Al día siguiente, Val se encontraba sola en el campus de la escuela, sentada en las gradas del campo de deportes. Era un lugar apartado, lo suficientemente lejos del bullicio de los demás estudiantes, donde podía disfrutar de un poco de paz. Llevaba su chaqueta de cuero negra, algo desgastada pero aún en buen estado, sobre una camiseta gris oscuro con un diseño abstracto. Sus jeans, ajustados y negros, estaban adornados con algunas cadenas plateadas que tintineaban levemente cuando se movía. Sus botas negras, de suela gruesa, le daban un aire de dureza que coincidía con su estado de ánimo. El viento jugaba con su cabello, levantando el mechón rojo que destacaba contra el resto de su melena oscura.
Desde su lugar en las gradas, Val observaba a los chicos jugando en el campo, sus risas y gritos se mezclaban con el sonido del balón golpeando el suelo. No es que le interesara el juego en sí, pero había algo en la monotonía de sus movimientos, en la forma en que repetían una y otra vez las mismas acciones, que le daba un extraño consuelo. Era una distracción, una manera de perderse en algo que no requería pensar demasiado.
Mientras estaba allí, inmersa en sus pensamientos, escuchó un sonido familiar que la hizo tensarse ligeramente. Era la voz de Riley, clara y alegre, llamándola desde detrás.
-¡Val! -La voz de Riley era una chispa en medio de la quietud-¡Ahí estás! ¿Por qué estás sola?
Val no necesitó girarse para saber que Riley se estaba acercando. Pudo sentir su energía incluso antes de que la chica estuviera lo suficientemente cerca como para verla. Respiró hondo y exhaló lentamente, preparándose para lo que vendría. Cuando finalmente levantó la mirada, vio a Riley de pie a unos pocos pasos de distancia, con una expresión de curiosidad y algo de preocupación.
Riley llevaba un conjunto que, para Val, era un contraste directo con su propia vestimenta. Una blusa colorida, de un tono coral vibrante, adornada con pequeños bordados florales. Su falda, de un verde suave, se movía ligeramente con la brisa, revelando unos botines marrones que complementaban perfectamente su estilo. Val no pudo evitar notar cómo los colores parecían resaltar contra la luz del sol, casi como si brillaran. Pero lo que realmente captó su atención, y la sorprendió, fue un pequeño destello en la oreja de Riley. Dos piercings adornaban su lóbulo, pequeños pero distintivos.
Por un momento, Val no supo qué decir. Su mente se quedó en blanco mientras sus ojos se fijaban en esos piercings. Era algo que no había esperado, una pequeña señal de rebeldía en la apariencia casi angelical de Riley. Val tenía los mismos piercings en su oreja izquierda, aunque los suyos eran más notorios, más oscuros, como todo en ella. No sabía por qué, pero el hecho de que Riley también los tuviera la descolocó un poco.
-No es nada -respondió finalmente Val, desviando la mirada hacia el campo-Solo necesitaba un poco de espacio.
Riley no pareció convencida. Se acercó más, sentándose junto a Val en las gradas, sin dejarse intimidar por la aparente frialdad en su voz.
-¿Espacio de qué? -preguntó Riley, su tono aún amable pero con un toque de curiosidad genuina-No tienes que estar sola, ¿sabes?
Val sintió una punzada de irritación. No era que le molestara Riley en sí, sino la insistencia de su presencia, la forma en que parecía empeñada en romper el muro que Val había construido a su alrededor. Pero al mismo tiempo, algo en ella la detenía de ser más ruda, de alejarla como solía hacer con otros.
-No soy muy buena compañía -dijo Val, encogiéndose de hombros-Pregunta a cualquiera.
Riley la miró fijamente, y Val pudo sentir su escrutinio. Pero no había juicio en esos ojos azules, solo una especie de curiosidad y, quizás, una pizca de desafío.
-No me lo parece -dijo Riley suavemente-. De hecho, me gustas como eres, Val. Eres... diferente.
Val levantó una ceja, sorprendida por la franqueza de Riley. "Diferente" era una palabra que normalmente no le agradaba escuchar. Para ella, era un sinónimo de "extraña" o "inadaptada". Pero en la boca de Riley, sonaba más como un cumplido.
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Un poco de color en mi vida (Riley x Valentina)
FanfictionValentina "Val" Ortiz, una chica de 17 años atrapada en un mundo de grises, vive su vida con una actitud cínica y desinteresada. Con su estilo oscuro y su visión pesimista, ha aprendido a mantenerse alejada de los demás para evitar decepciones. Pero...