El día había comenzado como cualquier otro en la escuela para Val. El cielo estaba cubierto por nubes grises que parecían reflejar su estado de ánimo habitual. Había pasado la mañana tratando de mantenerse al margen, evitando a los compañeros que la miraban con curiosidad o burla, especialmente aquellos que no comprendían su estilo o su manera de ser. Se sentía cómoda en su aislamiento, en su pequeño mundo de tonos oscuros, donde nadie más podía entrar.
Hoy, Val llevaba una sudadera gris oscura, de esas que te envuelven en un abrazo suave pero frío. Las mangas largas cubrían casi por completo sus manos, dejando solo la punta de sus dedos visibles. Sus jeans, ajustados y negros, estaban gastados por el uso, con pequeñas rasgaduras en las rodillas que revelaban parches de piel pálida. Como siempre, su cabello negro caía en cascada por su espalda, con el mechón rojo brillando con intensidad. Aunque intentaba ignorar el ruido a su alrededor, sabía que los susurros de otros estudiantes la seguían a donde fuera, especialmente cuando la llamaban "gótica", algo que le resultaba particularmente irritante.
Las clases avanzaban lentamente, y Val se encontraba en una de las últimas horas del día, en una clase de historia que no podía haber sido más aburrida. El profesor, un hombre de mediana edad con una voz monótona, estaba hablando sobre algún conflicto antiguo, pero las palabras apenas llegaban a los oídos de Val. Estaba sentada en su lugar habitual, en la última fila, junto a la ventana, donde podía mirar hacia afuera y perderse en sus pensamientos.
Sin embargo, esa monotonía se vio interrumpida con Riley a su lado. Riley llevaba un conjunto que, como siempre, contrastaba radicalmente con el de Val. Hoy había optado por una blusa amarilla brillante, con pequeños detalles florales que le daban un aire fresco y alegre. Su falda, de un anaranjadao claro, tenía un vuelo que se movía suavemente cada vez que cruzaba las piernas, y sus zapatos, unas sandalias blancas, complementaban perfectamente su estilo colorido. Su cabello rubio estaba recogido en una coleta alta, dejando algunos mechones sueltos que enmarcaban su rostro, y sus ojos azules brillaban con esa energía que parecía nunca desvanecerse.
Riley se inclinó un poco hacia Val, con una sonrisa juguetona en su rostro, y susurró:
-¿Qué tan aburrida estás del uno al diez?
Val, sin apartar la vista del profesor, respondió con un tono seco.
-Cincuenta, al menos.
Riley soltó una risa suave, tratando de no llamar la atención del profesor, y luego le dio un pequeño codazo a Val en las costillas.
-Vamos, tiene que haber algo que te interese en esta clase, ¿no? -insistió Riley, en un susurro, manteniendo esa sonrisa que parecía capaz de iluminar incluso el día más sombrío.
Val giró ligeramente la cabeza para mirarla, arqueando una ceja.
-Lo dudo. La historia de las guerras medievales no es precisamente lo que me quita el sueño -dijo, sarcástica.
Riley apoyó su barbilla en la palma de su mano, mirándola con curiosidad.
-Entonces, ¿qué es lo que te interesa? -preguntó, genuinamente interesada.
Val parpadeó, sorprendida por la pregunta. No estaba muy acostumbrada a que alguien se interesara realmente en lo que pensaba o sentía. Por un momento, se quedó en silencio, tratando de encontrar una respuesta que no sonara demasiado... personal. Finalmente, optó por una respuesta evasiva.
-Supongo que la música. Es lo único que no me aburre del todo.
Riley asintió, como si hubiera esperado esa respuesta.
-¿Y qué tipo de música escuchas? Apuesto a que es algo oscuro y misterioso, como tú -comentó, con un tono ligeramente burlón pero sin malicia.
Val no pudo evitar sonreír ligeramente, un gesto que casi pasó desapercibido.
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Un poco de color en mi vida (Riley x Valentina)
FanfictionValentina "Val" Ortiz, una chica de 17 años atrapada en un mundo de grises, vive su vida con una actitud cínica y desinteresada. Con su estilo oscuro y su visión pesimista, ha aprendido a mantenerse alejada de los demás para evitar decepciones. Pero...