Día 5: Antojos

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Asco.

Todo su rostro gritaba asco. Era nauseabundo, asqueroso, denigrante para sus valores. Daiki no podía sentirse tan mareado en la vida después de escuchar esa petición, que a sus oídos sonó como una petición de divorcio.

El aire de Japón, tan contaminado como de costumbre, era lo suficientemente fresco para calmarse las arcas.

Aunque solo bastaba recordar la petición de su pareja para volver a sentir el mundo moverse y arrugar la nariz perturbado.

Era domingo, y como cada domingo de descanso él y Daiki se dedicaban a pasar el día en casa, compartiendo su compañía.

Normalmente el castaño leía libros de cocina o practicaba su dibujo mientras que él se aventaba maratones de NBA a su lado. Después de la noticia del embarazo ambos se tomaban un tiempo para estar en silencio, turnándose para acariciar le hogar temporal del pequeño Fríjol (apodo dado por el moreno) y hablar de cosas cursis.

Justo ahí se encontraban, cuando Ryō hizo aquella petición.

Quiero comer goya con crema de cacahuate.

Aun no se decidía qué parte era la peor, si la extraña mezcla de alimentos o la voz tan dulce y relajada que usó su esposo al pedirlo.

Abrió la puerta de la tienda de conveniencia y avanzó rápidamente hasta el pasillo de las verduras, echando el estúpido goya en la canasta que tomó en la entrada.

A lo mejor la peor parte eran esos ojos chocolate que le suplicaban al moreno cumplirle su capricho, mientras su sonrisa tierna adornaba sus labios.

Tanta tranquilidad para solicitarle a él, Aomine Daiki, comprar el único alimento que detestaba con toda el alma.

Miró con odio la verdura de textura cuestionable y de horroroso color verde antes de moverse hasta el pasillo de abarrotes y echar a la canasta un bote nuevo de la marca favorita de crema de cacahuate de Ryō.

Porque pese a tener una en la casa, el castaño solicitó explícitamente esa marca, asegurando que su sabor era mejor.

¿Lo irónico? Hace un mes, cuando hacían las compras de la quincena, Ryō había declarado su odio por esa marca.

—Estúpido Fríjol.

Gruñó, dirigiéndose a la caja y pagando la cuenta antes de volver a casa.

Por supuesto que intentó desviar su antojo por otro lado. Quería evitar a toda costa ser el responsable de llevar goya a la casa, esa cosa estaba prohibida en la residencia Aomine.

¿Quería un helado de menta? Él iría hasta la única heladería del distrito donde lo vendían.

¿O un lujoso y delicioso pastel de fresas del distrito más caro? Usaría su quincena para conseguirlo.

¡Hasta podía ir a pedirle la receta del batido de vainilla que le preparaba Bakagami a Tetsu! Todo sea por no tener ese melón picoso en su hogar.

Pero los enormes y llorosos ojos de Ryō, mas el puchero en sus labios y las caricias descardas en su abultado vientre de 4 meses le ganaron.

Gruñó una vez más, antes de adentrarse a la casa. El castaño le recibió tan pronto como pudo, dejando un beso en sus labios y tomando de inmediato la bolsa de las compras para llevarla a la cocina.

Dejándole ahí en la entrada como un perro, con el "Estoy en casa" atorado en la garganta y el último beso del día ardiendo en sus labios.

Ni el jugoso y abultado trasero de Ryō le obligaría volver a besarlo dentro de una semana después de que comiera esa porquería.

Siguiendo el ruido en la cocina, Daiki encontró a Ryō felizmente sentado, con las goyas recién lavadas en un tazón y el bote de crema de cacahuate abierto.

Lo peor pasó frente a sus ojos. Ryō sumergió la goya en el bote, llenándolo de la crema beige hasta la mitad y pasó a darle un gran mordisco para después suspirar encantado.

—¡Ah! ~ ¡Tenía tantas ganas de comer esto! —gimió, extasiado. Su rostro, recargado en la mano libre, lucía sonrojado. Ryō volvió a sumergir la goya en el bote y la comió, acabándosela en dos mordiscos. Volviendo a gemir, Ryō tomó otra verdura, y dándose cuenta de la presencia de Daiki se la ofreció —¿Quieres un poco, amor?

—Ni muerto.

Dato: Aomine ODIA el goya, según la biblia.

Me pareció divertido jugar con eso, ya que no encontré algo que a Ryo le disgustara referente a la comida.

Agosto de MPREG [AoSaku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora