4

48 5 1
                                    

-Mamá, no tenemos entrenador ¿Cómo va a ser David Evans?-después de dos horas seguíamos estancadas en la misma conversación, que en estos momentos se estaba subiendo de tono por mi parte pues estaba perdiendo la paciencia con su negativa a buscar una solución que nos medio guste a los dos-Además, Mark es un capitán excelente y tiene más pasión de la que nunca te podrías imaginar, él es incapaz de jugar sucio y siempre se preocupa por todos ¡Hasta ha venido con una solución para que no dejase al equipo! ¡Por Dios mamá, estás judgando a alguien y ni siquiera por sus acciones! ¿Dónde está eso sospechoso que decías de la carta? Porque la he leído y no he visto nada extraño-tomé aire-Por favor, déjame volver al equipo, lleguemos a un consenso

-No sé qué decirte, ni siquiera deberías de saber lo de tu padre. Eres muy pequeña todavía para la crueldad que hay en este mundo, todavía te dejas ir por las apariencias-se levantó y recogió mi pelota de la estantería-Cuando conocí a tu padre, vi el amor por este deporte en su forma de jugar. El único día que lo vi volver a ser tan sumamente feliz fue el día que naciste, antes de eso nunca había vuelto a ser el mismo. No quiero que te vuelvas tan dependiente del fútbol como tu padre, no quiero que seas infeliz

-Prohibirme el fútbol es hacerme infeliz

-Ahora piensas así, pero verás como en unas semanas no piensas igual. Todavía puedes salir del fanatismo que contagian los Evans

-¿A qué te refieres?

-Tu padre empezó jugando porque vio un partido de fútbol donde el portero era David Evans, desde entonces empezó con esa pasión de hacer del fútbol un deporte honrado. Y ahora tú te juntas unas semanas con su nieto y te revelas completamente

-Me revelo porque no entiendo el porqué de un día para otro dejas de apoyarme con mis sueños, tengo que admitir que si desde siempre has intentado que me dejase de gustar el fútbol lo has ocultado estupendamente-a este punto no pude contener las lágrimas-Siempre he pensado en lo afortunada que era por tenerte siempre apoyándome y ahora que por fin puedo hacerte sentir orgullosa me dejas sin la oportunidad de llegar más lejos que papá, ni siquiera has visto mi rayo azul

-¿En serio? ¿Lo has logrado?-asentí-Pensé que te habías rendido el año pasado

-Y lo hice, pero en el partido las ganas de todos me hicieron intentarlo y lograrlo. Fue increíble, mi primer gol de verdad

-Yo... Yo no sé qué pensar, pero no quiero permitir que vuelvas a juntarte con el nieto de David. Podemos buscar otro instituto con un equipo que te deje jugar

-Sí, pero ¿Por qué buscar otro instituto si el Raimon es el que mejor nos viene y ya me han aceptado?

-¿De verdad quieres seguir?¿Qué vas a hacer si tienes un accidente y nunca más vuelves a caminar?

-Continuar con mi vida, como papá lo hizo

-Ya es tarde, a dormir

Se fue dando un portazo y se llevó mi pelota. Odiaba que la conversación se hubiese quedado así. Pocas veces había discutido con mi madre, siempre una de las dos se daba cuenta de que no tenía razón y se arreglaba todo. Esta vez no tenía pinta de ser así. Cuando me desperté no la encontré en casa ni siquiera me había dejado una nota diciendo que se iba temprano. Caminé triste al instituto, no me gusta estar enfadada con la única familia que me queda. Poco a poco todos habían dejado este mundo y cuando cumplí los nueve ya éramos sólo mi madre y yo. 

Las clases fueron entretenidas, al menos me hicieron dejar de pensar en mis movidas. En los descansos Silvia y Mark se me acercaban, pero no lograron hacerme volver al equipo. Podría engañar a mi madre y decirle que me había metido a otro club cuando en realidad había vuelto con ellos, pero no voy a destruir mi relación si puedo pensar en otra cosa para volver al fútbol. Lo de cambiarme de instituto era buena opción, pero ¿me aceptarían en el equipo? hasta donde sé, soy la única chica que forma parte de un equipo y la fuente es Celia asique no creo que se le halla escapado alguna escuela o al menos alguna que compita en el fútbol frontier. Ya era hora de regresar a casa, no tenía ninguna extraescolar para alargar mi día

La chica del RaimonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora