El segundo matrimonio

Capítulo 79: Dándote un hijo...

Al llegar el mes de invierno, el clima se volvió notablemente más frío. Ye Nan ya no estaba ocioso por las mañanas; iba a la montaña a recoger leña o cortar trozos de madera para usar en la estufa durante el invierno.

Por la mañana, Ye Nan iba a la montaña a cortar leña y pasaba el día en casa haciendo ropa. Aunque nunca antes había hecho ropa por sí mismo, solía ver a su madre haciéndola. Ahora, con la orientación de su madre, hizo su primera prenda, que recibió una evaluación positiva de su madre y estaba muy satisfecho con ella. Luego, se volvió más rápido en el proceso y pronto terminó la segunda.

Las dos primeras prendas que hizo Ye Nan eran para su padre, mientras que su madre hizo los pantalones de lana y los zapatos. Una vez que los terminó, Lu Ye ayudó a llevarlos a la ciudad. Lu Ye había ido a la ciudad nuevamente y, al regresar, estaba claramente emocionado y alegre. Ye Nan pensó que probablemente había avances en los asuntos que Lu Ye tenía entre manos.

"Madre, ¿no deberíamos cavar los hoyos para los camotes? A fin de mes tendremos que enterrar las semillas de camote, ¿verdad?" Al lado de la casa de Ye Nan había dos grandes hoyos, que se usaban específicamente para enterrar camotes, todos de tamaño uniforme, para sembrar en febrero del próximo año.

Aunque la familia de Ye Nan también cultivaba tierras, su padre no estaba en casa todo el tiempo y salía de vez en cuando a trabajar, por lo que no tenían muchas tierras cultivadas ni muchas tareas relacionadas con la agricultura. Después de la cosecha de trigo, las tareas principales en la casa eran cortar leña y desenterrar camotes. Cuando empezaban a desenterrar camotes, Ye Nan también tenía una nueva tarea, que era seleccionar una cantidad de camotes cada día para alimentar a los cerdos.

Cuando su hijo mencionó el asunto de los camotes, su madre pensaba en otra cosa. Antes, el padre de Ye Nan había hecho cálculos y había llegado a la conclusión de que criar cerdos no era rentable y que era mejor comprar uno a fin de año.

"Nan Nan, tu padre dijo antes que el próximo año no vamos a criar cerdos. ¿Qué piensas al respecto?" Si no criaran cerdos, habría menos trabajo. Criar cerdos requería atención diaria y durante más de la mitad del año, había que salir todos los días a cortar pasto para los cerdos, y una parte de la cosecha de maíz también se usaba para alimentarlos, sin contar los miles de kilos de camotes que se comían. De esta manera, los cerdos consumirían gran parte de su propio valor, por lo que parecía que no valía la pena criarlos.

"Pero si no criamos cerdos, estaríamos ociosos, y no sabemos en qué ocuparíamos todo ese tiempo." Antes de que su hijo pudiera responder, su madre expresó su preocupación anterior: si no criaban cerdos, tendrían mucho más tiempo libre, aunque criar un cerdo no generaría mucho beneficio, al menos ahorrarían algo.

Ye Nan nunca había considerado este problema antes, ya que desde que tiene memoria, su familia siempre ha criado cerdos. Sin embargo, sabía que la mayoría de las familias del pueblo no criaban cerdos, y cuando lo hacían, no era para su propio consumo, sino para venderlos. En casa, solo compraban carne ocasionalmente en el mercado para satisfacer antojos.

Dejando la ropa que tenía en las manos, Ye Nan le indicó a su madre que se acercara. Acababa de cometer un error en las costuras y no sabía cómo corregirlo, así que le pidió a su madre que le ayudara a corregirlo y aprovechó para relajarse y hablar con ella.

Cuando su madre tomó la aguja y el hilo de las manos de Ye Nan, él se estiró y se masajeó los hombros. Cuando se sintió cómodo, expresó su opinión.

"Creo que no criar cerdos está bien. Tú has estado ocupada todos estos años, y ahora no nos falta dinero. Además, el próximo año voy a empezar mi propio negocio. Cuando salga a hacer compras, necesitarás estar al frente de la tienda. Tener cerdos en casa no sería conveniente." Ye Nan recordaba que, desde que era pequeño, nunca había hecho trabajos pesados; ni siquiera se le permitía recoger leña al principio, hasta que él mismo insistió en hacerlo. Su padre eventualmente dejó de preocuparse por él.