-12-

0 0 0
                                    

Ethan

La estuve esperando toda la mañana, hasta incluso llegue tarde a mi primera clase, para que al final me ignorara. Al medio día igual, pero esta vez ni siquiera la vi aparecer. Quería hablar con ella ya que anoche, después de la pequeña discusión, se fue directamente a casa, ni siquiera me dejo convencerle de que viniera conmigo, no quise molestarla mucho más, así que solo le mande un mensaje pidiendo disculpas, pero ni siquiera lo ha leído.

Entonces mi intención era hablar en persona antes de entrar o en algún descanso, pero lo dicho, he sido completamente ignorado. Incluso he tratado de hablar con Elaine, pero estoy seguro que no le caigo muy bien, que sinceramente lo entiendo ya que la última que vez hablemos fue hace años, cuando me dio una bofetada después haber destrozado a su mejor amiga.

Pero en lo que estaba, sigo tratando de ponerme en contacto con Amelia, le he mandado mil mensajes, le he llamado otras mil veces, otros mil mensajes por los dm, hasta le he hecho un bizum de 50 céntimos pidiéndole que por favor me conteste.

Y llevo todo el día igual, hasta estoy empezando a pensar que me ignora por pesado, pero aun así me preocupa, entiendo que este molesta conmigo, por que anoche estuve reflexionando y me di cuenta que ella tenia razón, pero siento que esto ya es exagerado.

Son casi la 1 de la mañana, y no se absolutamente nada de ella, así que sin pensarlo me voy corriendo a su casa, no me importa que luego me cierre la puerta en la cara, solo quiero asegurarme de que este bien. 

No tardo mucho en llegar y le toco el timbre como unas tres veces, por si acaso esta durmiendo para que se entere, y si, estaba en lo cierto, sin duda la acabo de despertar ya que me acaba de abrir la puerta con su precioso pijama de osito, con el pelo como la melena de un león y una de sus mascarillas coreanas, esta preciosa, así que lo único que puedo hacer es abrazarla.

-- ¿Qué cojones estas haciendo aquí a estas horas?

--La verdadera pregunta es el porque llevas todo el día ignorándome.

Me hace un gesto para que pase y nos sentamos en su sofá, y me fijo que tiene el salón hecho un desastre, con  cajas de pañuelos por el suelo, el termómetro tirado por ahí y otras muchas hojas de papel esparcidas.  

--Mi intención no era ignorarte, lo prometo, pero ayer cuando me fui me quede yo un buen rato más por la calle, y como supongo que te diste cuenta llovió un poco, y como no traía paraguas me chope entera, y por obvias razones me he resfriado.  Y como tengo trabajos pendientes me he ido a casa antes, para poder adelantar, pero el dolor de cabeza me ha ganado y de lo insoportable que era me he tenido que irme a dormir.

Sin contestarle me acerco a tomarle la temperatura, y sin duda tiene fiebre, y para la temperatura que tiene ese pijama no es buena idea. Me dirijo hacia su habitación para pillarle uno mas fresco, después de dárselo para que se cambie voy a la cocina para coger un paracetamol, porque estoy seguro que no se ha tomado nada, y cuando tengo todo vuelvo con ella.

--¿Por que aun no te has puesto el pijama?

--Tengo frio

-- Es por que tienes fiebre, así que como no te lo pongas ahora te lo pongo yo.

Y por si no era de esperar, obviamente he tenido que ponérselo yo. Luego se ha tomado la medicación, la he llevado hasta la cama en brazos y me he acostado junto a ella.

--Gracias por venir y cuidarme

--No tienes que darlas, lo hago porque te quiero.

Y a los pocos minutos se queda dormida en mi pecho mientras le acarició la cabeza, y yo tampoco tardo mucho en dormirme. Sin duda los dos necesitamos descansar juntos.

Estaba tan plácidamente durmiendo hasta que noto como todo mi ser es sacudido, abro los ojos poco a poco hasta que veo a Amelia moviéndome como una loca para despertarme

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Estaba tan plácidamente durmiendo hasta que noto como todo mi ser es sacudido, abro los ojos poco a poco hasta que veo a Amelia moviéndome como una loca para despertarme.

-- Quizás te agradecería que me dieras unos buenos días un poco mas suaves.

-- Cállate y vístete, que ya llegamos tarde.

-- Pero si hoy no tenemos que nada hacer

--¿Qué dices? Tenemos que ir a clase, te recuerdo que estamos a Jueves

-- Y yo te recuerdo que anoche tenias 38 y pico de fiebre

--Pero ya me encuentro bien, así que vístete y vamos, o directamente me voy sin ti.

Consigue que me levante, pero no para lo que ella quiere, sino para traerla de vuelta a la cama, cerrar las cortinas, darle un pequeño beso y volver a meterme a la cama.

--Tu salud me importa más, así que cállate y descansa.

Y después de como unas tres horas, mas o menos, ya acepto el despertarnos y que comience el día. Antes de nada me aseguro de que no le haya vuelto a subir la fiebre, al comprobar que ya esta bien me pongo a preparar los desayunos mientras ella se ducha. 

Realmente me sorprende lo testadura que sigue siendo al respecto de su salud, nunca le ha importado, siempre ha puesto por delante sus que haceres. Y estoy cien por cien seguro de que si yo no estuviera aquí, ella ahora mismo seguiría con una temperatura alta y aun así estaría en clase.

Al rato la escucho como sale del baño y se dirige a la cocina, se acerca a darme un pequeño beso y se queda abrazada a mi pecho.

--¿Te he dicho ya cuanto te quiero?

--¿Y yo te he dicho a ti que debes preocuparte más por tu salud? Ah, si, toda mi vida.

-- Que malo eres, yo diciéndote cosas bonitas y tu metiéndote conmigo.

--Es que solo digo puras verdades, pero también te quiero cariño.

Nos sentamos a desayunar y solo me dedico a mirarla, siempre come en silencio ya que según ella así disfruta más la comida, lo positivo es que eso me da una oportunidad de admirarla en silencio. 

Durante el resto del día no hacemos mucho mas, aunque Amelia no ha parado de insistirme en salir he conseguido convencerla de no hacer absolutamente nada, así que hoy simplemente hemos estado tirados en la cama, y se que tanto a ella como a mi nos ha servido, un día de descanso nunca esta mal.





La luna y su destino Donde viven las historias. Descúbrelo ahora