Capítulo 38. Entre sombras y estrellas.

29 6 0
                                    

Cuando finalmente me dirigí al patio, estaba bañado por la luz de la luna cuando llegué. Él ya estaba allí, con Zyrelith, a su lado. La criatura majestuosa, emitía una presencia poderosa. A su lado, Zephyr, esperaba con paciencia.

—Vamos a volar —anunció, ajustando las correas de Zyrelith.

Asentí y me acerqué a Zephyr, acariciando suavemente sus escamas antes de subir a su lomo. La sensación de montar siempre era sobrecogedora, una mezcla de libertad y responsabilidad.

Mientras nos preparábamos para despegar, no pude evitar hacer una pregunta que siempre me había intrigado.

—¿Cómo os comunicáis con ellos?

Él me miró por un momento antes de responder, su voz ahora era más calmada y llena de conocimiento.

—Hasta que desarrollamos nuestras marcas, es como si ellos leyeran nuestra mente. Captan nuestros pensamientos, emociones e intenciones. Pero cuando la desarrollamos, nuestras mentes se convierten en una sola.

Asentí, recordando cómo me había comunicado de forma parecida con Kael y Thoran. La idea de esa conexión profunda me fascinaba.

—¿Es así como tú y Zyrelith os comunicáis? —pregunté.

Dante asintió, mirando a su drake con una expresión de respeto y cariño.

—Sí. Es una conexión que va más allá de las palabras. Es una parte de ti, una extensión de tu ser.

Montamos sin decir nada más y, con un grito de comando, despegamos hacia el cielo nocturno. El viento fresco en mi rostro y la sensación de volar eran revitalizantes.

El vuelo nos llevó a través de valles y montañas, con el paisaje nocturno desplegándose bajo nosotros. A pesar de la distancia y el frío de la noche, la presencia de Dante a mi lado me proporcionaba una calidez inesperada.

Finalmente, descendimos en un claro apartado, lejos de las miradas curiosas del Citadel. Aterrizamos suavemente. Dante se acercó a mí, su expresión parecía más suave que de costumbre.

—Admito que eres buena —dijo, rompiendo el silencio—. Pero podrías ser mejor.

—Eso espero —respondí, mirando fijamente sus ojos.

Él asintió, y por un momento, la distancia entre nosotros pareció desaparecer. Estábamos allí, en ese claro apartado, solo nosotros y nuestros drakes, conectados por algo más profundo que palabras o entrenamiento. Sentí que, de alguna manera, había cruzado una barrera, y la presencia de Dante ya no era como antes.

La claridad de las estrellas hacía que el lugar fuera casi mágico, con el suelo iluminado por un suave resplandor plateado. Nos sentamos en una banca de piedra que parecía haber sido colocada allí para contemplar la vista del cielo estrellado.

El ambiente era tranquilo, y el silencio entre nosotros estaba cargado de la tensión de la conversación que habíamos tenido. Finalmente, rompí el silencio con una pregunta que le sorprendió.

— Antes mencionaste que los lirios azules también eran los favoritos de tu madre. ¿Cómo era ella?

Dante miró al suelo, sus ojos parecían reflejar una tristeza que no había mostrado nunca antes.

—Los lirios azules eran muy especiales para ella. En un mundo lleno de sombras y oscuridad, eran un símbolo de esperanza y belleza. Ella solía decir que representaban lo que ella deseaba para mi: algo raro y hermoso en medio de todo lo gris.

La sinceridad en su voz me tocó profundamente. La conversación se desvió hacia un territorio más personal, algo que no había anticipado pero que estaba dispuesta a explorar.

Elarion: La Rebelión de las Sombras  {COMPLETA}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora