Capitulo 9: Momentos Juntas

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En la cafetería de la escuela, el bullicio de los estudiantes apenas se notaba para Val. Con sus auriculares puestos, se aislaba del mundo, inmersa en la música que siempre la ayudaba a lidiar con la vida diaria. Vestía una camiseta negra de una banda de rock, jeans ajustados y desgastados, y una chaqueta de cuero. Sus botas, también negras, resonaban con cada movimiento que hacía, una especie de escudo que la mantenía alejada de la luz colorida del mundo que parecía rodearla.

A su lado, Riley contrastaba completamente con su ropa alegre, un suéter amarillo pastel, falda de flores, y zapatillas blancas. Su cabello rubio estaba recogido en una coleta alta que se balanceaba con cada movimiento de su cabeza. Mientras comía, Riley observaba a Val de reojo, notando que ella no había tocado nada de comida.

—Val, deberías comer algo —le dijo con dulzura, empujando suavemente su plato hacia ella— Apuesto a que ni desayunaste hoy.

Val apenas la escuchó al principio, sumergida en su música, pero cuando las palabras de Riley la alcanzaron, bajó el volumen de la música y se quitó un auricular.

—No tengo hambre —murmuró Val, sin apartar la mirada de la mesa.

Riley suspiró, sabiendo que Val tenía la costumbre de saltarse comidas. Con una sonrisa decidida, tomó un pedazo de fruta de su propio plato y lo acercó a la boca de Val.

—Vamos, solo un poco —insistió con un tono juguetón, acercando la fruta a sus labios— Por mí.

Val la miró, debatiéndose internamente. No estaba acostumbrada a este tipo de gestos, pero algo en la forma en que Riley la miraba, con esos ojos azules llenos de cariño, la hizo ceder. Con un suspiro, abrió la boca y aceptó el pedazo de fruta, masticándolo lentamente mientras sentía el calor subirle a las mejillas.

—Así me gusta —dijo Riley con una risa suave, triunfante por haber logrado que Val comiera.

Sin embargo, no se detuvo allí. Con otra porción en la mano, intentó darle de comer de nuevo, y aunque Val la miró con un gesto de resignación, finalmente aceptó. Cada bocado que Riley le ofrecía, Val lo aceptaba con un pequeño gesto de timidez, su semblante normalmente frío suavizándose un poco más con cada muestra de afecto de Riley.

Val intentó volver a su música, pero era difícil concentrarse cuando Riley seguía insistiendo en alimentarla. Al final, terminó quitándose ambos auriculares y guardándolos en su bolsillo, rindiéndose ante la atención que Riley le daba. Aunque Val no estaba acostumbrada a este tipo de cariño, había algo en la manera en que Riley lo hacía.

Finalmente, cuando la comida se acabó, Riley sonrió satisfecha, viendo a Val que había comido más de lo que ella misma hubiera esperado.

—Ves, no fue tan malo, ¿verdad? —dijo Riley, dándole un suave apretón en la mano.

Val negó con la cabeza, pero una pequeña sonrisa se asomó en sus labios. Estar con Riley, aunque a veces la sacaba de su zona de confort, le traía una sensación de calidez que no podía negar.

—Supongo que no —respondió Val, sintiendo una mezcla de alivio y confusión por cómo se sentía cada vez que estaba cerca de Riley.

Riley, al ver esa pequeña sonrisa, se inclinó y depositó un beso suave en los labios de Val. Val se permitió disfrutar del momento.

...

Después de la comida en la cafetería, Val y Riley se dirigieron a la biblioteca de la escuela. El lugar estaba casi vacío, solo algunos estudiantes concentrados en sus tareas. La luz suave de las lámparas creaba un ambiente tranquilo, casi íntimo, perfecto para pasar un rato en compañía de libros y, por supuesto, de Riley.

Un poco de color en mi vida (Riley x Valentina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora