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《𝙰𝚁𝙲 𝙾𝙵 𝙲𝙷𝙸𝙻𝙳𝙷𝙾𝙾𝙳》
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Una semana había pasado desde que su tío Ryu la rescató. Yami se había recuperado; las vendas ya no habitaban su cuerpo, y su piel pálida y suave ahora emanaba un brillo puro. Del incidente quedaron dos cicatrices: una en la ceja izquierda y la otra justo en el puente de la nariz. Aunque seguía teniendo su hermoso y angelical rostro, esas cicatrices la hacían sentirse fea.
Yami se encontraba en la zona principal de la cabaña, sentada junto a la chimenea. Tenía en sus manos un libro viejo que había encontrado, aunque al leerlo se dio cuenta de que no era un libro, sino una libreta que hablaba sobre maldiciones. No entendía mucho, pero las palabras escritas parecían antiguas y llenas de secretos que no lograba descifrar del todo.
De repente, la puerta de la cabaña se abrió, y Ryu entró abrigado hasta la cabeza, cubierto con varias capas de ropa para protegerse del frío del exterior. Llevaba consigo una caja del tamaño de una caja de zapatos, y la nieve en su abrigo comenzó a derretirse en pequeños charcos al entrar al cálido interior de la cabaña. Yami levantó la vista y, con curiosidad, dejó la libreta a un lado y se acercó a su tío.
-Hola, pequeña. Tengo algo para ti. Ven, sentémonos -dijo Ryu con una sonrisa cálida, mientras se dirigía a la mesa en el centro de la cabaña.
Yami lo siguió, intrigada por lo que su tío llevaba consigo. Ryu se sentó y colocó la caja sobre la mesa. Yami se sentó frente a él, mirando la caja con atención. No era antigua ni malgastada, pero estaba cubierta por una ligera capa de polvo, como si hubiera estado guardada durante mucho tiempo sin ser abierta. La madera de la caja era de un color oscuro y tenía algunos detalles tallados en los bordes, que indicaban que había sido hecha con cuidado, pero no era un objeto lujoso.
Ryu la miró con una expresión de preocupación, lo cual hizo que Yami lo mirara de vuelta, algo extrañada. Su tío rara vez mostraba esa cara, y eso solo aumentó su curiosidad y una ligera sensación de inquietud.
Con un suspiro, Ryu abrió la caja, revelando su contenido. Había varias cosas dentro, pero lo que captó la atención de Yami fue una fotografía. Su mirada se dirigió inmediatamente a la imagen, y luego a Ryu, buscando permiso para tomarla. Él asintió con la cabeza, dándole su aprobación.
