Aemond Targaryen. XII

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Burning Pile — Mother Mother.

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(P1)

De la sangre roja corría la venganza y los recuerdos rotos de Dianne, demostrando a su totalidad que el coraje hacia el ahora tuerto, se mantenía firme y no cambiaría aunque la misma Rhaenyra Targaryen y Aegon se casaran para detener la danza de los dragones.

...

Una pequeña niña, recientemente cumpliendo los 10 años. Hermana menor de Tyland y Jason Lannister, ¿quien osaría a hacerle daño a un león? Ni siquiera un venado con cuernos filosos lo haría, por lo que nunca tuvo la obligación de aprender a defenderse o atacar. Su vida era simple: telas preciosas, joyería exquisita y un gran castillo para dormir.

Aún así, la calma antes de la tormenta era realidad.

Había sido llevada por uno de sus hermanos rubios hacia la Fortaleza Roja, pues tenía asuntos qué tratar sobre la familia real, aquella con grandes fantasías detrás de sus puertas.

Cortaba flores violetas con ayuda de sus dedos débiles, utilizando sus yemas para evitar las espinas. Un guardia permanecía vigilándola cerca de sus espaldas, sin ni siquiera separarse unos cuantos milímetros. Hasta que, de un momento a otro, todos los soldados parecieron enloquecer.

Corrieron hacia el interior del castillo, con las espadas guardadas y ojos filosos por doquier. El hombre a su cargo no fue la excepción, pues la tomó fuertemente de la muñeca para arrastrarla con él.

La vista cambió magníficamente, reemplazando aquel cielo azulado por una oscuridad escondida que olía a rencor, venganza y traición. La niña lo pudo notar de inmediato, cualquier bufón lo haría.

Antes de pasar las puertas del gran comedor, se detuvo junto a sus hermanos, los cuales escuchaban una fuerte discusión en el interior de la gigantesca habitación.

— ¿Qué está pasando, hermano? — preguntó la menor, con una voz débil que podía detonar en cualquier momento.

Tyland no respondió, simplemente esperó a que las puertas se abrieran para reverenciarse. Del sitio, la heredera Rhaenyra salió con pasos rápidos, acompañada por su familia.

Con duda notoria, observó fijamente a cada albino. Algunos llorando desconsoladamente, otros furiosos y los faltantes, asustados. Una vez la sangre negra salió por completo, continuó por presenciarse la reina Alicent, manteniendo a sus espaldas al príncipe Aemond, aquel que sangraba de su ojo derecho.

— Hermano... — susurró ella, asustada del nuevo aspecto. Se escondió entre las ropas de su hermano, pero no fue suficiente.

Aquel príncipe, ahora vengativo por su faltante, escuchó los murmullos de la rubia, volteándose fervientemente mientras, con su mano derecha, intentaba frenar la sangre.

— ¡¿Ahora doy miedo?! — gritó con una fuerza sobrehumana, erizando los vellos de todos los presentes.

Una velocidad sin igual fue encargada de retirar una daga de la mano de su madre, quien se encontraba indiferente a la situación. Caminó a la niña, retirando su mano ensangrentada para ocuparla como sujetador, enterrando el filo del arma en el ojo izquierdo de aquella inocente. 

Todos corrieron a detener al albino, pero era demasiado tarde. Incluso, los dedos de Tyland se marcaron en la muñeca de Aemond.

La reina verde presenció aquella escena, tomando fuertemente a Aemond para observar su mano rojiza. Con un acto egoísta, pareció enfurecerse.

— ¡¿Cómo te atreves a ponerle un dedo encima a mi hijo, el príncipe?! — reclamó, sin ni siquiera fijarse en la nueva herida.

El Lannister tomó apresuradamente a su hermana, colocándola detrás de él y dando repetidas reverencias.

ONE SHOTS | HOUSE OF THE DRAGON, GAME OF THRONES.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora