Un mensajero para Kivotos

Capítulo 6: Déjate llevar

Me detuve cuando llegué a mi destino: el campo de tiro cubierto de Schale.

Fue una grata sorpresa que en la solicitud de instrucción complementaria también se solicitara que el lugar de la clase fuera el campo de tiro. Tal vez, después de todo, había algo que yo podía enseñar.

Abrí la puerta y de inmediato me recibió el desventurado dúo de ayer.

—¡Sensei! ¡Gracias por aceptar mi pedido con tan poca antelación! —Kirino saludó diligentemente, poniéndose firme. Sorprendentemente, no tenía heridas.

Mientras tanto, su compatriota permanecía encorvada y llevaba una caja de colores bajo el brazo. La caja tenía una etiqueta que decía "Master Donuts", presumiblemente una marca de la tienda.

"Hola, Sensei. Me alegro de que hayas podido venir. Me preguntaba cuánto tiempo tendría que escuchar a la señorita policía buena aquí quejándose por lo de ayer", comentó Fubuki en su habitual tono indiferente.

"Grrr... ¿Cómo podría no hacerlo? Me derrotaron tan fácilmente. ¡Cuando me recuperé, la pelea había terminado!", respondió Kirino.

"Simplemente agradece que hayas tenido un Caballero de la Curación allí para tratarte. De lo contrario, ahora mismo estarías en un hospital".

Me aclaré la garganta y me sumé a la conversación. "En ese sentido, me alegra verte de pie, Kirino".

—¡Gracias, Sensei! Ojalá pudiera ser de más ayuda...

"Pero fuiste de ayuda."

Como distracción, pero sería de mala educación decirlo.

Ella negó con la cabeza con insistencia. "No sólo eso, sino que antes de que llegaras también, no podía hacer nada para reducir siquiera sus números..."

"No es de extrañar, os superaban en número treinta a dos", razoné. Fubuki sacó una rosquilla y la mordisqueó mientras nos observaba, disfrutando del espectáculo.

—¡No es una excusa! Los estudiantes de Valkyrie deberían aspirar a un grado de excelencia más alto del que se espera de ellos —afirmó Kirino. Fubuki puso los ojos en blanco.

Me crucé de brazos. Qué chica tan testaruda. Tenía buenas intenciones, pero ser realista era una virtud igualmente importante. —Entonces, ¿qué propones?

Kirino se detuvo un momento y luego respiró profundamente, como si se estuviera preparando para algo difícil. "... ¡Por favor, enséñame a disparar como tú!", imploró mientras se inclinaba respetuosamente.

"¿Oh?" Levanté una ceja.

Kirino sollozó, con expresión de vergüenza. "La verdad es que... mis notas en nuestros exámenes quincenales de puntería siempre han sido pésimas. Al principio, sospeché que era solo mi arma. Tal vez las miras están mal alineadas, pero ahora no estoy tan segura".

—Ya veo. Una mala puntería sería especialmente debilitante para un agente de policía. —Asentí.

"Siempre soñé con poder transferirme a la Oficina de Seguridad, pero a este ritmo nunca lo lograré. Pero te he visto en acción en Kivotube, así que pensé que tal vez si confiaba en ti..." Kirino se quedó en silencio, esperanzado.

"No digas más. Te ayudaré."

"¿En serio? ¡Así podré acabar con decenas de villanos sin despeinarme, como tú!" Sus ojos brillaban de entusiasmo.

"Tal vez, pero no esperes mejorar de un día para otro. Probablemente deberías volver a Schale en el futuro para practicar si aún necesitas ayuda".

-¡Sí, Shishou!