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En los últimos días apenas hubo avistamientos de la Princesa de la Amistad, pero su ubicación no era un secreto, su rutina de la semana se volvió ir y venir del ala privada de la Biblioteca del Castillo, que estuvo funcionando como una especie de oficina para ella.

Lo que su Capitán le confesó resultó ser verdad, y se negó con ferocidad a la idea de recibir más escoltas permanentes, como quedó demostrado en la carta que le entregó a Celestia en respuesta de la suya.

Al menos así fue en lo que respecta el registro oficial, lo que se vio en el Salón del Trono, más que un desacuerdo monárquico, se podía comparar con la pelea de una madre con su hija adolescente.

La mirada divertida que la Princesa Luna le dio desde su lugar en el Trono, indirectamente le confirmó al Capitán Sentry que sus pensamientos no eran tan secretos, y en su vergüenza no los diría en voz alta, sin contar que seguía en servicio.

Pero ver a su Princesa defendiendo sus capacidades con tal firmeza, fue, encantador, y un poco atractivo.

Por no decir que fue ante la mismísima Monarca de Equestria, quién finalmente decidió ceder y no realizar cambios respecto a las labores de escolta.

Él sabía que se trataba de un intento de mediación con su antigua estudiante, y no un verdadero cambio de opinión, pero a la vez, Celestia dejó establecido que le confiaba plenamente la seguridad de la Princesa Twilight, a pesar de sus deseos de reforzar la vigilancia y delegar esa responsabilidad a más de un pony.

Durante el trascurso de los días, Flash, además de agradecerle el seguirle confiando su protección, hizo su mejor intento para animarla y respetar su espacio, hablar con Twilight se volvió complicado por varias razones, sus ánimos bajos siendo uno de los principales.

Aún si verbalmente la comunicación era poca, sus ojos expresaban lo suficiente gran parte del tiempo, dicen que son la ventana del alma, y la generalmente optimista y brillante mirada, fácilmente confundible con dos hermosas amatistas, se veía muy apagada, algo sombría.

No le agradaba esa faceta de su Princesa, su amiga, y no sabía qué hacer para aliviar su tristeza.

O tal vez, podía hacerse una idea, pero esa sugerencia ponía en riesgo muchas cosas, algo esperable, se trataba de desobedecer órdenes directas.

Después de todo, lo único que quería, y lo único que no podía, era volver a casa.

Después de todo, lo único que quería, y lo único que no podía, era volver a casa

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Otros quince días, otro día de revisión de informes. A pesar de las tensiones al respecto, no había perdido responsabilidad sobre su Guardia Real particular.

Además, cualquier excusa para estar a solas con su Capitán, era una buena excusa.

Esta vez Twilight trajo chocolate caliente, conocía la receta de Pinkie, solo debía quitarle muchas cucharadas de azúcar, así se volvía deliciosa y digerible para un pony promedio.

La Corona de Equestria (MLP:FiM AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora