"Every time a Targaryen is born, the gods toss the coin and the world holds its breath, waiting to see which way it will fall, greatness or madness."
El cabello rubio blanco oculto bajo un falso castaño oscuro. Ojos y rasgos Valyrios plasmados en su...
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Sansa degustaba de venado con cebada, acompañado de un vino dulce y manzana cortadas en rodajas. Las risas resonantes a su alrededor de sus acompañantes en la larga mesa, generaron que ella sonriera y cuando sus azulados ojos miraron delante suyo. Los vio, a todos ellos.
Arya sentada a su lado cerca de Bran, quien se puso de pie sobre la silla en un intento de alejar a su hermana que lo apuntaba con un cubierto al rostro. Catelyn, su querida madre, a un lado de ambos niños los miraba con una expresión severa. En el otro extremo de la mesa, Robb reía a carcajadas junto a Theon y Jon, si en esta ocasión, su medio hermano compartía mesa con ellos. Por detrás de los tres muchachos entró corriendo su hermano más pequeño, Rickon, con una sonrisa de oreja a oreja siendo seguido por los seis lobos huargos, cada uno posicionándose a los pies de su respectivo dueño. Lady, tan obediente y tranquila la miró, sus orejas levantadas le hicieron saber que quería un trozo de venado y Sansa no se lo negó.
Un escalofrío recorrió todo su cuerpo cuando la silueta de una figura alta se asomó por encima de ella, al levantar la mirada y reconocer unos ojos grises oscuros familiares, supo que se trataba de su querido padre y esté la miró con una sonrisa cálida, acercándose a depositar un cariñoso beso en su frente, la hizo tranquilizarse, su padre tomaría asiento a un lado de su madre, exactamente en el centro de la mesa, ese era su lugar, un lugar donde sus hermanos y ella lo veían y conversaban con él y Ned los escuchaba y veía perfectamente a todos. Luego, una risilla familiar llamó su atención, volteando a su derecha para encontrar a su mejor amiga Jeyne, tomando asiento junto con su padre, el Mayordomo Poole, la Septa Mordane, Jory Cassell y Ser Rodrick.
Una flor azulada apareció cerca de su rostro, sus ojos bajaron levemente observando como un par de manos la sostenían delicadamente, cuando ella levantó su mirada encontró a unos conocidos ojos celestes. Tan azules y brillantes. Daeron la miraba fijamente a sus ojos, pidiéndole con un pequeño gesto indicando que le permitiera sentarse a su lado, ella complacida de tenerlo a su lado se lo concedió. Sansa no despegó sus ojos de toda su familia, de sus leales y queridos sirvientes, de su mejor amiga y sobre todo de Daeron, que de igual forma, no la dejaba de mirar con un sonrisa que le generaba un cosquilleo en su estómago, algo que no había sentido antes, cuando él la miraba y sonreía, hacía que ella ampliará su sonrisa, su mejor amigo se veía igual que un tan apuesto, gentil, como príncipe, tal y como se imaginaba que eran los príncipes de las canciones.
Sintió una abundante felicidad en su corazón, todo lo que quería estaba ahí, delante de sus ojos, sus padres, sus hermanos, Jeyne, Lady, Daeron y todos aquellos a quienes apreciaba, estaban con ella en su hogar. Todo era perfecto y ella no podía pedir otra cosa, quería estar para siempre allí.
—¿Cuándo se casaran Joffrey y Sansa?
En un parpadeo, todo y todos a su alrededor se esfumaron.
