"Every time a Targaryen is born, the gods toss the coin and the world holds its breath, waiting to see which way it will fall, greatness or madness."
El cabello rubio blanco oculto bajo un falso castaño oscuro. Ojos y rasgos Valyrios plasmados en su...
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AÑO 299 D.C
"EL INVIERNO SE ACERCA"
Ese era el lema de la Casa Stark, quienes gobernaban el reino más grande de los Siete Reinos y vivían en Winterfell, asentamiento ancestral de los Stark y considerada la capital del Norte. Pero aquellas palabras no solo representaban un lema de una casa importante, sino también venía con un presagio para todo Westeros. Un fuerte y largo invierno acechaba a todos y a todo, a su paso también parecía venir un peligro más allá de la Muralla. Una amenaza de la que muchos desconocían y pocos sabían .
❄️
Habían pasado dos años desde que Daeron y Elynda llegaron a Winterfell, y tomaron la decisión de entrar al servicio de la Casa Stark. Para Daeron fueron los dos mejores años que había vivido hasta el momento. La vida de ambos mejoró en muchos aspectos en comparación de los siete años que vivieron en Mole's Town y los anteriores que habían vivido en un pueblo cercano de White Harbor.
Daeron sintió el frío viento que pegó en su espalda desnuda. Ya tenía diecisiete años, era más alto que cualquier joven a su edad, su físico había cambiado, más bien, mejorado, su altura supera a la de los jóvenes promedio del norte, incluso el Maestre Lewin le comento que podría crecer más en un par de años, en cuanto a su fisonomía, ya no era aquel chico flacucho, había ganado músculo en sus brazos y piernas, su torso adquirió mejor forma, con unas abdominales ya marcadas. Tenía el cabello más corto y arreglado, una barba no tan gruesa que rodeaba sus mejillas, boca y debajo de su barbilla. En el norte era muy común que los hombres tuvieran espesas barbas.
El día había amanecido fresco y despejado, con un frío vivificante que señalaba el final del verano. Él recién había terminando de darse un baño , ahora ya dormía todas las noches y despertaba todos los días, en un lugar mucho más cómodo que una manta sobre la rasposa tierra. Daeron soltó un suspiro, y pudo notar cómo salía su respiración en una pequeña nube de viento frío , tomó algo de un mueble a un lado, un pequeño jarrón de arcilla y lo abrió. Cuando metió y sacó la mano, estaba pintada de un color oscuro, aquello que tenía dicho jarrón, era tintura para cabello y Daeron no pudo evitar hacer una pequeña mueca.
