🍓 Paperhat mini stories 🍓

~El Pachuco~

En un barrio popular de Hatsville, existía una cantina bastante vieja.

La misma se hacía llamar "La Moneda", ya que era bien sabido que el negocio nunca paraba en aquel añejo lugar donde varias vidas fueron vividas, contadas o acabadas.

La misma estaba al cargo de una antigua bruja conocida como "La huesuda". Sus manos exponian una alarmante transparencia desde los dedos hasta casi el hombro, su rostro a medio estirar y sus ojos muertos solo le hacían justicia a su apodo.

La huesuda operaba aquel lugar desde hace variados años, pero nunca parecía envejecer en nada. Ella misma sostenía todo el lugar, a la vez que lo hacían sus conexiones con las personas más poderosas y perversas de aquella isla.

Uno de ellos era el más temido líder de la pandilla criminal más letal y respetada no solo de aquel lugar, si no que de todo Mexico, el país vecino.

Ellos eran "Los del sombrero".

Su jefe y fundador, el Señor Black Hat no tenía problema con acabar brutalmente con quién mostrará agallas ante el. Era quizá de las criaturas más poderosas que existieron, pero que no tomaba dominio de la Tierra aún por algún motivo.
Se dice que hasta puede ser el mismo Charro Negro, pero solo son viejos rumores.
Este particular personaje era conocido por su estilo de Pachuco de deslumbrantes colores oscuras y de caras telas que lo hacían resaltar a él y su gente de las demás pandillas rivales a quien mínimo, ya había eliminado unos cuantos miembros de ellas.

Una noche con severa humedad en el ambiente, La Moneda recibió la llegada de Don Pachuco y unos cuantos de sus cómplices.

La sonrisa de su líder era tan afilada y brillante por su agresivo color verde, que incluso con la poca luz era llamativa.
Su rostro era extraño a la vista; no tenía nariz ni orejas visibles.
Sus ojos eran ligeramente amarillos y el derecho estaba oculto por un monóculo grande.

.- Buenas noches... ¿La huesuda sigue despierta?~
Con sorna su voz nombró a su vieja amiga, quién en la recepción yacia esperando a su mejor cliente en décadas.

.- Seguiré despierta hasta que algo me mate... Tal vez sea pronto.
Se acercó al galante siguiéndole el juego, este beso su mano como lo era su vieja costumbre.

El Pachuco de negro fue escoltado junto con sus confidentes hacia una zona más apartada que ya tenía su nombre predispuesto.

.- Dime Chest ¿Ya te darás el retiro? Por qué tengo un trato para ti...

.- Oh vamos Hat, ya te dije que no me manejo así. Tus tratos son buenos para mi negocio, para mí ida de este plano no.
Con burla expreso su rechazo a otro trato donde su alma estaría en juego, no era tan desesperada.
O estúpida.

.- Lo supuse. Entonces tráeme lo más nuevo y bueno que tengas, almenos para saborear si el techo no se le cayó al martini.
Acomodándose en su lugar, pidió entre unas cuantas risas. Su particular voz ronca lo hacia sonar amenazante.

.- Oh pero claro que sí su majestad. Déjeme darle algo... Nuevo~
Lo último sonó cautivador para el de sombrero, ya que conociendo a Chest no solo le llevaría de beber.

.

.- ¿Y ese de ahí, quién es?
Miraba detrás de una cortina como es que llegaba un nuevo cliente. Se sorprendió de ver su extraño físico, casi yéndose para atrás por una repentina sensación de miedo e inquietud.

.- Uh, ¿Es enserio ñoño?
Una de sus compañeras al lado suyo estaba sorprendida de que no supiera quién había llegado.
.- Porque ese no es más que el mismo diablo.