El segundo matrimonio

Capítulo 15: El tonto no es tonto

Al día siguiente, temprano en la mañana, la familia Ye Nan se levantó. La madre de Ye Nan, al ver el cielo, supo que el día sería soleado y muy caluroso al mediodía. Aunque el período de calor extremo había pasado, todavía hacía mucho calor. Pensó en dejar que su hijo descansara en casa y que ella y su esposo fueran solitos al pueblo, ya que el viaje de ida y vuelta resultaba cansado.

Cuando la madre de Ye Nan propuso que solo ella y su esposo fueran al pueblo, Ye Nan se opuso y dijo: "No es para tanto, no me siento mal. Vamos juntos." Ye Nan pensaba que su madre no quería que él fuera no solo por el calor, sino también porque quizás estaba preocupada por su estado de ánimo, temiendo que él aún no estuviera listo para salir y encontrarse con la gente.

Ye Nan no tenía miedo de encontrarse con las personas. Él no había hecho nada malo y no se sentía avergonzado ni incapaz de verse con nadie. Como ya había vuelto a casa, pensaba que debía seguir haciendo las tareas que correspondían en la casa, ya que en el pueblo la gente no se quedaba sin hacer nada solo por estar enferma.

Ye Nan pensaba que al decir esto, su padre aceptaría que él fuera, pero resultó que sus padres pensaban igual.

"Nannan, el sol está muy fuerte hoy, mejor quédate en casa. Dime qué quieres comer y te lo traeré", dijo el padre de Ye Nan, tratando de convencerlo como si fuera un niño. Ye Nan estaba algo divertido y exasperado. Parecía que sus padres realmente no querían que él saliera, así que lo aceptó.

Decidió que si no iba, podría quedarse en casa y hacer algunas tareas menores, y así sus padres no tendrían que seguir ocupados cuando regresaran.

Después de un buen desayuno, los padres de Ye Nan salieron. Una vez que se fueron, Ye Nan cerró la puerta del patio y salió a cortar hierba para los cerdos.

Antes de casarse, Ye Nan también ayudaba en las tareas de la casa. Aunque no hacía los trabajos más pesados en los campos, ayudaba con tareas como cortar hierba para los cerdos, cortar pasto para el gallinero y deshierbar.

Al salir, se encontró con un joven del pueblo, Yang Yue, que iba apresurado hacia la casa de su tío. Ye Nan sonrió y le dijo: "¡Yue'er, vas a buscar a mi primo!" Aunque había una diferencia de edad entre ellos, antes de casarse, solían llevarse bien. Yang Yue solía visitar a Ye Nan y siempre le llevaba algo de comida.

La familia Yang era una de las más ricas del pueblo, y Yang Yue era su único hijo. En su casa nunca les faltaba comida y Yang Yue siempre comía delicias que los demás solo probaban en festividades.

Yang Yue sonrió a Ye Nan y, sin decir mucho, siguió corriendo. Ye Nan observó la dirección de la casa de su tío con una sonrisa, pensando que sería bueno si Yang Yue se casara con su prima. Esperaba que su tío no se opusiera demasiado.

Todo el pueblo sabía que el tonto de la familia Yang estaba enamorado de Ye Yun, pero el tío de Ye Nan esperaba mucho de su hijo y no quería que se casara con el hijo de un terrateniente, especialmente con alguien que era tonto.

La familia Ye, como muchas en el pueblo, solía criar cerdos para el Año Nuevo. Con un cerdo en casa, había que salir a cortar hierba diariamente. Ye Nan, que había estado haciendo este trabajo desde pequeño, ya tenía experiencia. En los márgenes de los campos y a lo largo de las acequias, crecía mucha hierba, y en media hora podía llenar una cesta.

Con la cesta llena de hierba, Ye Nan, acostumbrado desde niño, se dirigió a buscar frutas silvestres. Las frutas crecían en el suelo, algunas en la superficie y otras bajo la tierra. Las plantas de las frutas silvestres eran enredaderas que se extendían por el suelo y daban frutos dulces.

Cuando llegó a un bosque que solía visitar, pasó por la casa de Lu. La última vez que estuvo allí, Lu Ye le había dado algunas frutas silvestres. Mientras pasaba por la casa, echó un vistazo y vio a la madre de Lu llorando en el patio, maldiciendo a Lu Ye de una manera bastante desagradable.