𝐏𝐀𝐑𝐓 𝐎𝐍𝐄 ──── 𝐗𝐈𝐈. 𝐓𝐇𝐄 𝐁𝐎𝐘𝐒 𝐖𝐇𝐎 𝐇𝐀𝐃 𝐓𝐎 𝐁𝐄𝐂𝐎𝐌𝐄 𝐌𝐀𝐍

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CHAPTER TWELVE

CHAPTER TWELVE

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Les tomó una hora a caballo poder alejarse de la Puerta del Rió que daba hacia el Torrente de las Aguas Negras al este. Cuando estuvieron seguros de que nadie los estuviera siguiendo, se detuvieron a descansar cerca de la Puerta de los Reyes, tanto Barristan el Bravo como Daeron se encontraban agotados de la exhausta cabalgata y sabían que sus caballos necesitaban descansar, encontrando un establo detrás de una taberna donde pudieran dormir, el primero en dormir fue Ser Barristan, quien se llevó gran parte del trabajo para que pudieran escapar, mientras que Daeron se quedaría a vigilar y cuidar de los caballos.

En su cabeza todavía albergaba dudas, ¿había tomado la decisión correcta? No quería responder esa pregunta, porque si lo hacía y empezaba a dudar todo el esfuerzo que hizo el Legendario Caballero habría sido en vano y él no deseaba que toda la ayuda o lo que él mismo hiciera fuese en vano. Todo lo que Barristan Selmy le dijo sobre su plan de rescatar a Arya y Sansa de los Lannister, sacarlas de la Fortaleza Roja y de Kings Landing le hizo reflexionar mejor sobre que él solo no podría hacerlo y lo que conseguiría es condenar a las niñas a la muerte, posiblemente algo mucho peor de lo que le hicieron a Lord Stark.

Cuando llegó su turno de descansar, no podía conciliar el sueño, los pensamientos y el temor de que los descubrieran le imposibilitaba cerrar los ojos y el hombre que se encargaría de hacer guardia lo notaria pero no diría una palabra, tenía que dejar que el chico descansara, ya que el día de mañana el viaje continuaría y sería más pesado. En algún momento de la noche Daeron pudo quedarse dormido pero no pudo descansar, las pesadillas sobre lo sucedido en el Septo de Baelor y la masacre de sus compañeros en la Fortaleza Roja, se hacían presentes cada vez que cerraba los ojos.

Horas después del alba, ambos siguieron su camino hacia el noreste y dirigirse a la Puerta del León, donde se encontraba el Camino Dorado. Ser Barristan sugirió una pequeña parada y sin decirle el porqué el joven Targaryen se limitó a obedecer, de repente el caballero desapareció momentáneamente y cuando regreso traía dos odres y un gran pedazo de pan, ofreciendole una de cada cosa, Daeron agradeció el gesto del anciano caballero, pero también se cuestionaba internamente ¿por qué lo hacía? ¿Debía decirle quien era?

—¿Has pensando qué camino vas a tomar? —preguntó Barristan, tomando asiento frente suyo, las grandes murallas de la capital quedaban a sus espaldas.

—Aún no lo sé. No sé en qué parte se encuentre Robb. —Admitió Daeron, eso era cierto, él sabía que su mejor amigo marchaba al sur pero desconocía en donde estuviera luchando o su ejército acampara y una parte de él temía que no pudiera encontrar a su amigo y unirse a su ejército, que su escape y viaje fuese en vano. —Es posible que apenas se encuentre cruzando del norte a las tierras de los rios.

Barristan soltó una pequeña risa.— Hay muchacho, si tan solo dejaras de sobrepensar todo el tiempo, podrías descansar mejor y tal vez, escucharías con mayor claridad lo que se dice a tu alrededor.

𝑨 𝑺𝑶𝑵𝑮 𝑶𝑭 𝑰𝑪𝑬 𝑨𝑵𝑫 𝑭𝑰𝑹𝑬 (𝐒𝐚𝐧𝐬𝐚 & 𝐃𝐚𝐞𝐫𝐨𝐧)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora