Estoy desvaneciendome lentamente
como quien no quiere hacerlo,
como quien se detiene en la esquina
a mirar la vida pasar y no la sigue.
Estoy desvaneciendome
sin ruidos,
sin llantos,
como la tarde que se apaga sin protestar.
Estoy desvaneciéndome,
sin rastro,
solo queda el sonido de una voz
que se rompe,
que se pierde,
que muere en el silencio.
Estoy muriendo, nada más,
y al final,
seré solo silencio,
un murmullo perdido en el viento,
que nadie,
jamás,
escuchará.