Aemond Targaryen. II

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Ultraviolence - Lana del Rey.

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(+18)

(P1)
Parte dos más adelante.
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Aemys escuchaba la plática de sus dos hermanos a una esquina de la habitación, oyendo las incitaciones que Aegon hacía a Aemond para llevarlo al mercado de King's Landing, escapar libremente y disfrutar la nula restricción de su madre en las afueras.

— No seas una niña, Aemond. Ya tienes catorce, ¿nunca te escaparás de las faldas de mamá? — bromeó uno de los peli blancos, empujando el hombro de su hermano menor.

— Aegon... — contestó el ya tuerto, aún sin sonar convencido.

— ¡Conseguiste un dragón, te arrancaron el puto ojo por él, y aún te da miedo escapar! — siguió exigiendo.

La chica empujó la estantería para intentar escuchar mejor, logrando que algunos de los libros de la vieja Valyria cayesen al suelo y los dos hermanos se dieran cuenta de su presencia en el lugar. Aegon caminó, con pasos firmes, hacia ella, sacándola de su escondite para aventarla a los pies de Aemond.

— ¡Bueno, ahora vendrás con nosotros! — añadió el más adulto, observando a ambos Targaryen con un pequeño gesto de desprecio. — Los caballeros a mi mando nos ayudarán a escapar. Y nada de ir de chismosa con mamá, Aemys... no quieres que tu gato sea ahorcado.

Ante la ligera amenaza del hombre, la chica se puso de pie y a la defensiva. — ¡Deja a Aemond, Aegon! — gritó ella.

— ¡Dije que vendrán los dos! — continuó hablando fuertemente, indicando a algunos hombres que los ayudaran a escapar.

Al principio, la menor parecía negarse, hasta que por fin Aemond cedió, y no tuvo más remedio que continuar los pasos de su hermano mediano.
Caminando con pasos grandes, y con ropajes neutros encima de sus cuerpos, se escabulleron entre la gente del pueblo. Dándose cuenta de grandes faltas de comida que había entre la multitud.

— Algunos niños mueren de hambre... — susurró al chico del zafiro, entrelazando su mano con la de él.

— La gente sube los impuestos y ocasiona desorden alimenticio. — contestó a su hermana, apretándola fuertemente para evitar perder su rastro.

Aún con los hombres y Aegon caminando delante, se adentraron más en el mercado. El tuerto parecía decidido a dejar de actuar como "niño", ya que tantas veces había sido catalogado de esa manera por sus primos, e incluso hermano mayor, la supuesta segunda figura paterna que tenía.

Al momento de atravesar algunas puertas de madera, entraron a un vasto salón que se dividía por simples cortinas de seda. Jadeos de hombres y mujeres se hicieron presentes en los oídos de todos, logrando sorprender a los dos Targaryen novatos. Aegon se acercó a ambos, golpeando su espalda antes de comenzar a reír.

— Pronto, los dos tendrán que coger entre sí para dar a luz un vástago puro. — mencionó, susurrando en el oído de ambos. — Y apenas son unos niños, unos niños que ni siquiera saben cómo besar...

Los murmullos ponían tensa a la femenina, intentando apartarse pero sintiendo los dedos de su hermano mayor clavados en su brazo izquierdo.

— ¿Por qué no ensayan de una vez, eh? Demuestra ser un hombre, Aemond. Y dale placer a nuestra hermana. — añadió nuevamente, separándose de ambos para tomar sus hombros y empujarlos a una de las habitaciones cubiertas por tela delgada.

Aemond observó a su hermana, la cual tenía unos meses menos que él. Ambos estaban confundidos, pero seguían escuchando los gritos del mayor, esperando a percibir algo de acción por parte de los dos.

ONE SHOTS | HOUSE OF THE DRAGON, GAME OF THRONES.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora