Victoria y Timothée se odian.
Victoria y Timothée no se pueden ni ver.
Pero cada vez que se cruzan, sus encuentros son tan explosivos y trascendentales como el maldito Big Bang, en el mejor y peor de los sentidos.
Para Timothée, Victoria es una espe...
Lamento comunicarle que mi cliente, Timothée Chalamet, se encuentra enfermo, asi que por motivos personales no habrá material que enviar por parte de la señorita Lafevre hasta nuevo aviso. Lamentamos las molestias y esperamos que con los preparativos para la gala de premios del sábado y el evento propiamente dicho se puedan cubrir de sobra las horas sin filmar.
Un saludo cordial.
ETHAN BRADLEY Representante de TIMOTHÉE CHALAMET
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Victoria se pasó dos horas escondida en su habitación. Deseaba cerrar los ojos y aparecer en su cama, en aquel pequeño piso en París, que pese a lo viejo y diminuto, echaba mucho de menos. Se habría pasado el resto del día entre sus sábanas, protegida y a salvo de la Victoria que hacía demasiado tiempo le había dicho adiós indefinidamente.
No obstante, no fue posible. No solo porque estaba trabajando, sino porque Timothée golpeó con los nudillos la puerta que los separaba, devolviéndola a la incómoda realidad.
No contestó, aún asi él abrió lentamente la puerta y asomó la cabeza.
—¿Todo bien? — le preguntó.
Lo intentó, pero la voz no le salió. Solo logró expulsar de sus labios un bufido seco, que a él le dio a entender que las cosas no iban bien.
—Había pensado en probarme trajes para elegir el de la gala del sábado. Seguro que tu jefa querrá que me grabes quitándome la ropa — dijo Timothée, alzando un par de veces las cejas con picardía.
Victoria sonrió, todavía tumbada en la cama mirando el techo.
Se había olvidado por completo de la gala, uno de los puntos fuertes organizados de cara al programa. Pese a ello, posiblemente aparecer con Timothée vestido de traje en un evento de esa clase por primera vez era lo que menos le apetecia en esos momentos. Él se dio cuenta de su estado y puso una expresión casi tierna, como si fuera un niño pequeño llamando a su puerta para salir a jugar.
—Vamos, a Jacqueline le encantaría vernos eligiendo trapitos, aprovéchate.
Era una tregua. Timothée estaba siendo amable y delicado, e incluso dulce con ella; pero Victoria no estaba segura de poder plantarle cara a esa versión de él. Prefería al Timothée sarcástico y déspota, el que intentaría sin dudas burlarse de ella por lo que ambos sabían que había sucedido horas antes. A ese sí que sabría cómo enfrentarse.
