RUSLANEstoy apoyado en el tronco del sauce. Todos se encuentran dentro jugando al poker, y las mujeres en la sala de estar cotilleando sobre cosas de mujeres, supongo.
Cierro los ojos e inhaló profundo. Disfruto de la sobra que me cubre, de la tranquila soledad, de por fin lograr escapar por un momento de nuestros socios, y de Kerem. Sentí un ligero toque de un dedo sobre mi hombro, robando toda la tranquilidad que tanto me había constado conseguir.–¿De dónde sacaste la sangre?.– esa insoportable voz l conozco de memoria. Me doy la vuelta encontrándome frente a frente con Derya.
–¿De qué sangre hablas?.– pregunté con el ceño fruncido.
–Sabes perfectamente de qué sangre estoy hablando.– habló con malicia, mientras un brillo perspicaz cruzaba sus ojos.
–No tengo idea de que rayos hablas.– Era verdad, me ha pillado distraído, o en realidad no tengo idea.
–Te suena las Sábanas de tu noche de bodas.– comentó con sutileza.
–¡Que demonios!, ¿cómo lo sabes?.– siseo apretando los dientes.
–Entonces es cierto.– susurró desconcertada.
–Fue Adaia, ¿verdad?, ¡habla!.– exigí impactante.
–Ella no me dijo nada.– negó mientras me observaba perpleja.
–Entonces, ¿Cómo es que lo sabes?.– pregunté agarrando su brazo con fuerza.
–Te recuerdo que tengo el increíble don de percibir con facilidad las cosas aunque no sean evidentes, mucho más si lo son. Ademas, la mirada de Adía, y todo en ella grita que aún conserva su pureza. Me sorprende que Kerem no se haya dado cuenta.– respondió intentado soltarse de mi agarre.
–No te atrevas a decirle o....
–No te atrevas amenazarme.– Amonestó interrumpiendo mis palabras.– Si quisiera decírselo, en este momento estuviese hablando con él y no contigo.– siseo con una mirada retadora.– ahora suéltame.– sacudió el brazo con fuerza sacándose de mi agarre. Le di la espalda alejándome unos cuantos pasos.– Adaia es demasiado inocente, y Kerem no es tonto, si lo descubre tendrás muchos problemas, incluso tu puesto en la filial estaría en riesgo, debes solucionarlo pronto.– aconsejó.
–Dime algo que no sepa.– escupí volviéndome hacia ella.
–¿Por qué no lo has hecho?.– interrogó indiscreta.
–No te interesa mi vida íntima.– siseo.
–Es muy raro, porque supongo que debes tener el mismo apetito sexual que tu hermano.– comentó con recelo.
–No me apetece hablar sobre mi apetito sexual con mi cuñada.– eludí.
–Solo digo que es extraño.– comentó con un tono de voz sospechoso.– porque solo se me ocurren dos explicaciones para que aún no hayas consumado tu matrimonio. La primera es que, no te gusta tu esposa, algo que creo totalmente imposible, ya que Adaia es bellísima. Y la segunda es que, tus gustos han cambiado, cuñado.– dijo con un toque burlón.
–Muy graciosa.– dije simulando una carcajada.
–Entonces, dime, ¿por qué?.– insistió curiosa.
–Derya, no metas tus narices en matrimonio, ya suficiente tengo con Kerem.– hablé con un tono punzante y amenazador.
–¿Qué demonios hacen ustedes dos aquí solos?.– escuché la voz de Kerem detrás de mi.
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Inocencia en la oscuridad
RomansaRuslan Oztürk, es un capo de la mafia que domina y controla con mano dura la ciudad de Estambul. Cuando su esposa Lenna muere se queda al cuidado de su hija pequeña, Ruslan se ve obligado a buscar una nueva esposa y una nueva madre para su hija, las...