Victoria y Timothée se odian.
Victoria y Timothée no se pueden ni ver.
Pero cada vez que se cruzan, sus encuentros son tan explosivos y trascendentales como el maldito Big Bang, en el mejor y peor de los sentidos.
Para Timothée, Victoria es una espe...
No puedo dormir. Sé que hemos hablado hoy por teléfono, pero no puedo pegar ojo y necesito mantener la cabeza ocupada en algo para no enloquecer.
Victoria llega dentro de unas horas. No estoy preparado. Me siento nervioso. He hablado delante de miles de personas, he viajado a incontables paises, he superado una ruptura amorosa que se hizo pública; ¿Y aún asi estoy nervioso por enfrentarme a esto?
No te lo habia querido contar antes, pero ayer recibí un mensaje de Katie. A veces la echo de menos. No de un modo romántico, supongo. Sé que no hizo las cosas bien, pero se enamoró. No de mi, pero se trataba de amor. ¿Cómo puedo echarle en cara que quiera a otro?
Dice que quiere verme. Aún no le he contestado. No sé si algún día lo haré. Tengo miedo de verla y agarrarme de nuevo a los recuerdos. Tengo miedo de pedirle que me quiera otra vez y hacerlo únicamente porque me siento solo.
Tengo miedo de ser de este modo dañino, de tenerlo todo a mi alcance y aún asi sentirme infeliz.
No me hagas caso. El sueño me hace pensar cosas raras.
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Era su última noche en París antes de irse a Nueva York. Estaba con su familia en el restaurante de siempre, al que acudían cuando tocaba alguna celebración especial. Habían cenado y ahora llegaba el turno de las copas. Ya iban por la tercera, lo que significaba que su padre daba cabezadas esporádicas con los codos sobre la mesa, su madre soltaba risas de vez en cuando sin motivo aparente y sus hermanos se metían con ella.
Victoria siempre llevaba mal esos encuentros, pero aquella noche, y teniendo en cuenta que se iría por un largo mes, sentía que los echaría mucho de menos.
Sentía miedo también. E incertidumbre. Porque sabia que su vida iba a cambiar de un modo radical. Y no estaba preparada, porque ni siquiera habia sido una decisión propia ni muy meditada, más bien se habia sentido empujada a tomarla.
—Si conoces a Tom Cruise, háblale de mi.
—Mamá, por enésima vez, no voy a conocer a Tom Cruise — Victoria suspiró, armándose de paciencia para explicarle a su madre que irse a vivir con un famoso a Nueva York no significaba que acabaría siendo amiga íntima de Taylor Swift o de alguna otra celebridad de las que llenaban las revistas de su peluquería.
—Tú, por si acaso, acuérdate de tu madre.
—¿Y qué se supone que tengo que decirle?
—Dile que tu padre y yo somos una pareja muy liberal.
Victoria abrió los ojos como platos, mientras que su hermano Nic bebía y negaba con la cabeza y Adam se reía a carcajadas. Su padre no decia nada, lo cual podria ser una señal de que estaba más allá que acá por tanto whisky o que estaba de acuerdo con su mujer, lo que resultaba espeluznante.
