Esta noche tiene tu nombre
y yo no sé pronunciarlo.
Te busco en la nada
de esta habitación muda,
entre las sombras
que me hablan
con tu voz
de otra vida,
de otro tiempo
donde existías.
Qué triste esta noche,
qué ajena.
No estás,
no has estado nunca.
Sólo tu rastro en el aire,
la ausencia tan presente
como un golpe,
como un muro
que se levanta
entre la nada y mi cuerpo.
En la fría noche
el sueño no llega
ni el consuelo.
Y esta almohada
no eres,
no estás,
no te devuelve.
Los días pasan
como un viento triste,
como algo que se va
sin irse.
Y aquí he quedado,
sin más,
muriendo un poco
cada vez que amanece
y tú no estás.