Val se encontraba en la casa de Luna, sentada en el sofá de la sala. Estaba relajada, con una sonrisa en los labios, su mente claramente en otro lugar. O más bien, en otra persona. Luna, por otro lado, estaba sentada frente a ella, intentando mantener la compostura mientras su estómago se retorcía de disgusto. Sabía que Val estaba feliz, y eso la hacía sentir dividida, quería alegrarse por ella, pero al mismo tiempo, no podía ignorar el dolor que se enraizaba en su corazón cada vez que escuchaba el nombre de Riley salir de los labios de Val.
—Luna, ¿te he contado lo de la canción? —Val rompió el silencio con una emoción evidente en su voz, sus ojos brillaban con una luz que Luna no recordaba haber visto antes.
Luna alzó la vista, obligándose a sonreír —No, no me has contado. ¿De qué canción hablas?
Val se inclinó hacia adelante, su entusiasmo palpable —Bueno, estaba pensando en escribirle una canción a Riley. Quiero que sea algo especial, algo que exprese todo lo que siento por ella. Pero... —Val hizo una pausa, con una ligera mueca de inseguridad—No soy muy buena componiendo sola. Y pensé... tú eres increíble con las palabras, Luna. ¿Podrías ayudarme a componerla?
El corazón de Luna se detuvo por un momento. Había temido que esta conversación llegara, pero aún así no estaba preparada para ello. Le dolía pensar que Val, la chica de la que había estado enamorada en silencio, quería su ayuda para expresar su amor por otra persona. Era una ironía cruel, como si el destino estuviera jugando con sus sentimientos.
Luna respiró hondo, buscando fuerza en su interior para no dejar que su voz temblara —Claro, Val. Te ayudaré con lo que necesites —respondió, esforzándose por mantener su tono ligero.
Val sonrió ampliamente, completamente ajena al conflicto interno de Luna—¡Eres la mejor, Luna! Sabía que podía contar contigo.
Luna asintió, sintiendo una punzada en el pecho. Ver a Val tan feliz, tan emocionada por Riley, le partía el alma. Pero al mismo tiempo, no podía negarle nada. Val era su amiga, y aunque sus sentimientos iban más allá de la amistad, Luna no tenía el valor de confesarlos, no ahora que Val estaba tan claramente enamorada de otra persona.
Val empezó a hablar rápidamente, describiendo lo que tenía en mente para la canción, pero Luna apenas podía concentrarse en sus palabras. Su mente estaba ocupada tratando de mantener bajo control las emociones que amenazaban con desbordarse. Cada mención de Riley era como una pequeña herida que se abría, una herida que Val, en su entusiasmo, no se daba cuenta de estar causando.
—Pensaba que la canción podría empezar con algo suave, algo que refleje cómo me sentí cuando la conocí —continuó Val, su mirada soñadora perdida en algún lugar lejano—
Luna asintió, aunque por dentro se sentía como si estuviera a punto de romperse —Podemos empezar con una melodía suave, algo que vaya creciendo a medida que la canción avanza, como si reflejara cómo fueron creciendo tus sentimientos por ella.
Val la miró con admiración —¡Exactamente! Sabía que entenderías lo que quería. Me gusta mucho esa idea, Luna. Quiero que Riley sienta todo lo que significa para mí cuando escuche la canción.
Cada palabra que Val decía era como una daga para Luna, pero ella se mantuvo firme. No podía mostrar debilidad, no podía permitir que Val viera cuánto la estaba afectando todo esto. Después de todo, lo último que quería era arruinar la felicidad de Val.
—¿Qué tipo de letra tienes en mente? —preguntó Luna, forzándose a mantener la conversación enfocada en el tema.
Val se quedó en silencio por un momento, como si estuviera pensando profundamente —No estoy segura. Quizás algo que hable de cómo me siento cuando estoy con ella, de cómo ella hace que todo lo demás desaparezca cuando estamos juntas. Es como si, cuando estoy con Riley, nada más importara. Solo... quiero que sepa cuánto significa para mí.
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Un poco de color en mi vida (Riley x Valentina)
FanfictionValentina "Val" Ortiz, una chica de 17 años atrapada en un mundo de grises, vive su vida con una actitud cínica y desinteresada. Con su estilo oscuro y su visión pesimista, ha aprendido a mantenerse alejada de los demás para evitar decepciones. Pero...