad de camino, George se unió a nosotros.
—Mirate, que mayor Oliver, empezando el instituto ya.
—Creo que se me va a escapar una lagrimita. —Digo, exagerando obviamente y mi hermano rueda los ojos muerto de vergüenza.
—Suficiente. —Dice y ambos nos echamos a reír.
—¿Qué tal todo? —Miro a George con una sonrisa.
—Cansado, no quiero empezar las clases. Que rollo. —Pone los pulgares hacia abajo, en signo de desaprobación. —Tú estarás encantado.
—Bueno, no me importa volver a estudiar. —Me encojo de hombros y le sonrió. —¿Y Álex?
—Hoy cogía el bus, estaba muy cansado como para ir andando. —Le veo sonreír de lado y yo tuerzo los labios poniendo una mueca de asco.
—Tío, por Dios. —Es lo único que digo antes de escuchar como empieza a reírse.
Hace cosa de dos meses que ellos dos empezaron a salir, a ser una pareja oficial. Así que digamos que mi grupo de amigos, que somos tres, los otros dos están saliendo entre ellos, me siento el tercero en discordia.
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Segundas oportunidades || Carlando
FanficSolo se les deben dar segundas oportunidades a las personas que realmente te importan, o eso mismo pensó Lando cuando Carlos decidió darle una segunda oportunidad a su amistad, y a lo que pueda llegar a surgir. Aviso de autora: En la obra se hablará...