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.—Podemos hacerlo sin demasiada fanfarria —concuerda Lord Voldemort—. No es un procedimiento exigente, una vez que se han eliminado todos los detalles dramáticos.
Él asiente, observando al otro mago, recién llamado Bartholomew Black, con el rabillo del ojo. Irónicamente, Harry no ha estado cerca de muchas personas verdaderamente locas. La mayoría de los niños en el no-orfanato muggle eran extraños pero funcionales. Bartholomew Black está lejos de eso. Por otra parte, es un mortífago. Lord Voldemort no es sentimental. Si Bartholomew Black está vivo, eso significa que vale la pena mantenerlo con vida.
“La biblioteca”, dice, a modo de explicación. “Necesito algunos textos sobre la transfiguración celular encadenada”.
Lord Voldemort emite un suave zumbido. —Por supuesto. Te sugeriría que consigas algunas maestrías para empezar, pero tus actividades académicas siguen patrones inescrutables.
Harry asiente. “Todavía estoy en la etapa de descubrimiento. No intentaré hacer ningún casting durante años, todavía”.
“Lo que tú digas, Hadrian.”
* * *
El proceso para entrar al Castillo Negro es interesante, al menos por motivos de seguridad.
La primera parte, menos interesante, pero por poco, la gestiona el Ministerio. El dominio de la política por parte de Harry es casi tan bueno como su dominio de las convenciones sociales o de los puntos más delicados de la diplomacia. Como va detrás del Señor Oscuro, presumiblemente muy versado en política, se contenta perfectamente con entrar y salir, divirtiéndose con los detalles que llaman su atención.
Lo más gracioso, por supuesto, es la verdad general de esta situación. El Señor Oscuro Voldemort está pagando al Ministerio para oficiar un ritual de sangre. Es un ritual de sangre básico, sí, poco más que un proceso para hacer coincidir la sangre de Harry con los requisitos de la Casa, pero aun así... No sabe qué es más gracioso, la idea de que el Señor Oscuro esté pagando al Ministerio por algo, o la implicación de que necesita que el Ministerio haga un ritual, sugiriendo así que no puede hacerlo él mismo.
Harry está casi completamente presente, así de encantadora es esta situación. De un lado de un escritorio desordenado, Harry y el Señor Oscuro. Del otro, una joven bruja con anteojos que intenta, sin éxito, ocultar su desesperada atracción por el Señor Oscuro, así como su descarada compasión por el niño con problemas mentales que trajo consigo. Ella, en esta situación, representa al Estado. El Poder. Los dos, a su vez, representan al hombre común; aquellos que renuncian a sus libertades básicas en nombre de la protección que les otorga el Estado.
—Los requisitos son simples —dice, alargando las palabras para que, presumiblemente, Harry lo entendiera mejor—. No debes haber hecho juramentos a una Casa con la que la Casa Negra tiene una disputa, ser mayor de once años y ser varón, un niño, quiero decir.
Harry parpadea con toda la energía de vaca conmocionada que puede generar. Es extraño que haya llegado a un punto en el que esté exagerando su locura, pero su vida es, en general, bastante extraña.
—Muy bien, querida. ¡Vamos!
Esperan en silencio durante varios segundos. El rostro de Tamara se sonroja, palidece y se sonroja de nuevo.
—Déjame intentarlo una vez más, hay una muñeca.
Ella lanza el hechizo de nuevo. Harry comienza a sospechar que ni siquiera han llegado a la parte divertida de esta excursión.
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𓆩𝕻𝖗𝖎𝖓𝖈𝖎𝖕𝖊 𝖉𝖊 𝖑𝖔𝖘 𝕹𝖆𝖚𝖋𝖗𝖆𝖌𝖔𝖘𓆪||(Tomarry)[✓]
FanficTodo se puede lograr, siempre que se den las condiciones. Las ambiciones de Harry James Potter pueden parecer imposibles, pero su vida también lo es. O Harry James Potter no sabía qué significaba tener hijos, quién podía tenerlos y por qué querría t...