Una calabaza y un tiburón

27 0 0
                                    

Ed, Edd y Eddy son propiedad de Danny Antonicci

Nathan Kedd Goldbergo es propiedad de c2ndy2cld

Sólo los tomo prestados para este fanfic

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

¿Que estaba sucediendo? No tenían la mas minima idea, ambos estaban de pie frente a sus respectivos primos sin decir o hacer nada mientras ellos tenían una acalorada discusión. Edd se preguntaba mil y un cosas distintas, ¿como se conocen esos dos?, ¿por que están discutiendo?, ¿era idea suya o había demasiada tension sexual en aquella conversación?. Intentaba prestar atención a los detalles, por lo que entendía el clon exacto de su novio se llamaba exactamente igual, Kevin, sin embargo su apellido no era Greells, sino Grays, el cual no era muy diferente en cuanto a pronunciación, pero por alguna razón su primo lo llamaba...

-Admítelo, calabacita –si, así lo llamaba –me extrañaste mucho –su tono y postura eran la exacta definición de la altanería y el egocentrismo.

-Nadie podría extrañar a una persona tan arrogante como tu –el muchacho parecía muy molesto, su postura era firme pero por dentro moría de miedo al hablarle así.

-Hey, no seas tan irrespetuoso, nerd.

"No seas tan irrespetuoso, nerd", dichas palabras lograron que Edd se estremeciera, haciéndole recordar una situación desagradable que llevaba mucho tiempo intentando olvidar, y que en esos mismos instantes le generaba temor pues esperaba no se repitiera.

Algún tiempo atrás, tan solo unos días antes de aquel partido donde nuestro pelinaranja se enamoro por completo del azabache, y antes del regreso de Ed a la ciudad, un incidente dio lugar en los pasillos del instituto, a pocas semanas de terminar el segundo año de preparatoria.



Flash back


Un solitario Eddward caminaba hacia su casillero con varios libros en las manos, pensando y considerando las acciones y palabras dichas hacia su mejor amigo, Eddy, una semana atrás, se preguntaba si estaba exagerando en su decision, si fue grosero, o si acaso en verdad era poco razonable.

La discusión y recurrente pelea se había ocasionado por el anuncio que el mas alto del grupo regresaría a estudiar junto a ellos, cosa que los alegro a ambos, sin embargo en su insistente necesidad de estafar, Eddy mostró mucho entusiasmo por al fin volver a hacer realizar estafas e inventos en grupo nuevamente. Edd por otra parte tuvo bastante tiempo para pensar en ese tema los mismos años escolares que no estuvo el mas grande, todo ese tiempo pudo sentir lo que era la libertad sin depender de las ordenes ajena, y con una postura firme declino la idea de su amigo, el cual, al sentirse traicionado, desboco en su contra hasta que ambos terminaron gritoneados e insultados.

Ya hacia una semana de aquello, siete días enteros de lo sucedido, y ninguno de los dos había cruzado una sola palabra al otro, para muchos ese tiempo es poco, pero para ellos era una eternidad, jamás habían peleado como aquel día, y Edd, ya habiendo madurado considerablemente, no cedería, no esta vez. Sin embargo eso no le impedía estar deprimido, no sabia cuantas horas tenia sin dormir, no sabia cuantas veces había llorado ya, se odiaba por ser tan sentimental, y nunca sintió tanta soledad como ahora.

-¡Hola lindura! ¿Que tal va tu día? –se había sorprendido por la inesperada llegada de un entusiasmado chico peliaqua, el cual lo tomo de los hombros casi haciendo que los libros en sus manos se cayeran.

-Hola Nathan –saludo con educación, pero en su voz se notaba el cansancio y la frustración, también las ojeras no ocultaban ninguna de esas dos cosas –lo siento, aun no nos reconciliamos.

El mas alto se sintió desilusionado, tenia sus motivos ocultos para estar preocupado por Eddy, pero genuinamente también le preocupaba Edd –entiendo, déjame te ayudo con eso –no espero respuesta y tomo algunos de sus libros en brazos, sin tardar mucho en llegar al casillero de susodicho –nene, no has podido dormir, ¿verdad?

Comenzó a guardar sus cosas, sin siquiera verlo a la cara –¿se nota mucho?

-No quisiera sonar grosero, pero si, mucho... –ya no podia soportar verlos así a los dos, ya que no solo el azabache lucia derrotado, también su amigo –¿no crees que deberían hablar?

Esas palabras parecieron haberle colmado la paciencia, agradecía la preocupación de chico rico pero ya estaba fastidiado de su insistencia por disculparse. Cerró de un portazo su locker, y lo miro con una pizca de enojo –no. –contesto cortante –aprecio tus esfuerzos, Nathan, pero no pienso hablar con él hasta que deje de comportarse como un niño.

-Pero doble D...

-Pero nada, estoy fastidiado por ser yo quien siempre se disculpe, estoy harto de siempre seguir sus ordenes, y sobre todo estoy muy triste y ofendido porque el no sabe aceptar mis deseos –apretaba los puños con fuerza por la impotencia que le causaban sus palabras –estoy muy cansado, Nath... perdóname, por favor déjame solo...

-Esta bien –jamás había escuchado al contrario expresarse de tal manera, no dudaba que el sueño y la tristeza lo estuvieran consumiendo por dentro, pero cumpliría sus deseos –me ire, ¿okey? Solo prométeme que me buscaras si me necesitas...

No podia entender como existía un alma tan generosa y amable, después de haberle hablado así aun ofrecía su apoyo, le parecía dulce de su parte –te lo prometo.

El mayor asintió con una dulce sonrisa, y al divisar a lo lejos a Eddy no dudo en correr hacia él para también platicar del tema, apresurándose pues el enano se perdía entre la multitud de adolecentes.

Edd dio media vuelta para al fin retirarse del lugar, pero para su ya muy mala suerte choco de frente con otra persona que corría por los pasillos –maldito nerd, estas ciego ¿o que? –al ver de quien se trataba no se sorprendió por sus insultos –¡Nathan! ¡Agh! ¿Ves? Por tu culpa lo perdí de vista –paso a un lado suyo, dandole un golpe con su hombro haciendo que chocase contra los casilleros.

-Estupido neanderthal... –dijo en un tono muy bajo, pero no lo suficiente como para no ser escuchado.

-¿Que dijiste, idiota?... –sin pensarlo dos veces regreso sus pasos hacia donde el mas flacucho, tomándolo del cuello de su "estúpido" chaleco como siempre le decía, acorralándolo contra el metal de los lockers –no seas tan irrespetuoso, nerd.

-Suéltame, Kevin, no estoy de humor... –intentaba safarse del fuerte agarre, sin darse cuenta que estaba ganándose una paliza.

-Uy discúlpeme, su majestad, olvide que nenita uno y nenita dos estaban peleados –sus burlas eran dolorosas, incluso mas que el agarre a su cuello –¿ahora que no tienes amigos te crees mas fuerte? Anda, repite lo que me dijiste.

-Dije –poso su mano sobre la ajena y con un fuerte movimiento logro liberarse –que me sueltes, neanderthal –dicho empujón fue suficiente para hacer que el pelinaranja retrocediera y se desequilibrara un poco.

Sin darse cuenta al rededor de ambos se habia formado un circulo de personas que visualizaban incrédulos la situación, era bastante común que Kevin intimidara a Edd, pero era la primera vez que el ultimo se defendía, esto era un milagro, y su sentencia de muerte.

-Maldito doble tonto, ahora si voy a tumbar los dientes que te quedan –el mas alto hervía de la rabia, su rostro estaba enrojecido y algunos juraban que salía humo por sus orejas.

-Quiero ver que lo intentes, simio descerebrado –internamente su voz de la razón le suplicaba que se callara, él no era así de grosero, y menos así de suicida, pero ya no podia parar, su paciencia se había ido de vacaciones –te crees la gran cosa, solo porque eres fuerte, popular y guapo. Ejercita un poco tu cerebro, así nos haces un favor a todos ¡y dejas de ser tan idiota!

"¡Por favor que alguien me calle ya!" Rogaba la voz interna de su cabeza, después de dichas palabras era seguro que estaba frito.

-¡Cabeza de calcetín! ¿¡Que mierda estas haciendo!? –de entre la multitud se escabulleron Eddy y Nathan, quienes al escuchar la conmoción corrieron al lugar.

-¡Tu cállate, Skipper! –le grito ahora a su amigo –¡que tu no eres mejor que el! Ambos me tiene harto, ¡abusadores! Aman lastimarme física y emocionalmente, ¡pues ya no mas!

-Hijo de puta, ya veras –Kevin tomo impulso, cerro su puño y apuntó directamente al rostro de Edd.

-¡Kevin no! –grito Nathan desde la multitud, corriendo para detenerlo.

El sonido del golpe resonó en toda el area, un golpe que fácilmente habría ocasionado una fractura de mandíbula y un lanzamiento de cuerpo completo al menos a dos metros de distancia por la fuerza y velocidad que contenía, pero en un enorme giro de acontecimientos, el puño no se habia estrellado contra su rostro.

Nathan, Eddy, y todos los presentes quedaron en shock, pero nadie estaba mas sorprendido que el mismísimo Kevin, al darse cuenta que con una sola mano Edd detuvo su puño justo frente a sus ojos, sin siquiera haberse inmutado.

-¿Como mier... –su boca estaba ligeramente abierta, su brazo temblaba aun siendo sostenido por el delgado chico, y no estaba entendiendo como es que pudo lograr algo así.

-Jamas me vuelvas a subestimar –su azul mirada penetraba a la esmeralda, su rostro cansado lleno de seriedad y enojo ayudó a su advertencia, y basto con solo abrir su mano para que el contrario retrocediera casi inmediatamente. Tomo su bolso del suelo a donde había caído poco antes de la confrontación, y se dirigió hacia un punto de la multitud donde esta se disperso solo para dejarlo pasar.

Eddy despertó del shock y al verlo irse no dudo en seguirlo, siendo esa misma tarde su reconciliación por el miedo que le genero ver de tal forma a su mejor amigo, y el tema de las estafas nunca se volvió a tomar.

En los días siguientes se viralizaron videos, fotografías y memes de lo sucedido, en la pagina de la escuela rondaba el hashtag "RevEddlacion", un juego de palabras tonto pero que al azabache le causaba mucha vergüenza, ya que al día siguiente recobro sus sentidos y se apeno por su grosero comportamiento, jurándose no volver a hacer o decir las barbaridades ocurridas. Aquel día fue traumático para él, se desconoció por completo, el solo se dio miedo, no quería ser así, temía que volviera a suceder.

Pero sin saberlo ese día Kevin Greells en lugar de enojarse, comenzó a interesarse en él.



Fin flashback


Edd podia verse reflejado en los ojos del pobre y mas pequeño chico pelinaranja, de alguna forma sentía que ambos eran iguales pero distintos al mismo tiempo. Siempre supo que su primo era un bully, el fallecimiento de su querido padre lo amargó a tal grado, no lo defendía ni pensaba que fuera razón suficiente para ser tan agresivo y cascarrabias, pero en cierto modo lo entendía ya que su pareja había sufrido lo mismo.

-¿A quien mierda le dices "nerd", hijo de puta? –Edd salió de sus pensamientos al ver como su novio se interponía e insultaba a su primo, defendiendo al suyo propio –¿por que no te metes con alguien de tu tamaño? –hacia referencia a si mismo, pues ambos tenían la misma estatura, y sus posturas frente a frente eran muy amenazantes.

-¡Ha! Me encantaría ver que intentes tocarme, calabazota –las cosas ya se estaban saliendo de control –Edd dile a tu amigo que se quite de mi rostro o le parto la cara.

-Marion, ya es suficiente –el pequeño azabache se interpuso frente a su primo.

-No me jodas que el también se llama Edd –dijo el pequeño pelinaranja refiriéndose al pequeño azabache.

-¡Ya no puedo mas con esta confusión de nombres! –grito el ultimo mencionado –¡si, ambos nos llamamos Eddward Marion, yo prefiero que me digan Edd, él prefiere que le digan Marion. ¡Tu! –señalo al primo de su novio, sobresaltandolo un poco –¿tienes segundo nombre?

-N-No, pero puedes decirme Grays...

-Lo aprecio, gracias. Y tu –señalo a su novio –te dire Kevin y punto.

-Lo que tu digas, cielo.

-Iremos todos a mi casa para poder platicar tranquilamente como hombres civilizados que somos, Marion serás respetuoso con mis invitados, eres mi primo y te quiero pero no tolerare que amenaces a mi pareja, ¿entendido? –miro directamente a los ojos ajenos, Marion conocía esa mirada, una que él no pudo heredar, afortunadamente para muchos.

-Si, Edd –contesto cortante, lanzándole una ultima mirada amenazadora a Kevin, para seguido ser el primero en caminar a la casa.

-Tu novio es impresionante... –dijo Grays a Kevin.

-Y que lo digas –contesto sin dejar de ver a Edd con una sonrisa ladina mordiendo su labio inferior, se acerco a el y susurro en su oído –ahora si que me encendiste, hazlo mas seguido –sin que Grays se diera cuenta, hizo algo que logro que Edd brincara por la sorpresa.

-¡K-Kevin! –su rostro enrojeció de vergüenza por aquel pellizco en sus posaderas, y juguetonamente le dio un golpe en el pecho –pervertido, entra ya –huyo rápidamente siendo seguido por ambos.

Al entrar a la casa lo primero que el mariscal vio fue a un par de chicas sentadas en las escaleras platicando, hasta que su mirada verde como las esmeraldas se cruzó con una tan cafe como las avellanas –Alexia Garx.

-Kevin Greells –respondió ella, poniéndose de pie, sus miradas no se separaban, en un solo instante el aura del lugar se hizo pesada.

-¿Sigues igual de loca?

-¿Sigues igual de idiota?

Diana, Marion, Grays y Edd miraban expectantes, aunque el ultimo mencionado ya no soportaba tantas confrontaciones. Pero para su sorpresa, el chico y la chica comenzaron a carcajear de la nada, confundiéndolo.

-Maldito bastardo no has cambiado nada –la castaña se acerco y lo saludo con un choque de manos que siguió de puños, entre risas.

-Lo mismo digo, Golden Kangal –al finalizar el choque de puños ambos levantaron sus respectivos dedos medios, alegrándose por recordar su viejo saludo.

-¡No puede ser! Hace muchos años que no escuchaba ese apodo –dentro de ella su corazón se lleno de nostalgia, sintiendo calidad y afecto.

-¿Golden Kangal? ¿Que significa?... –preguntó Diana.

-Vamos al segundo piso, la música no me deja escuchar bien –respondió Edd haciendo referencia a la música que habían puesto los adultos y al volumen tan alto en el que estaba, dirigiendo a todos a su habitación. Lo admitía, ya estaba demasiado abrumado por todo, aquel era un excelente día, pero no negaría que sus emociones cambiaban tan drásticamente que lo mareaban y mientras subía las escaleras se tambaleo un poco.

-Hey, ¿que pasa? –Kevin logro sostenerlo rápidamente de la cintura estando de espaldas a él, preocupándose al instante.

-Estoy bien, solo tengo un poco de nauseas –volteo un poco para ver al mayor, y como ambos eran los últimos de la fila ninguno de los otros los veía –en cuanto tome asiento me sentiré mejor.

-¿Estas seguro? –en sus ojos y su voz se reflejaba su miedo, cosa que enterneció a Edd pues era adorable ver al hombre mas sexy y rudo estar preocupado por su salud.

Le sonrió ligeramente y asintió como respuesta –segurísimo.

-Muy bien, pero te sentaras conmigo, ¿vale? –no espero respuesta pues su pregunta no tenia otra mas que un "si". En lo que restaba del camino estuvo cuidando cada paso que daba, hasta que llegaron al lugar –¿Que mierda paso aquí? –pregunto al ver el desastre, pues esta acostumbrado a que esa habitación estuviese en perfectas condiciones.

-Tuvimos una pequeña batalla campal –respondió Alexia –pero ya recogimos la mayoría, tú cuéntales lo del apodo mientras terminamos –entre ella y Diana tomaban las cosas y las ponían en su lugar.

-Por favor, Grays –dijo Edd –toma asiento donde gustes, lamento el desorden.

-No hay problema, muchas gracias –un poco apenado pero enternecido por la amabilidad, tomo asiento en la silla del escritorio, y a un lado suyo se recargo Marion cruzado de brazos.

Sobre la cama se sentó Kevin, quien extendió su mano a su pareja y en cuanto este la tomo fue jalado para quedar sentado sobe las piernas ajenas, causando que Marion bufara por "lo cursi" de aquella acción, y por otra parte causo que Greys se enterneciera pues le alegraba mucho ver a su primo tan cambiado.

-Muy bien, antes de comenzar con las preguntas, ¿que significa ese apodo que le diste a mi prima? –comenzó a hablar Edd.

-Técnicamente no se lo puse yo –relataba –cuando estábamos en el campamento, ella, Nathan y yo fuimos categorizados como los mejores de la liga, esos dos eran tan iguales como dos gotas de agua en cuanto a personalidad y habilidad, brutales en el campo pero amor, flores y energía fuera de el. Así que entre ellos se llamaban Golden Kangals, la combinación de un perro Golden Retriever conocido por ser enérgico y carismático, y un perro Kangal Turco conocido por tener la mordida mas fuerte del mundo, la habilidad de pelear contra osos, y por ser extremadamente protectores.

Greys y Marion quedaron un poco atónitos e incrédulos sobre aquella historia, el mas pequeño conocía personalmente a Nathan, y el mas alto conocía personalmente a Alexia, y no podían imaginarlos siendo "brutales" como Kevin decía.

-Extraño a Nathan, hace muchos años que no lo veo –continuo la chica colocando la ultima almohada sobre la cama sentándose a un lado de Kevin –¿que ha sido de el? He visto videos de sus partidos pero no se nada mas ¿sigue siendo pansexual? ¿Ya lo amarraron?

-Si y si –respondió Edd –¿recuerdas a mi amigo Eddy?

-Como olvidarlo, adoro a ese maniaco.

-Pues son pareja –siguió Kevin.

-Wow, bien por ellos –genuinamente le alegraba escuchar que su casi hermano sea feliz, lamentablemente los años los separaron, pero aun lo recordaba con cariño –me encantaría verlo.

-Mañana mismo podemos planear algo, estoy seguro que podemos jugarle una buena broma.

-Me encanta como piensas, Greells, pero mañana regresamos a casa muy temprano. Ahora si cambiando de tema... ¿¡Que mierda pasa con ustedes cuatro!? –sus gritos inesperados sobresaltaron a los dos chicos de menor estatura –¿Por que carajos se parecen tanto?

-Edd –hablo Kevin –por mas que no quise ser grosero ya no puedo soportarlo, tu similitud con tu primo me perturba... –trataba de mirar a su novio que aun estaba sentado en sus piernas.

-¿Y me lo dices a mi? –respondió –tu ves una versión mía grande y yo veo una version tuya chica, me he controlado para no tener un ataque de pánico.

-Nuestras madres eran gemelas –relató Grays –por eso nuestra similitud, y es tradición familiar ponerle a los primogénitos varones "Kevin".

-Nuestras madres también son gemelas –continuo Marion –por eso nos parecemos también, pero la razón de nuestros nombres fue mas una idiotez...

Diana comenzó a reír –esperen esperen déjenme contarlo yo –se sentó a un lado de Marion sobre el escritorio, muy entusiasmada por hablar. Edd y Marion odiaban esa historia –resulta que cuando mis tias se embarazaron casi al mismo tiempo, no sabían que nombres ponerles a sus bebés –entre palabra y palabra reía por el cómico relato –entonces mi papá –quien no era su padre biológico pero le gusta llamarlo como tal –en una reunion familiar les sugirió llamar a uno Eddward y al otro Marion, pero a las dos les gustaron tanto ambos nombres juntos que se pelearon por ellos...

-Y henos aquí... –termino Edd, completamente avergonzado.

-Esa pelea no se resolvió, y bajo su terquedad nos pusieron el mismo nombre –termino Marion.

Todos menos ese par de primos trataban de contener la risa, inclusive Kevin se tapaba la boca y volteaba hacia otro lado mientras aguantaba las carcajadas –¿por que no me lo habías dicho?

-¡No te rías! –volvió a golpearlo en el pecho –hasta crees que te habría contado algo así, suficiente tube todos esos años que me llamabas "Doble Tonto", no iba a darte otra razón para burlarte.

-Touché

-Espera un segundo –hablo Marion, pues sabia que alguna vez habia escuchado a su primo mencionar ese apodo antes –Edd, ¿me estas diciendo que él es el bravucón del que me platicabas?

-Si, se podria decir... –sonreía avergonzado, pues recordaba como platicarle a su primo en aquellos tiempos de sus abusos, este se enojaba.

-¿Te emparejaste con tu abusador? –comenzó a exaltarse, enderezando su postura –¿el imbecil que te maldecía, golpeaba y torturaba casi a diario? –Kevin se mantenía callado, pues aun le era difícil sobrellevar su pasado, y Edd, que estaba muy cerca de su pecho, podia escuchar como sus latidos aumentaban.

-Marion, por mas difícil que suene, así es como son las cosas, ahora te voy a pedir que guardes silencio –una de las manos de Kevin reposaba sobre la pierna de Edd, el cual noto que apretaba esta en un puño entendiendo que se sentía impotente, así que para tranquilizarlo la tomo y entrelazo sus dedos.

-Lo siento pero suena como una idiotez, ¿como puedes enamorarte de alguien que te genero tantos traumas? Tantos moretones, tantas cicatrices fueron en vano. ¿Y tu? –se dirigió al mayor –muy seguramente sabias que a el le gustaban los hombres, ¿esto es una broma para ti? ¿Un mal chiste? ¿O te sentías tan culpable que te obligaste a ti mismo a enamorarlo para compensar tus agresiones?

-¡Cierra la boca ya! –el azabache mas pequeño se puso de pie encarando a su primo, estaba fastidiado de ser juzgado, criticado por sus decisiones –¡ya no puedo soportar que la gente me diga como debo de sentirme! Si ustedes no lo han vivido entonces ¿por que quieren opinar por mi? Si, Kevin pudo haberme generado mucho daño, pero no significa que yo no se lo haya hecho a él. Ed, Eddy y yo éramos niños incompetentes que hacíamos idioteces para ganar dinero, idioteces que no solo ponían en peligro nuestras vidas sino también los de nuestros amigos, tal vez nos merecíamos esas golpizas.

-¿En serio lo estas defendiendo? ¿¡Culpándote a ti por lo que él hizo!?

-No estoy defendiendo al Kevin de ese tiempo, ¡estoy defendiendo al Kevin que es ahora! –todos los demás no podían ni querían decir una palabra, sabían que si se interponían las cosas terminarían muy mal –lo creas o no ha sufrido mucho en esta vida, y eso no justifica sus acciones pero puedo entenderlas, aun así logró redimirse, lo he visto partirse el lomo por hacer las cosas bien no solo conmigo sino a todo aquel a quien haya lastimado, lo he visto llorar, lo he visto reír, y el peor de mis traumas fue cuando literalmente lo vi morir frente a mis ojos –después de aquellas ultimas palabras el pelinaranja se puso de pie en silencio a su lado, tomando su mano fuertemente, y ahora Edd ya no miraba a Marion, sino a él –hace mucho tiempo vino a mi para disculparse, y dios sabe que dude y tarde semanas en perdonarlo, pero no me arrepiento en lo absoluto.

-Me es difícil de creer –respondió con seriedad.

-Ay por favor –hablo al fin Grays con un tono fastidiado –deja de ser tan estúpido y mírate en un espejo –su comentario sorprendió a todos, incluso a Marion –entonces ¿piensas que yo no debí haberte perdonado a ti? Porque debo haberme vuelto loco ¿o no viví la misma situación que Edd, contigo como mi agresor?

-Así que tu eres el bastardo que molestaba a mi primo... –al fin hablo Kevin –maldito hipócrita, eres igual a mi y te atreves a juzgarme.

-Es diferente... –lo que hacia era comúnmente conocido como "dar patadas de ahogado", pues ya no tenia como defenderse ante la revelación de la calabacita.

-Si, es diferente porque tu y yo no estamos enamorados uno del otro, pero tu viniste a mi a disculparte, no se que mierda te hizo cambiar pero te he visto hacerlo –suspiro cerrando los ojos, para tomar valor por lo que estaba a punto de decir –aun eres muy arrogante y me fastidias con tus estúpidos apodos, pero he aprendido a apreciarte como un amigo, a aceptar tu ayuda cuando otros me molestan –el mismo no lo notaba pero en sus mejillas apareció un rubor –a disfrutar de tu compañía cuando estudiamos juntos para los exámenes... ¡el punto es! Que yo se que tu también has sufrido, y si te sirve para que entiendas el porque de sus acciones, mi primo Kevin perdió a su madre, así como tu perdiste a tu padre.

Eso fue suficiente para derrumbar por dentro a Marion, no había tema mas doloroso para él, y por mas que lo detestara en verdad le sirvió esa información para sentirse completamente identificado, ya no habia como negarlo, las situaciones eran iguales, y si seguía protestando su propia amistad con Greys se vería afectada, una amistad que tardo mucho en construir y no deseaba perder.

-Hm, ese golpe fue bajo, calabacita –dijo con una ligera y diminuta sonrisa, estiro su brazo de manera juguetona bajo suavemente la gorra ajena, haciendo que el otro riera.

-Lo lamento, pero era la única manera para que comprendieras, tiburoncin –acomodo su propio gorro, para seguido darle un pequeño codazo –por favor discúlpate con mi primo y con el tuyo, fuiste muy irrespetuoso.

Edd, Alexia y Diana estaban boquiabiertos por lo que sus ojos veían, Marion estaba sonriendo, genuinamente sonriendo, ese pequeño chico era una deidad, un héroe para ellos, querían alabarlo y hacerle un altar por haber logrado hacer lo imposible, por haber logrado hacer algo que ni si quiera ellos siendo sus familiares habían visto nunca.

-Edd –Marion lo saco de sus pensamientos –lamento mucho haberte cuestionado, te prometí ser respetuoso y no lo hice, no volverá a pasar.

-S-si... –estaba en shock, completo shock, no sabia siquiera que decir, era como estar viendo al primo que alguna vez fue de niño, y eso le encantaba pero era difícil de creer –e-esta bien, te perdono.

-Y tu... –miro ahora a Kevin –no me agradas –suspiro rendido –pero de alguna manera te entiendo, y si mi primo te ama no dudo que te lo hayas ganado. Por ahora... –extendió su mano para ofrecerle un tratado de paz mediante un apretón –...¿tregua?

Kevin no era estúpido, claramente podia verse reflejado en los ojos de Marion, y no le sorprendería si los demás no veían lo que el estaba viendo, pues en su momento a el le costo mucho entenderlo también. Estrecho su mano con la ajena, y con un fuerte jalón lo acerco simulando un abrazo, pero sus intenciones eran diferentes –somos iguales, tiburón –comenzó a susurrar cerca de su oído –a mi no me puedes engañar, se lo que pasa por tu cabeza porque también paso por la mía, te ahorrare seis meses de preguntas internas, la respuesta a la pregunta que mas te haces es: "si, lo estas" –hizo una pequeña pausa –cuídalo bien –tan pronto dijo eso ultimo, se separo.

Marion lo miro por un segundo, entendiendo inmediatamente a que se refería y a que pregunta debía darle esa respuesta, podia ver que ciertamente ambos eran iguales. Bufo en una risita, y asintió con la cabeza una vez para hacerle entender que cumpliría su petición.

-Muy bien –siguió Kevin –ya con las cartas sobre la mesa, ¿podemos tratar de disfrutar lo que queda de esta noche?

-¡Si por favor! –grito Diana, ella imploraba que no tuvieran una pelea en ese lugar, odiaba las confrontaciones –Edd desde hace rato quería preguntarte –se puso de pie y sacó de debajo de la cama una caja de carton negro –¿donde pongo esto?

-¡Diana! –rápidamente le quito la caja de las manos, pero por la velocidad en que lo hizo de esta salió otra caja un poco mas pequeña, envuelta en papel de regalo y un listón rojo, y una enorme nota que claramente decía "para Kevin"

-Eddward, ¿que es esto? –preguntó recogiendo del suelo el regalo –¿me compraste un obsequio?

No podia culpar a su prima por lo sucedido, no tenia manera de saberlo, pero ahora se culpaba a si mismo sintiéndose muy estúpido –quería dártelo hasta mañana... pero si, es para ti.

El futbolista decidió que ya podía volver a tomar asiento en la cama, siendo acompañado por su novio quien de nueva cuenta se sentó en su regazo –¿puedo abrirlo?

-Por supuesto –estaba algo nervioso pues sabia sin preocupación alguna que le encantaría su presente, tenia un poco de miedo por su reacción.

Comenzó a desenvolver el papel sin hacerle ningún rasguño ya que conocía a la perfección a su pareja y era bien sabido que odiaba el desorden. Cuando por fin pudo abrir la caja sus parpados se abrieron de par en par, miro a Edd, luego al obsequio, luego a Edd, luego al obsequio, hasta que por fin miraba solamente a Edd.

-Es broma... –dijo esperando cualquier indicio de burla de parte contraria.

-No es broma, tonto –sonreía de oreja a oreja por la reacción tan adorable.

-¡Ya dinos que es! –suplicaba Greys, asomando su cabeza lo mas que podia.

Kevin tomo en sus manos el objeto, elevándolo para que todos lo vieran –¿un balón rayoneado? –cuestiono Diana.

-¡Es un balón de futbol (americano) autografiado por Roger Staubach! –lo agitaba entre sus manos alabándolo como a una deidad, para el, aquello era como cargar al bebé Jesucristo en sus manos, y no solo eso, dicho autógrafo venia con una leyenda: "Para Kevin, sigue jugando amigo". Lo dejo por un segundo de nueva cuenta dentro de la caja y tomo un poco brusco los hombros de su chico, zarandeándolo ligeramente –¿¡no es broma verdad!? ¡Dime que no es una broma!

Edd reía de alegría –¡te juro que no es broma! –en una milésima de segundo dejo de ser zarandeado para después ser aplastado contra su propia cama, Kevin se había abalanzado encima suyo y comenzó a repartir multiples besos en todo su rostro mientras el pequeño solo reía y reía, estaba disfrutando muchísimo la emoción de su pareja, saboreando sus labios que pasaban por los suyos, sus mejillas, su nariz, su frente, una y otra vez.

Mientras la pareja estaba en su momento, el cual observaba Marion con un poco de incomodidad, Diana preguntó –¿Quien es Roger Starbucks? –causando la risa de la otra chica al mal pronunciar el nombre.

-Roger Staubach fue el mejor quarterback conocido del equipo de los Cowboys –relataba Alexia –es un hombre legendario, logro llevar al equipo al Super Bowl cinco veces, ganó dos, peleo en la guerra contra Vietnam, y fue apodado como "Capitán America".

-¡Eres el mejor novio del mundo! ¿¡Como lo conseguiste!? –dejo de besar su rostro para poder hacerle la pregunta, sin apartarse de encima suyo.

-Mi tia Elsa movió un par de contactos por mi –acaricio su rostro, y dulcemente dijo –feliz Navidad.

-En verdad te amo –con mas tranquilidad unió sus labios a los ajenos en beso, enterneciendo a Diana, Alexia y Greys.

Edd no podría definir ese momento con otra palabra que no fuera "hermoso", aquella navidad pudo haber sido una muy extraña y loca, pero sin duda alguna era la mejor de todas y no la cambiaria por nada en el mundo.

-¿Podrían separarse ya? –hablo Alexia –admito que es demasiado tierno pero me esta dando envidia —su comentario hizo que todos incluyendo la pareja comenzaran a reír, y sin problemas aceptaron su petición y volvieron a sentarse normalmente sobre el colchón.

Edd miraba a todos los invitados reír, y en su pecho comenzó a sentir mucha calidez, un sentimiento hermoso y dulce tal cual beber un delicioso chocolate caliente durante aquellas temperaturas heladas. Aquel día había pasado valioso tiempo con sus amigos y su familia, cocinando, charlando, jugando, y lo mas importante, vivió todo aquello gracias a una sola persona, esa a su lado que tomaba su mano con fuerza pero no lo suficiente como para lastimarlo, pues se notaba que aun estaba muy emocionado por su regalo.

Pasaron un par de horas de divertidas charlas y jugueteos, un par de mini discusiones entre Marion y Greys, y coqueteos de parte de Alexia hacia Diana, el reloj ya marcaba las dos de la madrugada del veinticinco de diciembre, oficialmente ya era navidad, y en la casa de Kevin la fiesta ya terminaba.

-¡Eddward! –escucharon los adolescentes desde el primer piso, se trataba de la madre del mencionado –¡el padre de Kevin esta aquí!

-Oh cielos –miro su reloj digital que se encontraba sobre su escritorio, preocupándose por la hora que era y el tiempo que le había robado a su novio –que pena, debe estar molesto...

-No te preocupes, no podría molestarse porque yo este contigo –se puso de pie y fue copiado por todos los demás –pero ya es tarde, querrá que vayamos a descansar.

-Y no lo culpo –siguió Edd dirigiéndose a la salida de la habitación –es bastante tarde, el tiempo pasó volando.

Todos comenzaron a bajar las escaleras, sin embargo Grays tuvo que regresar pues dejo su celular sobre el escritorio y sus tenis en el suelo pues se los había quitado en algún punto cuando se sentó en la cama del anfitrión, por no ser irrespetuoso. Ya estando los otros cinco abajo la pareja de enamorados se sorprendió mucho viendo como la madre del azabache reía junto al padre del anaranjado, ambos chicos podían notarlo, estaban ebrios.

-Y cuando su bicicleta ya no soportaba su peso y la regalamos, lloro toda una semana –relataba el hombre, carcajeando y causando la misma reacción a la mujer.

Kevin se sintió completamente avergonzado por escuchar lo que contaba, pues aquella era información confidencial que gritaba a los cuatro vientos dejando que todos los presentes escucharan, provocando en ellos risitas que trataban de disimular volteando la mirada –papá, es hora de irnos... –intento llevarse a su padre del brazo, pero cuando miro a Edd, no dudo en correr a abrazarlo.

-¡Eddward! –lo apretujo entre sus brazos, levantándolo del suelo y agitándolo de un lado a otro –¡Feliz Navidad, hijo!

-F-feliz Navi-Navidad –no podia hablar muy bien por lo apretado que se sentía.

-Hombre relájate, lo estas aplastando –lo recrimino su hijo. El adulto se dio cuenta de sus acciones y lo deposito suavemente en el piso.

-Perdón perdón, es que es imposible no querer apachurrar su tierno cuerpecito –miro a la mujer que sonreía feliz en la puerta –debo felicitarla, crió a un hombrecillo maravilloso, me hace muy feliz que el y mi hijo sean... –apretó sus labios antes de mencionar algo que pensaba que era secreto –...tan buenos amigos...

La mujer al oír sus palabras supo que no debía revelar información innecesaria –¡g-gracias! Kevin también es un hombre espléndido, debe estar muy orgulloso. Me alegra tanto que sean tan buenos amigos.

-Tranquilos –hablo Edd aun tomando aire –ambos saben que estamos en una relación, s-solo mi padre no lo sabe...

-Baboso, ¿por que no avisas? –el pelinaranja recibió un buen zape detrás de su cabeza por parte de su progenitor, acto que ahora logro hacer que Marion riera desde las escaleras –sentí que la iba a regar –volvió a mirar a Isabel para por fin despedirse –lamento mucho haberlos molestado, pero ya es tan tarde y mi cuñada busca a su hijo, tenemos que regresar a nuestra casa.

-No debes disculparte, Richard, para mi es un placer que mi querido yerno este en esta que también es su casa, gracias a él esta noche fue posible –tras esas palabras Edd sonrió nuevamente, pues adoraba que su madre lo apoyara de tal hermosa manera –pero entiendo que deban irse, efectivamente es muy tarde.

-Kevin, ¿donde esta tu primo? –pregunto el hombre.

-¡Ya voy, tío! –el susodicho había escuchado aquella pregunta desde arriba, bajando rápidamente las escaleras.

Lamentablemente Kevin Greys era un muchacho demasiado torpe al correr, no calculó correctamente la distancia de los escalones y su pie no logro apoyarse en uno de ellos, haciendo que cayera de frente.

-¡Kevin! –aquella habría sido una brutal caída, de no haber sido por aquel chico que en el instante que lo vio correr supo que algo malo sucedería, pues tenia experiencia viéndolo múltiples veces en el pasado.

Grays pensó que era su perdición, ya se veía a si mismo en un hospital con un brazo roto o lesiones muy dolorosas, había cerrado sus ojos esperando un horrible impacto pero al contrario sintió algo que jamás había sentido antes, una calidez penetrante, un aroma delicioso que envolvía todo su cuerpo, y algo que lo apretujaba con fuerza y lo atraía como el sol. Levanto un poco su cuerpo pues definitivamente había caído pero el golpe había sido ligero, y al abrir sus párpados pudo ver el cielo mismo a pocos centímetros de su rostro, tan azul y brillante, tan hermoso, hasta que desapareció por un segundo para volver a aparecer, entendiendo que no se trataba del cielo sino de un par de bellos iris que lo semejaban.

-Kevin... –la voz del dueño de esos ojos, tranquila y suave lo llamo, obligándolo a poner atención –¿estas bien?

La cercanía entre ambos era tanta que podia sentir su aliento, y por alguna extraña razón no le disgustaba –Marion... –no podia siquiera formular palabra, ¿por que estaba encima del mayor? ¿Por que este lo abrazaba con tanta fuerza? ¿Por que no le molestaba estar tan cerca? Y lo que mas le preocupaba... ¿por que quería eliminar la distancia?

-¡Hey! ¿Están bien los dos? –las demás personas se habían acercado preocupados para ayudarlos a ponerse de pie pues habían presenciado toda la escena.

Cuando mini Kevin bajo las escaleras y tropezó desde lo alto, Marion quien estaba cerca subió a ellas pues pudo prever lo que iba a suceder. El pequeño caía y el mas alto, tomando con fuerza el barandal, logro atraparlo con su otro brazo, protegiéndolo con su propio cuerpo siendo el suyo el que impacto contra el suelo, manteniendo el ajeno encima tomando con fuerza su espalda y su cabeza evitando que se lastimara.

-¿Marion te duele algo, querido? –su tia al igual que los demás los rodearon, comenzando a ayudarlos a separarse.

Ambos se miraron por ultima vez en el suelo, Grays adquirió un rubor al comprender que sucedía, y los dos fueron sujetos de sus brazos por los presentes que los levantaban, forzados a separarse.

-Por dios casi me da un infarto –expresaba Edd, sacudiendo y revisando a su primo.

-Estoy bien, no se preocupen por mi –de igual manera sacudía sus ropas.

-Maldita sea, idiota –regañaba Kevin al suyo –sabes perfectamente que no sabes correr –parecía molesto, y lo estaba, pero sobre todo estaba preocupado pues cuando vio lo que paso casi se salía su corazón por la boca.

-L-Lo siento... –el pequeño anaranjado se sentía muy apenado por sus acciones, pero sobre todo también estaba preocupado, pues entendió que por su estupidez Marion pudo salir herido.

-Agradécele a ese muchacho –lo regañaba ahora su tío –que es perturbadoramente igual a Edd... –no fue hasta ese momento que lo vio bien, siendo demasiado sincero con sus palabras –si no fuese por él ahora estarías descalabrado.

Avergonzado se dirigió hacia el mencionado dispuesto a agradecer y disculparse sin poder elevar la vista para verlo a la cara, pero fue justo la posición de su cabeza la que le permitió notar que pequeñas gotas de sangre caían de la pálida mano ajena –¡Marion! ¡Tu mano! –sin darle tiempo al contrario de reaccionar lo tomo de ella y la elevo para buscar la herida, la caul era una pequeña apertura directa en su palma.

-¿¡Que!?, ¿¡como pasó eso!? –pregunto Diana muy alarmada al ver la sangre.

Alexia subió las escaleras, notando que cuando Marion sujeto el barandal lo hizo con tanta fuerza que rompió una de las luces navideñas que la decoraban, así que no dudaba que el vidrio lo haya cortado, haciéndolo notar a los demás.

-Oh cielos, oh cielos –Grays saco de su chaleco un pañuelo envolviendo la mano en este para evitar el sangrado.

-Tranquilos todos –dijo Isabel, el susto le bajo lo ebria –es solo una pequeña cortada, ire por una venda, Edd trae de mi coche gasas, Alexia busca en mi habitación una pomada de caja amarilla y tapa roja, y Diana ayúdame a buscar antiséptico pues creo que ya no tengo.

-Nosotros tenemos en mi casa, vamos de prisa por el –Richard sugirió.

-Se los agradezco mucho, entonces Diana ayuda a Alexia –dicho esto Kevin y su padre corrieron a su hogar, y los demás a buscar lo que se les pidió –Kevin –le hablo la mujer al pequeño chico de lentes que aun tenia su pañuelo sobre la mano de Marion –vayan a la sala y tomen asiento, no dejes de presionar la herida, ¿vale? Iré a revisar las cosas que dije y que su madre no despierte o se volverá loca... –recibió como respuesta varios movimientos de cabeza del muchacho, corriendo a hacer lo mencionado.

-Es solo un rasguño, no se por que se preocupan tanto –hablo por fin el mas alto quien no pudo siquiera opinar, sentándose en el sillón con el mas pequeño a su lado sin soltarle la mano.

-Lo siento tanto... –su voz era temblorosa, y de sus ojos comenzaron a caer pequeñas lagrimas –esto es culpa mía...

-Oye, no llores calabacita...

-¡Si lloro! –tapo su boca inmediatamente pues tenia entendido que ya habían personas dormidas en la casa y al gritar temía despertarlos –me confundes demasiado, tarado –con su hombro retiraba las lagrimas pues no podia usar sus manos, y su voz salía temblorosa –siempre eres tan arrogante y tan condescendiente y me insultas y me molestas, pero otras veces eres tan amable y dulce y me defiendes y me haces reír y luego... haces algo como esto... –tenia su cabeza gacha y su rostro siendo tapado por su gorra –¿por que haces todo esto? ¿Que quieres de mi?

Marion se sorprendió un poco al escuchar sus palabras, inclusive el mismo se cuestionaba por que hacia lo que hacia, pero recordó lo que la pareja de su primo le menciono horas antes, entendiendo que ya no debía cuestionarse mas pues ya tenia una respuesta.

Dirigió su mano sana al contrario, y con un suave toque lo tomo de la barbilla elevando aquel dulce rostro para que lo viera a los ojos –no quiero nada de ti, Kevin –soltó su rostro y ahora sujeto la mano que presionaba su herida, dandole un beso en el dorso –te quiero A TI. Piensa en ello.

Si antes tenia un rubor, Kevin Greys ahora se había convertido en un tomate, un tierno y boquiabierto tomate, no solo por sus acciones, sino también porque lo llamo por su nombre y no por el odioso apodo. No tuvo tiempo de responder, o mas bien ni si quiera habría podido hacerlo pues se quedo sin habla, y un par de segundos después apareció Edd con las gasas, seguido de él llegaron Kevin y su padre, y al poco tiempo Alex, Diana, Isabel e inclusive su esposo, el padre de Edd, Marcus.

Como se había mencionado la herida no fue grabe, lo importante fue detener el sangrado lo cual se realizo sin problemas y en un corto tiempo, aquellas eran las ventajas de tener a dos doctores en el lugar. El apodado tiburón fue desinfectado y vendado de la mano, y su tío le receto un par de antibióticos y analgésicos que debían comprar al día siguiente, y el hombre subió a descansar.

-De nueva cuenta me disculpo por estos dos chicos –decía Richard en la puerta del hogar a la dueña de este, con los adolescentes en frente suyo –uno podrá ser mas alto que el otro pero comparten la misma neurona.

-Que lastima que deban irse –decía Edd haciendo referencia al chico de lentes –me hubiera encantado salir contigo alguna vez.

-Lo mismo digo –respondió igual triste pues sentía que tenían bastante en común, le deprimía no poder conocer mas al novio de su primo –pero debemos volver a mi ciudad pues mis padres deben regresar al trabajo, nos veremos en unos días para año nuevo.

-Pues... –lo interrumpió su tío –si gustas, sobrino, puedes quedarte con nosotros hasta entonces, ¿que es una semana? Sabes que eres bienvenido.

-Pero, mis padres...

-No te preocupes, yo hablare con ellos. ¿Que dices?

Sus ojitos esmeralda brillaron de felicidad –¡me encantaría! ¡Muchas gracias! –miro emocionado a Edd, sonriendo ambos por la alegría de poder conversar mas en los siguientes días –pero, no tengo ropa...

-¡Yo puedo prestarte! –sugirió Edd –se nota que usamos casi lo mismo y somos de la misma talla.

-¿Harías eso por mi? Muchísimas gracias.

-¡Espléndido! ¿Que tal si vienen mañana a pasar el rato? –miro detrás suyo para pedirle aprobación a su madre, quien asintió con la cabeza, pero a un lado de ella noto a Marion, el cual parecía un poco decepcionado –mamá, ¿puede Marion también quedarse con nosotros?

-Por supuesto, solo si él quiere –miro al chico a su lado –por tu madre no te preocupes, yo hablare con mi hermana.

-Si no les soy una molestia, me encantaría pasar mas tiempo con Edd –respondió aceptando la invitación.

-Jamas serias una molestia, cielo –Isabel poso su mano en el hombro ajeno –tu tío y yo tendremos que regresar al trabajo mañana también, me aliviaría saber que Edd tendrá a alguien aquí en casa.

-Y si no tienes ropa tu tampoco, mi hijo puede prestarte –ofreció Richard, recibiendo un disimulado golpe de su hijo.

-No creo que le quede –decía entre dientes, esperando a que el hombre entendiera las indirectas.

-¿Como no? Si son del mismo tamaño y compleción, no seas egoísta Kevin –Marion quería protestar pues tampoco le encantaba la idea de usar ropa de un imbecil como él, pero debía tragarse su orgullo –entonces esta decidido, nosotros nos retiramos por hoy, despídanse muchachos –se acerco para estrechar la mano de la madre de su yerno, y seguido se excuso del lugar.

-Te veré mañana –dijo Kevin, besando la mejilla de su novio. Lo habría besado en los labios pero no quería ser irrespetuoso frente a su suegra –descansa.

Edd no iba a aceptar solo aquello, sin importarle los presentes se apresuro a abrazarlo con fuerza rodeándolo del cuello, siendo correspondido de inmediato rodeado de la espalda. Aquello era todo, un abrazo, un dulce, cálido y fuerte abrazo por ambas partes que transmitía no lujuria, no deseo, solo amor puro.

-Gracias por este día –susurro el azabache.

-Gracias a ti por cambiar mi vida –respondió el anaranjado.

Después de separarse Kevin dio la vuelta con una sonrisa y se retiro por la puerta, sin embargo Greys se quedo un par de segundos mirando a Marion, el cual se acerco para despedirse –te veré mañana, supongo –dijo el mas chaparro, desviando la mirada.

-Eso creo –respondió.

-Gracias por haberme salvado... –lo miro de reojo, y en un movimiento muy veloz logro colocarse de puntillas y darle un beso en la mejilla, huyendo rápidamente de ahi muy avergonzado –¡cuida tu mano! –grito mientras corría, pero como mencionamos antes, el pobre idiota no sabe correr, por consiguiente cayo de cara a la nieve para después levantarse sin mirar atrás y entrar a la casa de enfrente.

Dejando a todos los testigos con la boca abierta, y a un Marion sin poder parpadear, encantado por aquella acción.

E Isabel dijo las palabras que todos queremos decir –¿hay algún adolescente que no sea de la comunidad LGBTQ?

A este narrador le encantaría decirle que no, señora, al menos en esta historia no muchos.

-Lo siento, tia –respondió Alexia –mi mama me enseño a comer de todo.

La mujer, resignada a tener descendencia, decidió que ya era hora para ella de ir a descansar y le sugirió lo mismo a sus sobrinos e hijo, subió a su habitación y cayo dormida al poco tiempo.

En cuanto escucharon la puerta cerrarse, Alex, Diana y Edd empujaron a Marion hacia la sala, ni si quiera lo habían planeado, los tres tuvieron la misma idea y la ejecutaron.

-¿¡Que putas fue eso!? –grito en susurros Alexia, haciendo referencia al beso que el mas alto había recibido.

-¿¡Le gustas al mini Kevin!? –la siguió Diana con el interrogatorio.

-¿¡El te gusta a ti!? ¿¡Eres bisexual!? –termino Edd.

Marion los miraba sin decir una sola palabra, no le gustaba hablar de sus sentimientos con tantas personas, al único a quien le respondería seria a Edd, no a ese par de locas –¿a ustedes que mierda les importa? –se cruzo de brazos viéndolos con seriedad –no tengo por que darles explicaciones, trio de maniáticos –se puso de pie y los ignoro, subiendo a la habitación de su primo para dormir al fin.

-Desgraciado bastardo, mañana por la tarde hare que escupa la sopa quiera o no –dijo Alexia bastante molesta por la indiferencia ajena, sin darse cuenta de lo que acababa de decir.

-¡Alex! –recibió un golpe por parte de Diana, esperando que Edd no hubiera prestado atención a aquel detalle.

-¿"Mañana por la tarde"? –pregunto el azabache, causando que la castaña se sintiera estúpida por haber cagado las cosas –¿como que "mañana por la tarde"?, ¿no regresaran a su ciudad temprano?

-Bien hecho, tonta –la regaño la chica de lentes.

-Sorry, Dianita, se me escapó.

-Hey, escúpanlo, ¿que esta pasando? –el muchacho se estaba desesperando, y aquel día los secretos lo tenían bastante fastidiado.

-Esta bien, tranquilo –suspiro la castaña, sentándose en el sillón e incitando a ambos a hacer lo mismo –debía ser una sorpresa, pero parece que ya lo arruine así que no me queda de otra. Cuando tu madre hablo con la mía para venir aquí hoy, explico lo triste que se sentía por tenerte tan apartado de nosotros, a fin de cuentas tuvieron que mudarse por mejores oportunidades laborales para tus padres. Hace tiempo yo había considerado mudarme sola a esta ciudad pues aquí hay mejores universidades para cuando me gradúe de la preparatoria, pero estaba indecisa, hasta que recibimos la llamada de mi tia Isabel...

-Hace tiempo que yo pensaba lo mismo –siguió Diana –las preparatorias de nuestra ciudad no son malas, pero las universidades son un asco, aquí hay mejores oportunidades y mis padres pensaron igual, y cuando recibimos la llamada de mi tia Isabel, quedo decidido.

-No estoy entendiendo mucho...

Ambas sonrieron ante lo adorable que podia ser el chico –Edd, nos mudaremos aquí con nuestras familias –revelo Alex.

-Y seremos transferidas a tu preparatoria en Enero –termino Diana.

Tu y yo (KevEdd) (remasterizada)Where stories live. Discover now