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"Los recuerdos no tienen sentido
tu desapareces de mi
Incluso en este punto no puedo dejarte ir"

Taehyung se acomodó contra la fría pared junto a la puerta del alfa, su cuerpo emanando una confianza casi palpable. Una ligera sonrisa jugaba en sus labios mientras ajustaba la chaqueta de cuero negro que llevaba puesta, pasando las manos por las solapas con movimientos lentos y deliberados. Sabía que su presencia en ese lugar tenía el poder de desestabilizar a cualquiera, pero eso era parte del juego.

El omega tenía paciencia, pero la espera también era parte de su diversión. Con un suspiro ligero, cruzó un pie sobre el otro, moviendo el tobillo en un gesto despreocupado, casi infantil, mientras sus dedos tamborileaban suavemente contra su muslo. En su mente, ya estaba trazando las líneas de la conversación, anticipando las respuestas que sacaría a Jungkook, disfrutando la idea de cómo sus palabras, bien colocadas, lo harían reaccionar.

Finalmente, la puerta se abrió con un suave crujido, y Taehyung levantó la vista. Sus ojos se encontraron con los de Jungkook, quien lo miraba desde el umbral. El alfa estaba allí, tan imponente como siempre, con esa mirada penetrante que solía encender algo en Taehyung, pero esta vez, su expresión siendo diferente, con un ápice de ¿cansancio?

—¿Me vas a dejar entrar o vas a quedarte ahí mirándome toda la noche? —preguntó Taehyung, alzando una ceja, su voz cargada de sarcasmo juguetón.

Jungkook lo observó en silencio durante un largo segundo antes de moverse, dejando el espacio justo para que Taehyung pasara. No hubo un comentario mordaz de regreso, ninguna réplica al tono provocador de Taehyung, y eso lo hizo sentir molesto.

Pero no permitió que esa incomodidad llegara a su rostro. No, él era Kim Taehyung, y si había algo que sabía hacer bien, era esconder cualquier vulnerabilidad detrás de una máscara de altivez.

Taehyung cruzó el umbral y se adentró en el apartamento, sus pasos resonaban ligeramente sobre el suelo de madera. Sin embargo, algo en el ambiente lo incomodaba. Jungkook estaba demasiado callado, demasiado... distante. Taehyung se giró para enfrentarlo, pero Jungkook ya estaba observando algo más.

La mirada de Jungkook se detuvo en el cuello de Taehyung, donde una ligera marca rosada contrastaba con la acanelada piel del omega. Una marca que Jungkook no había hecho. O al menos, no recordaba haberla hecho. 

A pesar de ello, no hubo cambio en su expresión, ni un atisbo de celos o de posesividad en sus ojos. Era como si la marca no tuviera ninguna importancia para él, como si ya no importara lo que hiciera o con quién estuviera Taehyung.

La indiferencia del alfa era una daga fría que se hundía en el pecho del omega. ¿No iba a decir nada? ¿No iba a reaccionar? La ansiedad comenzó a burbujear en su interior, pero la disimuló bajo una capa de orgullo herido.

Con un movimiento decidido, Taehyung cerró la distancia entre ellos. Se acercó a Jungkook, buscando en sus ojos alguna señal, cualquier cosa que indicara que aún había pasión, que aún le importaba. Sin pensarlo demasiado, se alzó sobre las puntas de los pies y lo besó, esperando encontrar el calor familiar de sus labios, la respuesta que siempre lo hacía sentirse completo.

Pero Jungkook permaneció inmóvil. Sus labios no respondieron, y Taehyung sintió cómo la chispa que tanto había anhelado, durante una semana entera, se apagaba antes siquiera de haber prendido. Era como besar a una estatua, fría y distante.

Cuando intentó profundizar el beso, Jungkook lo detuvo, sus manos empujando suavemente sus hombros para separarlo.

—No lo hagas, Taehyung —dijo Jungkook, su voz siendo baja, pero firme, cargada con una frialdad que jamás había usado con él antes.

Taehyung lo miró, desconcertado. —¿Qué significa esto? —preguntó, su voz apenas un susurro, pero el dolor que la cargaba era inconfundible.

Jungkook suspiró, como si las palabras que estaba a punto de decir le pesaran en la lengua. —He decidido que terminemos con esto. —Las palabras salieron sin titubeos, cortando el aire entre ellos como una hoja afilada.

Por un momento, el mundo de Taehyung pareció detenerse. Las palabras resonaron en su cabeza, golpeando su orgullo y su corazón al mismo tiempo. No podía creerlo. ¿Jungkook realmente estaba dispuesto a terminar todo, así, sin más?

Pero la determinación en los ojos de Jungkook le decía que no había marcha atrás. Esta vez, era definitivo.

Somebody / social media au Donde viven las historias. Descúbrelo ahora