CHAPTER TEN
Era la primera sesión en la corte del reinado de Joffrey, le habían permitido tener una audiencia con el nuevo rey, para suplicar por la vida de su padre, pidió que dejaran que su amiga Jeyne la acompañara pero le fue negado, así que se presentó a la corte sola. Estaba nerviosa, las miradas de algunos nobles estaban en ella, algunas con lástima y otra desdeñosas, su corazón latía rápidamente y trataba de calmarse con ligeras exhalaciones silenciosas. Todo el tiempo pensaba en su padre y el destino que podría tener, que los Dioses y Joffrey tengan misericordia, rezo día y noche mientras estuvo encerrada, por el bienestar y liberación de su querido padre, también pensaba en Arya, su hermana a quien aún no encontraban, aunque hubo algunos que decían que posiblemente estuviera muerta, ella no lo creía, no quería pensar que realmente esté muerta. Era mejor que escapara a que la encontraran.
En quien tampoco dejaba de pensar era en Daeron, su mejor amigo, Jeyne le dijo que mataron a todos los hombres de la guardia Stark, él era parte de la guardia. ¿Peró en donde estaba cuando el caos ocurrió? ¿Dónde lo mataron? Le pregunto a su otra mejor amiga si lo había visto, pero ella negó, Jeyne solo vio los cuerpos masacrados y seguía llorando preguntando el paradero de su padre, el Mayordomo Poole. ¿Cómo lo mataron? ¿Habrán tenido la piedad de solo acabar con su vida con la espada o le habrá hecho algo peor? De solo pensar en cómo o qué le hicieron a Daeron, su estómago se revolvía y su pecho se cerraba y lloraba, lo extrañaba cada día y cada noche se culpaba en la forma en que terminaron las cosas entre ellos. El resto de su vida estaría arrepentida de las palabras que le dijo a Daeron la última vez que lo vio.
Cuando pudo visualizar a Joffrey sentado en el Trono de Hierro, a decir verdad parecía ser un asiento incómodo y a la vez algo grande para quienes se sentaran ese ese, incluso para su nuevo rey, el trono se veía grande para Joffrey, a su lado estaba la Reina y en los peldaños que subían a la imponente silla afilada de espadas fundidas de los enemigos de Aegon el Conquistador, sus consejeros, Lord Baelish, Lord Varys y el Maestre Pycelle Joffrey paseó la mirada por todo el salón hasta que se encontró con la de Sansa. Él le sonrió y asintió levemente. Y en vez de conseguir que su corazón se tranquilizara, éste latió con mayor intensidad y los nervios estaban en cada parte de su cuerpo.
—Y en el lugar del traidor, Eddard Stark. — habló Pycelle en voz alta, y Sansa se tenso. —Es deseo de su majestad que Tywin Lannister, Lord de Casterly Rock y Guardián del Occidente, sea nombrado Mano del Rey. Por último, en estos tiempos de traición y deshonra. —resaltando un poco más su voz en ambas palabras.—Es opinión del consejo, que la vida y seguridad del Rey Joffrey, sea de la mayor importancia-
Pycelle dirigió su mirada a la reina, y ella se levantaría de su asiento con elegancia, llamando al Lord Comandante de la Guardia Real. Ser Barristan, que hasta aquel momento había permanecido inmóvil como una estatua al pie del Trono de Hierro, avanzó, hincó una rodilla e inclinó la cabeza.
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𝑨 𝑺𝑶𝑵𝑮 𝑶𝑭 𝑰𝑪𝑬 𝑨𝑵𝑫 𝑭𝑰𝑹𝑬 (𝐒𝐚𝐧𝐬𝐚 & 𝐃𝐚𝐞𝐫𝐨𝐧)
Fanfiction"Every time a Targaryen is born, the gods toss the coin and the world holds its breath, waiting to see which way it will fall, greatness or madness." El cabello rubio blanco oculto bajo un falso castaño oscuro. Ojos y rasgos Valyrios plasmados en su...