Gwayne Hightower. I

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Good Looking - Suki Waterhouse.

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Las rodillas de Shaenys caían en el cojín que se posicionaba en el suelo, frente a la gran estatua cercana a la esquina. Sus manos entrelazadas, la cabeza baja y su boca murmurando algunas palabras continuas.

— Alicent me dijo que podría encontrarla aquí. — anunció algún recién llegado, llamando la atención de la platinada una vez tocó su hombro e interrumpió sus rezos.

La fémina se puso de pie ante la nueva presencia, completamente extasiada y un poco malhumorada como para recibir una visita inesperada.

— Tío, ¿sucede algo? — preguntó al poner su punta y talón en el concreto del altar.

El joven rubio abrió sus comisuras hasta formar una sonrisa y colocar la mano izquierda en el mango de su espada filosa. Siempre disfrutaba verla rezar, pero se sentía atrapado al tener que ver con distancia los cabellos blancos de la chica viajando por los vestidos escotados que solía usar.

— Eres la única de tus hermanos que me llama tío, aparte de Daeron. — bromeó, comenzando a caminar a la parte exterior del lugar de oración.

La más joven, caminó al lado del varón con cierto meneo de caderas. — ¿Cómo se encuentra él? ¿Su físico ha mejorado? — contestó en el mismo tono bromista.

— Sí, es bastante atractivo... fue bendecido por los dioses, al igual que su hermana gemela. — hizo referencia a la Targaryen que permanecía firmemente a su lado.

La mujer sonreía tímidamente, percatándose de que se habían alejado lo suficiente de los caballeros que la custodiaban, los cuales rara vez la perdían de vista. Se detuvo para observar a sus alrededores, intentando buscar alguna persona.

— No hay nadie, princesa. — mencionó el varón, curveando su espalda para observar los ojos violetas de la chica. — Pensé que se quería librar un rato de ellos. Los mandé a custodiar a la reina.

— Mi padre se molestará si se entera que me quedé a solas con un caballero, Ser. Gwayne. — un paso hacia atrás fue dado por ella, sonriendo diminutamente.

El áureo asintió una vez, sin preocuparse por los motivos que salían de la boca de la fémina. Continuó caminando al compás de la luna saliendo de su escondite entre las montañas y los rugidos de dragón cesando detrás del palacio. La noche comenzaba a caer, pronto un cielo estrellado los cubriría.

La joven siguió caminando, alzando su vestido con el agarre de sus caderas, intentando evitar la suciedad del suelo con algunos charcos de lluvia. Gwayne la observaba y se reía de vez en cuando, disfrutando la vista torpe que ella ofrecía al tambalear y resbalar su cuerpo entre el lodo.

— ¿Quiere que la cargue? — preguntó, aún caminando con ventaja.

— No, no se preocupe. — continuó forzando sus pasos, alzando los pies con dificultad en cada charco de légamo.

Cuando se hicieron algunos segundos de silencio, sintió un fuerte movimiento que la elevó del piso. El verde la había cargado entre sus brazos, caminando con ella hasta llegar a la cima, donde se situaba un gran árbol y, al lado de él, varios cultivos de flores hermosas.

— Baje, princesa Shaenys. — le recordó a la chica, la cual se había distraído observando el paisaje.

Descendió con rapidez y fuerza, ocasionando el movimiento de una manera inesperada, logrando que ambos sujetos cayesen al pasto. Cada uno al lado del otro, sonriendo por la equivocación de la femenina.

— ¡Lo siento, pero sus palabras me asustaron! — comentó ella, riendo mientras sus manos se encargaban de tapar su rostro carmesí.

— ¡¿Me está echando la culpa a mí, majestad?! — respondió, riendo mientras se recargaba de su propio hombro para observar a la chica.

ONE SHOTS | HOUSE OF THE DRAGON, GAME OF THRONES.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora