Capítulo 7: Nervios y confesiones

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Val miró el reloj en la pared y suspiró. Sabía que tenía que irse, pero la idea de dejar a Riley en ese momento le pesaba en el corazón. Se movió con cuidado, alejándose ligeramente de Riley, quien la miraba con un brillo de tristeza en sus ojos.

—Tengo que irme, Riley —dijo Val, tratando de sonar firme, aunque una parte de ella deseaba quedarse.

Riley bajó la mirada, su expresión se oscureció ligeramente, y Val sintió un nudo en su estómago. Antes de que pudiera decir algo más, Riley se inclinó hacia ella y, en un impulso, la besó. El beso fue suave, pero lleno de emoción, y Val no lo rechazó. De hecho, lo correspondió, cerrando los ojos y dejándose llevar por el momento. Ese contacto fugaz, tan lleno de significado, hizo que su corazón latiera más rápido.

Cuando se separaron, Riley la miró con una mezcla de timidez y esperanza, como si temiera haber cruzado un límite. Val le sonrió, tratando de calmar la incertidumbre en los ojos de Riley, y le dio un último beso en la frente antes de levantarse.

—Nos vemos mañana, Riley —murmuró Val, intentando mantener la calma en su voz. Riley asintió, su expresión más tranquila, pero todavía algo reacia a dejarla ir.

Val salió de la casa, su mente nublada por lo que acababa de pasar. Caminó hacia su casa, cada paso acompañado por una mezcla de emociones que no podía desentrañar del todo. El peso de los besos que habían compartido la acompañaba, haciéndola sentir tanto alegría como confusión.

Al llegar a casa, Val se dejó caer en su cama, mirando al techo, mientras sus pensamientos la asaltaban de nuevo. No solo había besado a Riley, esa chica multicolor que había traído un rayo de luz a su vida oscura, sino que la había besado varias veces... y le había gustado. No podía negarlo, pero tampoco podía entender del todo lo que significaba.

Se levantó de la cama y empezó a caminar de un lado a otro en su habitación, tratando de calmar el torbellino de emociones dentro de ella. Cada vez que cerraba los ojos, veía la sonrisa de Riley, sentía la suavidad de sus labios, y su corazón se aceleraba. No podía dejar de pensar en cómo había llegado hasta este punto.

Val se detuvo frente al espejo, mirándose a sí misma, preguntándose en qué momento todo había cambiado. ¿Cuándo había dejado de ver a Riley como una simple amiga y había comenzado a verla como algo más? La respuesta no era clara, pero lo que sí sabía era que no podía ignorar lo que sentía. Por mucho que intentara encontrar razones para no seguir adelante, el hecho era que Riley se había convertido en una parte fundamental de su vida.

Finalmente, Val se dejó caer en la cama de nuevo, cerrando los ojos y respirando hondo. No sabía lo que pasaría a continuación, pero había una certeza que no podía ignorar, no quería que este nuevo color en su vida desapareciera. No sabía cómo manejar lo que sentía, pero estaba dispuesta a descubrirlo, paso a paso, junto a Riley.

...

Val apenas había logrado dormir. Su mente había estado ocupada con pensamientos de Riley durante toda la noche, y el nerviosismo de enfrentarla en la escuela solo había hecho que diera vueltas en la cama, incapaz de encontrar descanso. Cuando finalmente el despertador sonó, Val se levantó con pesadez, sintiendo el cansancio en cada fibra de su cuerpo. Aun así, se vistió con su habitual estilo oscuro, su forma de protegerse del mundo exterior, aunque esta vez, el motivo de su inquietud no era un enemigo, sino una chica que había cambiado todo en su vida.

Al llegar a la escuela, el nudo en su estómago se apretó más. Caminó por los pasillos con la cabeza baja, su mente tratando de encontrar alguna idea sobre cómo actuaría cuando viera a Riley. ¿Qué eran ahora? ¿Amigas cariñosas? ¿Algo más? Val no tenía idea, y eso la asustaba más de lo que estaba dispuesta a admitir.

Un poco de color en mi vida (Riley x Valentina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora